Los millonarios aparatos de propaganda largaron la campaña con grandes problemas. En el oficialismo no todos apoyan al derechista Scioli. Massa no logra un armado nacional y le meten presos a sus hombres como en Santiago del Estero. Macri sólo cuenta con los radicales PRO. Todos preparan ajustes y un nuevo ciclo de endeudamiento.
Ruth Werner @RWlaruta99
Miércoles 7 de enero de 2015
El 2014 ya había terminado sepultando al FA-UNEN tras los escándalos protagonizados por Elisa Carrió que decidió dar el portazo para jugar a favor de Mauricio Macri. En estos días el Frente Para la Victoria fue noticia por las peleas suscitadas en su propio “espacio”, tal es el caso de Daniel Scioli, enfrentado por los llamados kirchneristas “puros” al conocerse la participación del gobernador en un evento de Clarín. Algunos otros funcionarios como Mariano Recalde de La Cámpora (o Sergio Berni) prefirieron poner paños fríos. Lo cierto es que la visita al stand de la Corpo en Mar del Plata es una muestra de autonomía del bonaerense frente a los kirchneristas que al menos pone caliente la interna.
Por su parte, el líder del Frente Renovador Sergio Massa, quien acaba de anunciar un acto el próximo 7 de febrero para lanzar su candidatura presidencial, también se encuentra en un mal momento. Uno de sus fieles acaba de ser detenido. Se trata de Héctor Eduardo “Chabay” Ruis, concejal de Santiago del Estero e integrante del FR, acusado nada menos que de violación. La intoxicación por sushi en mal estado de los artistas que acompañaron al tigrense y al productor Faroni (candidato del FR en La Feliz) es una metáfora poco prometedora para las aspiraciones del ex ucedeísta.
Si nos referimos al macrismo, no les va mucho mejor. La vicejefa de gobierno porteño fue denunciada por el massismo por utilizar su cargo público para beneficiar a sus amigos políticos. María Eugenia Vidal habría regalado ambulancias a los intendentes afines al PRO en la provincia de Buenos Aires. A su jefe, Mauricio Macri, la justicia le acaba de denegar el sobreseimiento por las escuchas ilegales a docentes y activistas de la comunidad judía.
La aparición de Scioli en el “Espacio Clarín” disparó las controversias de una “interna” que no cierra, y más bien se agudiza. El embate contra el gobernador fue encabezado por el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich pero le siguieron Diana Conti, Julio De Vido y, por supuesto, los otros presidenciables del FPV, Florencio Randazzo y Julián Domínguez.
El problema de fondo es que no todos en el partido del gobierno estarían por promover a Scioli a la máxima candidatura para el 2015. El gobernador trató de restarle importancia a la pelea pero la “Corpo” sigue echando leña al fuego. Clarín publicó ayer una foto de José "Pepe" Scioli, hermano del gobernador y jefe de su campaña, a los abrazos con Massa en un desfile en Mar del Plata.
Como expresamos en la edición de ayer, las divisiones en el FPV se dan entre los “polarizadores” y los “consensualistas”. Los primeros no consideran a Scioli el mejor candidato para enfrentar a la derecha y, temerosos de perder votos en el electorado progresista, prefieren a alguien del riñon del kirchnerismo. Los segundos se ilusionan con que el gobernador podría capturar votos en un electorado más afín al centroderecha. Cristina Kirchner no se ha pronunciado aún pero deja correr el enfrentamiento. Se debate entre condicionar a Scioli para imponerle la mayor cantidad de hombres propios posibles en una lista apoyada desde La Rosada (hay analistas que plantean que Axel Kicillof podría ser el vicepresidente) o de postular a algún candidato propio en las PASO.
Para la llamada izquierda kirchnerista, los seguidores del Movimiento Evita o de los intelectuales de Carta Abierta, el panorama no podría ser más decadente. No sólo por Scioli, los que se postulan como sus contrincantes dentro del FPV llevan el nombre de Randazzo, que acaba de extenderle la concesión del Ferrocarril Urquiza al empresario vaciador Roggio y está acusado por los familiares de las víctimas de la tragedia de Once de ser uno de los máximos responsables de un crimen social que se llevó la vida de 52 personas. Tampoco pueden sentirse muy “contenidos” por el presidenciable Julián Domínguez, bien visto por la gran burguesía agraria que desafió al gobierno cuando fue el famoso lock out contra la 125.
En diciembre de 2014 decíamos en La Izquierda Diario que tanto Scioli como Massa o Macri eran todos hijos políticos de Menem. Podríamos agregar ahora que son los candidatos de Clarín. En su afán por horadar base al kirchnerismo desde el multimedio vienen promoviendo, alternativamente a Massa, a Macri y ahora a Scioli.
Para los trabajadores y los sectores populares estos presidenciables no representan ninguna alternativa y todos ellos son parte de lo que hemos denominado “consenso derechista”. Llegado el fin de ciclo del kirchnerismo se preparan para salir del “modelo” cuestionándolo por derecha. El propio gobierno kirchnerista viene abonando con creces ese camino.
En un año que estará marcado por la negociación con los fondos buitres las diferencias sólo son de matices y todos apuntan a aplicar una política de ajuste a descargarse sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo, correlato lógico de sus posiciones acordes a seguir pagando la deuda externa y atraer inversiones extranjeras como las que se hicieron en Vaca Muerta a favor de los pulpos norteamericanos de la Chevron.
Mientras Massa y Macri están por rendirse incondicionalmente a los holdouts, Scioli apoyaría la política oficial: vencida la cláusula Rufo, decíamos ayer en la nota de tapa de ID que Kicillof acaba de lanzar una nueva oferta no muy diferente a las anteriores pero con mayores beneficios para atraer a los buitres. La reciente negociación de Scioli con el gremio docente permite ver hacia dónde apuntan. El modelo de paritaria para todo el movimiento obrero que propone el gobernador ahonda enormemente las diferencias salariales. Mientras los funcionarios seguirán cobrando $70.000 en febrero los maestros podrán acceder a $5.400.
Ninguno de los tres son magos. Todos van a tener que lidiar con una economía que ya no tiene el "viento de cola" internacional, como aprovechó el gobierno kirchnerista desde el 2003, sino por el contrario de una baja de los precios de las materias primas. Los tres apelarán a lo que el establishment llama una "oportunidad histórica": iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento de la Argentina sobre la base de que el porcentaje de deuda externa respecto al PBI es menor que en otros momentos críticos del país. Los tres son pagadores de los buitres acreedores que cobrarán una deuda ilegítima en detrimento de las necesidades del pueblo.
Así como en el mundo se miraba la crisis de la Argentina en el 2001, ahora en medio de la crisis europea, debemos mirar cómo millones se inclinan hacia las alternativas más radicales que tienen a disposición en la izquierda dando su voto a fuerzas como Syriza en Grecia que postulan una reforma del sistema. En la Argentina, el Frente de Izquierda es la única fuerza que presenta un programa verdaderamente anticapitalista, de independencia de clase y socialista, que propone expropiar las riquezas apropiadas por los grandes empresarios, banqueros y terratenientes para ponerlas en manos del control y autogobierno de los trabajadores y el pueblo todo.