Frente a la crisis política que atraviesa Perú, reproducimos el comunicado emitido por los compañeros de Resistencia Sur.
Viernes 23 de marzo de 2018
Foto: Reuters
1. La caída de Pedro Pablo Kuczynski es la consecuencia de una profunda crisis del gobierno y de la disputa entre dos facciones políticas - la liderada por Keyko Fujimori y la liderada por Kuczynski - las cuales responden a los intereses de los grandes empresarios. De la misma manera, este hecho pone en evidencia la crisis en ciernes que atraviesa el régimen político al servicio del saqueo y la explotación capitalista, que fue impuesto en el Perú por el gobierno dictatorial de Alberto Fujimori a partir de 1993. Este régimen se caracteriza por favorecer la acumulación de ganancia de los grandes empresarios en desmedro de los derechos y la capacidad de organización de la clase trabajadora, así mismo, promueve la privatización de las empresas públicas y de los recursos naturales, así como la concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos y se sostiene en un sistema de participación política anti democrático que genera la corrupción y la impunidad, lo cual ha dado vida a una casta de políticos y técnicos que han amasado grandes fortunas a cambio de convertirse en operadores del gran capital.
2. Al gobierno de Kuczynski lo podemos considerar como parte de los gobiernos latinoamericanos de derecha no asentados, el cual llegó al poder ante la crisis de los partidos políticos tradicionales, tanto de derecha, de centro y de la vieja izquierda reformista. Su triunfo contra Keyko Fujimori se dio en segunda vuelta por un margen muy estrecho y estuvo condicionado en gran medida por el sentimiento anti fujimorista que encarna en miles de peruanos, así como por el apoyo que le brindó Verónika Mendoza quien mandó a votar por PPK y por el apoyo que recibió de los EEUU quienes a través de un ex agente de la DEA pusieron en evidencia la vinculación del fujimorismo con el narcotráfico.
3. El pacto con Verónika Mendoza y con la izquierda que controla las grandes centrales sindicales del país (que también mandaron a votar por PPK), le permitió a Kuczynski contar con una relativa “paz social”, la cual se empezó a romper el 2017 a través de las grandes huelgas mineras protagonizadas por los obreros de las minas de Cerro Verde, Southern y San Juan de Chorunga que desembocaron en la huelga nacional minera, así mismo, jugó un papel importante la huelga docente del año pasado que duró más de 50 días, la cual terminó tumbándose un gabinete. Cabe mencionar que estas luchas obreras – tanto la minera como la docente – se hicieron al margen e incluso cuestionando a las burocracias de la izquierda reformista, ya que como lo dijimos, estas burocracias se encontraban conviviendo con el gobierno, aduciendo que no era “táctico” luchar porque eso empoderaba al fujimorismo.
4. El fujimorismo, que quedó segundo en las presidenciales, logró sin embargo una mayoría aplastante en el congreso, desde donde empezó a ejercer presión - desde el primer día – sobre el nuevo gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. No es que entre los fujimoristas y el gobierno existieran diferencias de fondo, ya que ambos compartían el proyecto de acumulación neoliberal, como quedó demostrado cuando juntos aprobaban reformas anti laborales o el presupuesto anual que recortaba impuestos a los ricos y recursos a la educación o la salud. La diferencia era más de forma y estaba relacionada a la necesidad que tenía el fujimorismo de blindarse judicialmente, de pelear por el indulto a Alberto Fujimori y de capitalizar el descontento social que empezaba a surgir ante la percepción de la población de que el gobierno de Kuczynski no solucionaba problemas básicos como el incremento del desempleo, los bajos sueldos o la precarización laboral, los mismos que se agudizaron como consecuencia de la desaceleración económica.
5. Para aprovecharse de este descontento social y para asegurar el control del ejecutivo, el fujimorismo - de la mano del Frente Amplio de Marco Arana - promovieron la primera vacancia presidencial en diciembre del año pasado. Es allí cuando PPK pacta con Kenyi Fujimori y evitan que esa posibilidad se concrete. El precio sería la libertad del ex dictador Alberto Fujimori, quien fue indultado el 24 de diciembre pasado, desatando con ello grandes movilizaciones en todo el país, las cuales pusieron en evidencia la verdadera entraña del ejecutivo con Kuczynski a la cabeza, quien fue visto como traidor a sus promesas de campaña y como un corrupto más vinculado a la empresa Odebrecht. El congreso también fue blanco de duras críticas por ser el reducto desde donde el fujimorismo hacía y deshacía a su antojo, por eso la demanda porque “se vayan todos” empezó a cobrar vigencia y la necesidad de cambiarlo todo empezó a ser coreada en las calles.
