Manifestaron que la conducción de Sutiaga no convocó a asamblea ni propuso ningún plan de lucha para evitar el cierre y los despidos en la histórica fábrica. Criticaron la falta de respeto de la empresa
Martes 30 de mayo de 2017
El sorpresivo cierre de la planta embotelladora y de distribución para toda la región asombró no solo a sus trabajadores, sino a toda la ciudad. Instalada a principios de la década de los setenta, la fábrica durante las décadas del ochenta y noventa solía ser vista por muchos jóvenes como un objetivo de trabajo seguro y bien remunerado. Cincuenta operarios quedaron en la calle ante la pasividad de la conducción del Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas y Afines (Sutiaga).
La comunicación a los trabajadores se realizó a media mañana del lunes. Durante las horas de la siesta se reunieron en la mutual del sindicato, y sin mediar asamblea, fueron pasando uno por uno los obreros a arreglar la indemnización. Aunque cueste creerlo, tanto los delegados como la comisión directiva a cargo de Juan Levicoy, manifestaron ser tomados por sorpresa. Los abogados del sindicato y de la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas y Afines (Fataga) se limitaron a administrar las indemnizaciones.
La planta es propiedad de Cervecería y Maltería Quilmes, quien emitió un comunicado que “a raíz de la caída sostenida en el volumen de ventas de gaseosas desde hace varios años, se ha visto en la obligación de cerrar su operación industrial en la localidad de Trelew. La medida no afectará la actividad comercial de la compañía en la región, que se mantendrá a través de los distribuidores y puntos de venta de la zona”.
La patronal cierra el comunicado señalando que “como hace 127 años, Cervecería y Maltería Quilmes reafirma su compromiso por continuar invirtiendo en Argentina, con más de 5.700 empleados directos, 10 establecimientos industriales, 9 oficinas de venta directa, 9 centros de distribución y una red de 181 distribuidores independientes que trabajan con 300.000 puntos de venta en todo el territorio”.
Hablan los trabajadores despedidos
La Izquierda Diario entrevistó a tres de los obreros despedidos. Cristian (33 años), se desempeñaba como operario múltiple y hacía 12 años que trabajaba en la empresa. César (33 años) tenía la misma antigüedad y era operario especializado. Guillermo (34 años) hacía siete años que era empleado. Comenzó como operador de en la planta de tratamiento de efluentes, y luego pasó al sector de producción a control de calidad. Vale aclarar que la gran mayoría de sus compañeros tenían una antigüedad superior a los 25 años.
¿Cómo se enteraron del cierre de la empresa? ¿Se la veían venir?
Guillermo: Ninguno se lo esperaba. Fuimos a trabajar como un día cualquiera. Estaban los horarios programados de la semana. Nos juntamos en la sala de reuniones. Teníamos una capacitación de seguridad. Empezó, estábamos viendo un video y en pleno debate el jefe de planta se acerca a la reunión y solicita que salgan sus pares: sus jefes de producción, coordinadores y el delegado. Y justo uno de nuestros compañeros observó que había gente de Buenos Aires. Los reconoció porque eran de Recursos Humanos que ya había venido antes. Al poco tiempo vuelve el delegado diciendo que no se podía hacer nada más, que la planta iba a cerrar. Ahí nos quedamos todos helados. Salimos a la marquesina de logística, en donde el directivo que había venido de Buenos Aires nos comunicó lo mismo, explicando que el motivo era por baja venta, entonces había muy baja producción y por consiguiente no se podía mantener el negocio. También se sumó que la incorporación de otras marcas de bebidas hizo que eso ayudara a que no se vendiera tanto la bebida que nosotros hacíamos. Y bueno, ese fue el motivo principal por el cual se había cerrado.
¿Cuántos trabajadores se encontraban en la planta en ese momento de la comunicación?
César: Cuarenta y pico personas de cincuenta. La mayoría superan los 28 años laburando en la empresa.
¿Cuál fue la primera reacción que tuvieron cuando fueron avisados del cierre? ¿Qué rol jugó el sindicato, planteó alguna salida a la situación?
César: No. En el momento nos dijeron que no había más nada para hacer. O sea, que ya estaba hablado y venían con esa idea desde Buenos Aires. Y a nosotros nos cayó como un agua de agua fría, porque en realidad nunca pensamos que iba a pasar con una empresa tan prestigiosa, que se manejara de esta forma. Así que por mi parte estoy totalmente desilusionado.
¿Se la veían venir o nada hacía pensar, más allá de la crisis, que una cosa así podía pasar?
Cristian: Nosotros hemos estado en años anteriores capaz que un poco peor en la situación, con menos volumen que este año, y sin embargo seguíamos igual. Nosotros sabemos que en el invierno baja mucho la producción y que teníamos que ir a la empresa a capacitarnos y cosas así. No a envasar. Pero nunca nos esperamos esto.
