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Red Internacional
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Cuba. Tres frases de Fidel que recorren parte de su historia

Repasamos parte de la trayectoria política de Fidel Castro a través de tres de sus frases más conocidas.

Claudia Ferri

Claudia Ferri @clau.ferriok

Domingo 27 de noviembre de 2016

"Condenádme, no importa, la historia me absolverá"

Con esta frase cerraba su alegato el joven abogado Fidel Castro en el histórico juicio que el gobierno dictatorial y pro imperialista de Fulgencio Bastista impulsó luego del frustrado asalto al Cuartel de Moncada el 26 de julio de 1953. Con 26 años, el dirigente de la revolución cubana, estaba dando sus primeros pasos como un promisorio dirigente del Partido Ortodoxo cuyo lema era “Vergüenza contra dinero" aludiendo a la necesidad de construir un gobierno honrado y sin corrupción garantizado por la conciliación entre las clases cubanas. Estaba integrado por sectores de la pequeño burguesía nacionalista y estudiantes universitarios radicalizados por el descontento con el régimen. Entre estos jóvenes se encontraba el propio Fidel.

Los casi 140 combatientes dirigidos por Castro que ocuparon el cuartel militar ubicado en la ciudad de Santiago de Cuba tenían dos objetivos: controlar las instalaciones para tomar las armas y agitar desde allí un levantamiento popular armado contra Batista y cía. En el asalto a Moncada puede verse la tradición nacionalista de José Martí y Antonio Guiteras quienes llamaban a impulsar insurrecciones populares armadas.

El asalto a Moncada fracasó pero marcó un giro en la dinámica política cubana incorporando a la militancia a muchos jóvenes obreros y estudiantes que comenzaron a organizarse para enfrentar al gobierno de Batista hasta su derrocamiento en el 59. La mitad de los combatientes murieron –la mayoría de ellos fusilados por el ejército– y el resto sufrió la prisión y la tortura. Durante el juicio, Fidel Castro asumió su propia defensa el 16 de octubre de 1953 diciendo: “si el traerme ante este tribunal no es más que pura comedia para darle apariencia de legalidad y justicia a lo arbitrario, estoy dispuesto a rasgar con mano firme el velo infame que cubre tanta desvergüenza. Resulta curioso que los mismos que me traen ante vosotros para que se me juzgue y condene no han acatado una sola orden de este tribunal”. El alegato que duró 4 horas denunciaba la brutal imposición del gobierno militar y las terribles condiciones en la que se encontraban los militantes presos de aquel 26 de julio, justificaba la toma del cuartel y enumeraba una serie de reclamos de reformas sociales impulsados por el movimiento del que formaba parte. Entre ellas volver a restablecer la Constitución de 1940. Sobre esta base se va a levantar el programa pequeño burgués y nacionalista inicial del movimiento de masas que toma su nombre reivindicando el asalto a Moncada (Movimiento 26 de Julio).

Pero con el tiempo, y la presión social de un importante sector de trabajadores urbanos y campesinos, el movimiento se radicaliza incorporando por ejemplo un punto fundamental: la reforma agraria.

Fidel y los combatientes de Moncada detenidos

Su famoso discurso tuvo amplia repercusión en Cuba y en el exterior y es conocido como La historia me absolverá por la frase que lo hizo conocido. Fue repartido entre estudiantes y jóvenes y despertó el entusiasmo de muchos jóvenes que comenzaban a organizarse para enfrentar la dictadura. Los jueces lo condenaron a 15 años de prisión pero tras 22 meses recibió la amnistía de Batista en mayo de 1955, meses más tarde organizaba su vuelta desde el exilio primero norteamericano y luego mexicano.

"No nos engañamos creyendo que en adelante todo será fácil; quizás en adelante todo sea más difícil"

Era 8 de enero de 1959 y Fidel entraba triunfalmente a La Habana luego de haber permanecido casi dos años en Sierra Maestra. Hacía varios días que Fulgencio Batista había huido. El giro definitivo a favor de los “barbudos” comenzó unos meses antes cuando el Ejército Rebelde comandado por el Che Guevara y Camilo Cienfuegos había conquistado posiciones luego de la batalla de Santa Clara. Paralelamente los levantamientos y las luchas de campesinos y obreros fueron erosionando el poder del gobierno desde su raíz. Incluso la entrada de Fidel el día 8 y sus declaraciones informando el triunfo de la revolución cubana fueron antecedidas por una feroz huelga general que duró cinco días y terminó de inclinar la balanza. El mismo Che reconoce que las huelgas como acción política eran fundamentales para derrotar a la dictadura, así lo expresó la huelga general que tuvo su centro en Santiago luego del asesinato del dirigente estudiantil del M26 Frank País. Guevara reconoció queeste fenómeno popular sirvió para que nos diésemos cuenta que era necesario incorporar a la lucha por la liberación de Cuba al factor social de los trabajadores e inmediatamente comenzaron las labores clandestinas en los centros obreros para preparar una huelga general que ayudara al Ejército Rebelde a conquistar el poder” .