6. El nuevo Perú de Verónika Mendoza, cuyos parlamentarios en el primer intento de vacancia se retiraron del congreso cuando esta iba a ser votada, después de las movilizaciones provocadas por el indulto se sumaron a los sectores que buscaron canalizar institucionalmente el descontento social a través de una nueva vacancia presidencial desde el parlamento, para lo cual terminaron suscribiendo la moción de vacancia donde el fujimorismo encabezado por Keyko impuso su criterio y obligó a que se retire de las causales el tema del indulto a Alberto Fujimori. Veronika Mendoza y su gente sienten que ante un eventual adelanto de elecciones ellos podrían capitalizar el descontento social, por eso no reparan en legitimar el régimen e incluso hacen frente común con los fujimoristas encabezados por Keyko, quien fue la gran ganadora con la vacancia de PPK ya que ahora será este sector de la derecha el que le terminara imponiendo la agenda al frágil gobierno de Martin Vizcarra.
7. Un adelanto de elecciones, en estas condiciones, no solucionará el problema de fondo del país, sino más bien servirá para descongestionar la crisis política y para oxigenar las instituciones del Estado ya que las reglas de juego no solo son altamente excluyentes y favorecen a los partidos-empresa, sino que la misma institución electoral ha demostrado ser muy proclive al fraude, como quedó evidenciado en las últimas elecciones presidenciales donde terminaron favoreciendo a Keyko Fujimori. Para salvar esa contradicción ante sus seguidores, Veronika Mendoza a adornado su consigna por adelanto de elecciones con la demanda de que estas se den “con nuevas reglas de juego”, lo que no dice Mendoza es que esas “nuevas reglas de juego”, de darse, las tendría que aprobar el congreso de mayoría fujimorista y neoliberal. Y para que no se diga que ya se olvidó del “proceso constituyente”, la señora Mendoza no ha tenido mejor idea que afirmar que solo un gobierno suyo asegura una nueva constitución.
8. Una Asamblea Constituyente que nos permita empezar a cambiarlo todo, no tiene nada que ver con la propuesta de nueva constitución en el marco del actual régimen político y como consecuencia del adelanto de elecciones, como nos pretende hacer creer Verónika Mendoza. Eso solo implicaría una mera reforma constitucional a la cual se puede barnizar con la sugerente denominación de “proceso constituyente”, pero de contenido no deja de ser una reforma al legado jurídico del fujimorismo expresado en la actual constitución de 1993. Una Constituyente realmente democrática tendrá que ser Libre y Soberana y deberá nacer de la lucha del pueblo y los trabajadores, confrontando las instituciones del viejo régimen. Para ello es fundamental impulsar desde ahora organismos de auto organización de los trabajadores y el pueblo que tengan como objetivo imponer con la movilización y la lucha esa Asamblea Constituyente.
9. Queda claro entonces que nuestra demanda por una Constituyente Libre y Soberana, es diametralmente opuesta al “proceso constituyente” o a la nueva constitución que plantea Verónika Mendoza del nuevo Perú. Una Asamblea Constituyente Libre y Soberana impuesta por la movilización del pueblo y los trabajadores, nos servirá para poner en discusión, la posibilidad que el presidente de la república y los congresistas sean revocados sino cumplen sus promesas de campaña, así mismo, que los parlamentarios y los ministros ganen como gana un docente nombrado y que los jueces y fiscales sean elegidos por votación universal. Para acabar con la corrupción que promueven los empresarios como los de Odebrecht, esta Constituyente nos permitirá acabar con el secreto bancario y la doble contabilidad, así como crear una banca nacional única para evitar la fuga de dinero y la nacionalización del comercio exterior para evitar todos los negociados que se realizan a través de las importaciones y exportaciones, así mismo, podremos nacionalizar nuestros recursos naturales acabando de esa manera con el saqueo y la depredación. Para combatir el desempleo y el trabajo precario que agobia a miles de jóvenes, mujeres y hombres, aquí plantearemos que la jornada de trabajo se reduzca a 6 horas para que hayan más fuentes de empleo y que el salario este de acuerdo al valor de la canasta básica familiar.
10. Solo la lucha por una Constituyente que contemple estos puntos y otros y el desarrollo dela auto organización obrera, campesina y popular, permitirán terminar con el reaccionario régimen fujimorista y toda la casta política parasitaria que ha contribuido a sostener el saqueo imperialista.