Lunes 26 de marzo de 2018 15:06
El Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4) rechazó este lunes, por unanimidad, un recurso presentado por el expresidente Lula contra la sentencia que lo condenó a 12 años y un mes de prisión, por corrupción pasiva y lavado de dinero. Con esta decisión el líder del PT podría ser arrestado. Lula, sin embargo, tiene su libertad garantizada al menos hasta el 4 de abril, cuando el Tribunal Supremo (STF) revisará una hábeas corpus preventivo.
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La sesión del TRF-4 comenzó alrededor de las 13.30 h. y no tuvo transmisión ni de vídeo ni de audio. Sin la posibilidad de ejecutar la autoritaria pena de prisión contra Lula, en un juicio sin ningún fundamento jurídico sólido, el TRF-4 no tuvo más remedio que escenificar sin audiencia.
Repudiamos esta prepotencia de los golpistas aglomerados en el Poder Judicial que incrementa el autoritarismo estatal y que sin duda tiene como objetivo principal perseguir aún más a los trabajadores y al pueblo pobre, que ya sufren las brutalidades del Estado en los cerros, periferias, favelas y barrios obreros.
La rabia popular contra los ajustes de Temer y el autoritarismo judicial ha crecido. Si no se ha desarrollado con manifestaciones de masas por el derecho de votar al candidato que quieran en octubre (incluyendo a Lula, si así lo deciden), por la anulación del ajuste y las reformas de Temer o por un programa anticapitalista para enfrentar la crisis económica, es producto de que el PT usa todos los mecanismos que posee para frenar esa posibilidad.
Es evidente que la dirección del PT teme más la expansión de la lucha de clases contra los golpistas que el avance del autoritarismo judicial sobre sí mismo y la población.
Las direcciones de los sindicatos (como la CUT y la CTB) y de las organizaciones populares ligadas al PT están comprometidas con una tregua que tiene como finalidad canalizar el descontento y la indignación popular hacia un programa electoral de conciliación de clases. No podemos aceptar este como el destino de nuestras batallas contra el gobierno golpista y sus aliados.
Hay que repudiar las acciones del partido judicial, protagonista del golpe institucional y de sus reformas más nefastas (con la reforma laboral). Para enfrentar el avance autoritario del poder judicial, es inútil el "acuerdo de no agresión" que lleva adelante el PT: la única alternativa es apostar al desarrollo de los procesos de lucha en curso, como las huelgas de los profesores municipales de San Pablo o de Minas Gerais, así como como batallar por tomar las calles por Marielle Franco y contra la intervención del Ejército en Río de Janeiro.
Exigimos que las centrales sindicales que rompan esta tregua a Temer. La organización de las batallas defensivas contra los ataques del gobierno y de los empresarios debe llevar al cuestionamiento de todo el régimen político mediante la imposición por la lucha de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, en la que los trabajadores pelearíamos por poner en nuestras manos las principales directrices de la política y de la economía, estatizando recursos y empresas estratégicas bajo control de los trabajadores (como Petrobrás, la megaconstructora Vale, la amenazada Eletrobrás) y que todos los políticos y magistrados sean elegidos y revocables y cobren como una docente. Es decir, una Constituyente que haga pesar la voluntad de la mayoría explotada y oprimida del país en la solución de los problemas tan sentidos y estructurales como la subordinación al imperialismo, la concentración de las tierras, el ataque a las libertades democráticas, el trabajo precario y el desempleo masivo.
Esas medidas facilitarían la experiencia con la democracia degradada de la burguesía y abrirían camino a un gobierno de los trabajadores en ruptura con el capitalismo, para enfrentar verdaderamente a la derecha y los empresarios.
Para eso, es indispensable luchar en la base de los sindicatos por la construcción de corrientes revolucionarias que sean capaces de levantar ese programa anticapitalista como una clara alternativa a las burocracias sindicales que frenan el descontento popular.