La derrota del ejército y del aparato represivo, junto con su desmantelamiento, fue uno de los primeros reflejos de la avanzada revolucionaria junto con el mantenimiento de las masas movilizadas, quienes permanecían alertas frente a posibles contragolpes de la burguesía. Tenía razón Fidel cuando decía que lo más difícil vino después del triunfo de la revolución. La alianza policlasista que se expresaba por ejemplo en la asunción como nuevo presidente de Cuba al ex integrante de la Corte Suprema, liberal moderado y católico, Manuel Urrutia –reconocido por el gobierno estadounidense- empieza a entrar en contradicción con la presión popular constante de los trabajadores urbanos y rurales, apoyados por un sector de la intelectualidad, para llevar hasta el final sus demandas, superando los planes reformistas de Fidel y del M26.

Fidel Castro y Camilo Cienfuegos en los inicios de la Revolución de 1959

Esa efervescencia social, sumado a la amenaza cada vez más concreta del imperialismo norteamericano y la burguesía cubana exiliada, produjo diferencias internas y la renuncia de Urrutia. Castro y el movimiento que encabezaba debieron abandonar su programa democrático (el original) en pos del desarrollo de una revolución social más profunda.

“Ese era el camino que tenía que seguir la Revolución: el camino de la lucha antiimperialista y el camino del socialismo, es decir, de la nacionalización de todas las grandes industrias, de los grandes comercios, la nacionalización y la propiedad social de los medios fundamentales de producción”

Como dijimos en el apartado anterior no fue su estrategia original. Castro debió comprender el humor político y las demandas sociales más sentidas por la población cubana que había vivido durante décadas sumida en las peores condiciones de explotación, sobre todo en el campo y la zafra. Se habían terminado los privilegios de la burguesía luego de la eliminación de la propiedad privada. La frase fue afirmada el 1 de diciembre de 1961, el mismo día que se declaró marxista leninista. La lucha antiimperialista y el camino al socialismo efectivamente van de la mano y la única forma de enfrentar la contrarrevolución era llevando hasta el final estas consignas. Por eso mismo en mayo del 59 se promulgó la Ley de Reforma Agraria que eliminó los latinfundios en menos de un año distribuyendo las tierras entre campesinos despojados o destinadas a la producción estatal. En agosto se reducen las tarifas eléctricas un 30 % y a comienzos de 1960 se produce una nueva oleada de expropiaciones de capitales tanto nacionales como extranjeros. Se nacionalizaron más de una decena de empresas azucareras, en junio se expropió la Shell y Texaco (Texas Petroleum Company, con sede en Nueva York) y en agosto a otras compañías norteamericanas de azúcar, petróleo, teléfonos, casinos, hoteles, entre otras. Le siguieron otras 400 empresas nacionalizadas sin pago de indemnización. Se erradicó el hambre y la mortalidad infantil, mejorando sustancialmente el sistema de salud y de educación en la isla a tal punto de terminar con el analfabetismo. Todo esto bajo el constante acecho del gobierno estadounidense, de los gusanos (1) y de las grandes corporaciones que vieron severamente afectados sus intereses. Son enormes las conquistas de la revolución que enumera Fidel en su discurso. Cuba terminó con la opresión del imperialismo a la vez que se lograron grandes conquistas sociales. El desarrollo de las tareas socialistas (expropiación) como necesidad para la resolución de tareas democráticas (reparto de la tierra, fin de la dictadura) es uno de los conceptos centrales de la teoría de la revolución permanente de León Trotsky y es aplicable para la comprensión de la Revolución Cubana. Sin embargo, sobre estas bases se construyó un Estado Obrero deformado, ya que si bien se alcanzó la independencia nacional, se expropió a la burguesía y hubo múltiples conquistas para los trabajadores y la masas campesinas, no surgió la autoorganización de las masas (justamente limitados por el partido-ejército de la guerrilla) y rápidamente se adaptó al modelo ya burocratizado de la URSS convertida en su principal aliada durante la Guerra Fría. El Estado Obrero cubano nació ya deformado de sus propias entrañas.

En mayo de 1963 Castro visita a Nikita Kruschev en Moscú

La formación de una burocracia dirigente por Castro y aliada al Kremlin terminó controlando todos los espacios de poder. Las principales conquistas de la revolución, esas que los trotskistas defendemos indiscutiblemente por ser lo más avanzado del proceso, fueron rápidamente limitadas y comenzaron un período de retroceso mientras se empezaba a instalar la idea que definiría una parte importante de su política exterior: restarle apoyo a las organizaciones que pretendían extender la revolución al resto de latinoamericana y sostener el dogma del socialismo en un solo país.

Ahogando la libertad de acción de las tendencias revolucionarias y la participación política y social de las masas, se instauró una dictadura burocrática con un régimen de partido único. Por eso la frase de Fidel es esencialmente correcta, el problema es que la defensa de una casta burocrática lo llevó a hacer lo contrario, trabar el proceso revolucionario. Podríamos decir que esta última frase le pertenece más al pueblo cubano que fue el verdadero motor revolucionario. El mismo que hoy está llamado a defender estas conquistas frente a la avanzada restauracionista que intenta llevar adelante el Partido Comunista Cubano conducido ahora por Raúl Castro.

Notas.

(1). Cubanos exiliados a Miami que pasaron a ser llamados así luego de participar en la invasión fracasada a Bahía de los Cochinos en abril del 61 con el apoyo logístico de EE.UU.


Claudia Ferri

Historiadora, UBA. Columnista de la sección Historia de La Izquierda diario.

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