Tras el discurso de que el coronavirus se creó en China el gobierno de Donald Trump amenaza con imponer aranceles.
Viernes 1ro de mayo de 2020
En su conferencia del jueves Trump afirmó ante los medios tener pruebas de que la fuente del Sars-Cov-2, es un laboratorio en Wuhan, provincia de China donde se detectaron los primeros casos. El mandatario estadounidense también sostuvo que "China pudo haber parado la pandemia, pero dejó que se propagara por el mundo".
Incluso su retórica avanzó hacia la Organización Mundial de la Salud (OMS), diciendo que debería estar avergonzada después de los elogios hacia China por contener la propagación de la pandemia en su territorio. Tras lo cual se justificó para dejar de suspender los pagos a dicha organización por 60 y 90 días.
Sobre esta retórica el presidente norteamericano mencionó la imposición de aranceles a China como sanción por su irresponsabilidad en la pandemia. A esto se le suma la supuesta reunión entre diversas agencias gubernamentales y de inteligencia norteamericanas en busca de represalias para el gigante asiático.
Esto es muestra del avance en las tensiones comerciales entre ambos países y un salto en la retórica racista y nacionalista del magnate, quien se venía expresando del sars-Cov-2 como el “virus chino”.
Y se da en un escenario signado, por un lado, por las elecciones de noviembre en Estados Unidos, donde Donald Trump carga con las consecuencias de la pandemia tanto de miles de muertes, como de la caída de la economía. Por otro lado, un escenario de pérdida de hegemonía norteamericana frente a la contención de la pandemia y la crisis que atraviesa la economía mundial.
Frente a esto se viene resaltando no sólo medidas proteccionistas, sino un imperialismo norteamericano hasta cierto punto más agresivo. A esto responde las amenazas arancelarias sobre China o las sanciones impuestas a Irán, así como los bloqueos comerciales a países como Cuba y Venezuela.
Las amenazas trumpistas son muestra del avance de las tensiones entre China y Estados Unidos cuyos presidentes por un breve tiempo habían acordado suspender las sanciones comerciales, en particular las impuestas por Trump en 2018. Si bien estos acuerdos no convencieron a nadie de la suspensión de las hostilidades, en el panorama actual y con la pérdida de la hegemonía estadounidense, pueden profundizarse aún más.
Si bien China ocultó la propagación del virus, los gobiernos, sabiéndolo, no hicieron nada por prevenir la actual situación, en beneficio de los grandes capitales. Era evidente que los sistemas de salud colapsarían después de décadas de avance neoliberal, pero la lógica del capital, que es la de la ganancia, ha metido al mundo en una crisis sanitaria, social, política y económica de gran envergadura.
En lo que sí hay acuerdo es en descargar la actual crisis sobre la clase trabajadora y el pueblo pobre, ahora es evidente que la lógica del capital no le importa la vida de millones en todo el mundo, dejando un gran número de contagios y muertes, así como gran ejército de desocupados.
Sin embargo, esta situación ha desatado procesos de lucha de clases, como los que protagonizan trabajadoras y trabajadores de la salud que están en la primera línea en combate a la Covid-19 en Estados Unidos, el corazón del Imperialismo.
Sin embargo, esta situación ha desatado procesos de lucha de clases, como los que protagonizan trabajadoras y trabajadores de la salud que están en la primera línea en combate a la Covid-19 en Estados Unidos, el corazón del Imperialismo.
O los trabajadores de Amazon y Wal Mart que se organizan por mejores condiciones sanitarias, contra los despidos y los recortes salariales.
Esto se viene expresando de forma más o menos similar en todo el mundo, por eso es importante levantar un programa de los trabajadores que cuestione las medidas de los gobiernos y los empresarios, además de avanzar en un cuestionamiento desde el imperialismo capitalista, desde los países centrales y las semicolonias.