Ocurrió en diciembre pasado, cuando un laboratorio en China habría tenido una fuga que contenía bacterias sobre un pueblo cercano. Al momento 3245 personas dieron positivo de Brucelosis.
Viernes 18 de septiembre de 2020 09:59
Las autoridades chinas han informado que más de 3.000 personas en el noroeste del país han dado positivo por una enfermedad bacteriana. Según las autoridades sanitarias de Lanzhou, la capital de la provincia de Gansu, el brote fue causado por una fuga en una empresa biofarmacéutica en 2019.
Hasta ahora, se han realizado pruebas a 22.000 personas y 3.245 han dado positivo, pero no se han registrado muertes por la infección.
Según los informes, la enfermedad fue provocada por la fuga de gas residual de una fábrica de productos farmacéuticos biológicos procedente de una fábrica de productos farmacéuticos biológicos. Según el Global Times, la compañía supuestamente usó desinfectantes vencidos para producir una vacuna contra Brucella.
A raíz de esto, la esterilización no fue completa y aparentemente las bacterias todavía estaban presentes en las emisiones de gas de la empresa, la Unidad Biofarmacéutica para Ganadería de Lanzhou.
El gas contaminado se propagó por el aire hasta el vecino Instituto de Investigaciones Veterinarias, donde infectó a casi 200 personas de Brucelosis en diciembre pasado.
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La brucelosis es una enfermedad transmitida por ganado o productos animales. Generalmente no es contagioso para los humanos, pero puede causar fiebre, dolor en las articulaciones y dolores de cabeza. La Oficina de Salud de Lanzhou dijo el viernes que la bacteria generalmente provenía de ovejas, vacas o cerdos.
El laboratorio se disculpó a principios de este año y le revocaron la licencia para producir vacunas contra la brucelosis., y los pacientes recibirán una compensación económica a partir de octubre, dicen las autoridades de Lanzhou.
Obviamente, este tipo de situaciones es usada para abonar la idea de que virus como el Sars-cov-2, que produce la Covid-19, puede tener un origen similar. Pero esto no es así, en el caso del Sars-cov-2, como han demostrado diversos estudios, no se trata de un virus producido en un laboratorio. Al contrario, como señala el biólogo evolutivo y filogeógrafo Rob Wallace, sus orígenes están relacionados con la destrucción de nichos ecológicos causada por el agronegocio y la producción industrial de alimentos y promovida por capitales chinos, norteamericanos y de otros países, y su posterior transmisión zoonótica por medio de circuitos de transporte de mercancías.
Al mismo tiempo, a manipulación de patógenos es una realidad. Por ejemplo, existen estudios de "gain of function" (en inglés, ganancia de función), que buscan conocer las maneras en que virus como el MERS u otros pueden ser "mejorados", para hacerse más letales, con el fin -supuesto- de encontrar formas de enfrentarlos. Y como señala el propio Rob Wallace en una entrevista con este diario: "Es notable que aquellos experimentos peligrosos que se estaban haciendo en China sobre los estudios de ’ganancia de funciones’ [gain-of-function] en los que ponían SARS de murciélagos en laboratorios, estaban apoyados tanto por el gobierno chino como por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. "
Muy criticados, en 2014 el gobierno de Estados Unidos había prohibido este tipo de estudios, pero levantó la prohibición en 2017.
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