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Red Internacional
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Santa Fe. Triple fuga: desopilante reivindicación a la narcopolicía santafesina

Mataron a quince jóvenes en 2015. Tienen probados vínculos con el narcotráfico. Se les escaparon tres veces los prófugos y los perseguían en ojotas. Dijeron que habían agarrado a tres cuando solo había uno. Pero para el Gobierno la Policía “hizo un gran trabajo profesional”

Cecilia Rodríguez

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r

Miércoles 13 de enero de 2016

Durante la última semana, una verdadera comedia de enredos fue emitida en vivo y en directo para todo el país. La “persecución” a los prófugos del Triple Crimen de General Rodríguez se trasladó a la provincia gobernada por el Partido Socialista y la UCR aliada a Mauricio Macri. A la inoperancia y/o complicidad de las fuerzas federales comandadas por el dúo (no) dinámico Bullrich-Ritondo, se sumó la narcopolicía santafesina, que sin dudas puso su oscura impronta a todo el asunto.

Habría que abstenerse de jugar el tres en la quiniela, porque tres veces se les escaparon los tres prófugos a cientos de efectivos, en pueblos escasamente habitados de la llanura pampeana y después de estar profusamente rodeados. Las escenas de la “persecución” incluyeron policías corriendo en ojotas, efectivos arrastrándose cuerpo a tierra en maizales vacíos o disparando locamente contra una chapa tirada en el piso, como si allí pudieran estar escondidos los sicarios. El sumun de la parodia llegó el día sábado, cuando durante 6 horas el gobernador y el ex gobernador de la provincia, así como la presidencia y funcionarios nacionales, informaron que se habían capturado a los tres prófugos cuando solo había caído Martín Lanatta… Gracias a un bache y tres caballos. Aún después de este escándalo, con la captura de los dos fugados restantes, empezó una opereta para reivindicar a la policía santafesina como si toda la inoperancia antes descripta fuera un verdadero trabajo “profesional, con vocación y compromiso” como dijo ayer el gobernador Lifschitz en conferencia de prensa.

Celos y desinteligencias

Las declaraciones que se escuchan por estas horas no resisten la lógica formal. Por un lado, Lifschitz responde a las acusaciones contra su Ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, que fue señalado por varios medios –entre ellos Pagni desde las páginas de La Nación- como el responsable de dar la información falsa el día que solo habían atrapado a Martín Lanatta. Lifschitz responde que estas “desinteligencias” no fueron responsabilidad del gobierno local porque “este proceso fue siempre conducido por las fuerzas de seguridad nacionales y por el Ministerio de Seguridad nacional” y no por las fuerzas locales. Punto seguido el gobernador afirma que los prófugos fueron capturados gracias al protagonismo, previamente negado, de las fuerzas locales: “Fueron las fuerzas de la provincia las que condujeron a la captura”. ¿En qué quedamos, gobernador?

Años de experiencia en llamar “socialista” a la provincia de Monsanto y Cargill, hicieron al gobernador todo un experto en el uso de eufemismos. Ahora, las internas entre las fuerzas policiales son, para el gobernador, una cuestión de “celos”. “A veces hay celos entre algunas agencias que están interviniendo”, dijo sin sonrojarse, como si los muchachos de la Federal, la bonaerense, la gendarmería y la santafesina fueran pequeños hermanitos que se pelean por un juguete. No, señor Gobernador, son fuerzas de represión, formadas desde la dictadura, que desaparecieron a Julio López y mataron a Luciano Arruga y Silvia Suppo, y que gestionan el gran delito del narcotráfico y la trata. Las internas no son “celos” sino la disputa por el control de negocios millonarios. A la hora de reprimir a los trabajadores y el pueblo, los “celos” se acaban y prima el mandato “los hermanos sean unidos”, como lo demostraron la Metropolitana y la Federal, reprimiendo en el Parque Indoamericano o la Bonaerense y la Gendarmería, reprimiendo a los trabajadores en la Panamericana. Tener que aclarar estas cosas en la provincia donde el ex Jefe de Policía está preso por narcotráfico y cada 24hs un policía es pasado a disponibilidad por actividad delictiva y corrupción, es como too much.

Lamentablemente, el eufemismo de Lifschitz para referirse a las internas y corrupción de las fuerzas represivas no es novedad. En Santa Fe, la corporación policial y las bandas de narcotraficantes gozan de impunidad, de protección estatal y judicial. Son, por ejemplo, beneficiarios de acuerdos para juicios abreviados como se firmó durante un tiempo con Los Monos, como se aplica con policías acusados por gatillo fácil o como hasta se aplicó con el acusado de balear la casa del ex Gobernador, Antonio Bonfatti. Fue el propio Bonfatti el que desistió de querellar a la persona acusada de la balacera, y no solo eso sino que fue abandonada toda investigación alternativa. Así, por intentar matar al gobernador, solo se cumplen 3 años y medio de cárcel. El nivel de impunidad, con la complicidad casi suicida del Estado, llega a estos niveles.

Arengando a la narcopolicía

Por su parte, el Ministro de Seguridad Pullaro dirigió una caricaturesca arenga a lo William Wallace. Pero en vez de hacerlo con un ejército de escoceses ávidos de liberarse de la opresión británica, los destinatarios son un grupo de mercenarios a sueldo que durante 2015 mataron a 15 chicos por gatillo fácil.

Visiblemente emocionado, como relataron diversos medios, Pullaro dijo: “me siento halagado y honrado por el esfuerzo que pusieron. Los vi dejando todo para que la provincia de Santa Fe se pueda lucir; hoy comienza una nueva etapa en la Policía de Santa Fe, le devuelven el prestigio que necesitamos tener”.

Punto seguido, siguió la arenga el actual Jefe de Policía, Rafael Grau, puesto en su cargo después de que sus tres sucesores fueran removidos por diferentes condenas o acusaciones de complicidad con el narcotráfico; y después de que él mismo fuera echado de la Unidad Regional I ante una ola de homicidios (6 en 24hs) en la ciudad de Santa Fe. Sin un ápice de vergüenza por estos antecedentes, Grau dijo que fue "muy especial lo de ayer" y que se sintió honrado de conducir a esta policía de Santa Fe, "hoy admirada en todo el país".

No encontramos datos ciertos sobre esta supuesta admiración por la narcopolicía santafesina. Lo que sí es evidente es que hay un burdo y desopilante intento de legitimar a una de las policías más corruptas, asesinas y desprestigiadas del país, para prepararse para atacar a los trabajadores y sectores populares que resistan el ajuste en curso.


Cecilia Rodríguez

Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)

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