¿Cómo afectó en los trabajadores con más antigüedad?
Cristian: He visto compañeros mayores llorar de impotencia, de bronca, de no saber qué hacer con su futuro, porque son gente grande. Y eso de que supuestamente los iban a reincorporar en otro lado es una mentira porque nunca pasó, a nadie le ofrecieron un puesto de laburo en ningún lado. Simplemente los echaron y ahí nada más que eso.
¿Cuál fue el planteo de los delegados hacia el resto de los trabajadores a la hora de comunicar el cierre?
Guillermo: Salieron cuando solicitó el jefe de planta una reunión con ellos, y cuando volvieron simplemente uno expresó que ya estaba todo cerrado, no se podía hacer nada. No nos sugirió opciones de nada. A la mayoría nos agarró frío, nunca estuvimos en una situación así, no sabíamos qué hacer. Lo único que queríamos era salir de ese lugar, no haber escuchado esas palabras, y simplemente estar con nuestras familias, pensando que esto era un sueño, que había que despertar.
¿Cómo siguió la jornada luego que le comunicaran el cierre de la planta? ¿Hubo asamblea para discutir algún plan de lucha?
César: No. Se juntaron en la mutual todos los trabajadores, y fueron pasando de a uno para que arreglen su respectiva indemnización. Estaban además el secretario General Juan Levicoy, delegados, abogados de Fataga y la gente de Recursos Humanos de Quilmes, que nos parecía raro que estén todos en el mismo lugar.
Cristian: Parte de nosotros estuvimos en la planta. A nosotros nos echaron sin notificación ni nada. Al no saber, nos fuimos. Llamamos a los delegados para que se presenten ahí. Ellos decían que vayamos a la mutual porque los de recursos humanos estaban.
¿De parte de la conducción del sindicato no hubo perspectiva de tomar la planta, pero sí de algunos trabajadores había surgido la inquietud y fueron los propios representantes los que dijeron que no?
Cristian: Nosotros tomamos la iniciativa de ir hasta la planta para tomarla, esperando el apoyo de nuestros delegados, como corresponde creo yo. Y nos quedamos solos porque ninguno apareció, ninguno apoyó la iniciativa que nosotros tomamos. Y no nos dejaron ni nos dieron opción a hacer nada. Simplemente a cerrar y chau.
¿Cómo es el clima en general en el resto de sus compañeros ante la actuación del sindicato?
Guillermo: Está claro para muchos que el sindicato no hizo lo que correspondía. Hay una sensación que se arregló esto de antemano. Es solo la sensación, uno no podría llegar a comprobarlo o a decir si es así. El hecho es que se arregló muy rápidamente. No sabemos si la empresa solicitó ayuda por parte del Gobierno. No se solicitó ayuda por parte del gremio al Gobierno. Y la única posibilidad que nosotros vimos fue pedir ayuda por parte de los medios de comunicación, que lamentablemente se llegó tarde. La verdad que muchos nos aconsejaron tomar la planta o no habernos ido de la planta. Y yo me doy cuenta que con eso hubiésemos ganado un poco de tiempo para hablar al ministerio de Trabajo o conseguir algún contacto del Gobierno como para que por lo menos esté enterado de la situación y se acerquen para ver si se puede solucionar de alguna manera algo. Lo que a mí sí me quedó claro es que Cervecería Quilmes quería cerrar planta Trelew, no quería mantenerla abierta bajo ninguna circunstancia. Es lamentable porque nosotros pensábamos que la compañía valoraba mucho a sus empleados, y de esta manera te das cuenta que al fin y al cabo sos un número y que todas las veces que nosotros escribíamos en distintas encuestas que la empresa valoraba a sus empleados y nosotros nos sentíamos valorados por su empresa, hasta cierto punto nosotros respondíamos que sí, que nos sentíamos queridos porque la empresa nos pagaba en tiempo y forma. Y de repente que te salgan con esta es totalmente contradictorio a lo que vos suponías, y te da una forma de juzgar a la compañía como que realmente no quiere a sus empleados, no se preocupa por sus empleados.
Queda claro que ni la conducción del sindicato ni los delegados los prepararon para una situación como esta. Seguramente están enterados lo que pasó hace poco en Cerámica San Lorenzo, en Guilford en Comodoro Rivadavia o la situación del parque industrial. ¿En ningún momento hubo una discusión en la planta por si pasaba algo similar?
César: No. No hubo ni previo aviso ni nada. Aparecieron de la noche a la mañana ellos. Se juntaron en la sala de reunión con los jefes, bajaron y dieron la noticia. O sea, fue todo en el momento.
¿Hace cuánto que no tienen una asamblea?
Cristian: Hace varios meses. Y si eran asambleas eran por temas de categoría y esas cosas.