El presidente de Estados Unidos se comprometió con el envío de un nuevo contingente de tropas a Afganistán. "No estamos construyendo una nación. Estamos matando a terroristas" aseguró durante el anuncio.
Martes 22 de agosto de 2017 15:26
El presidente Donald Trump se comprometió con el envío de un nuevo contingente de tropas estadounidenses a Afganistán, deshaciendo sus promesas de campaña, la guerra más larga que ha librado su país en "una lucha para ganar".
En su discurso, de este lunes, Trump ofreció pocos detalles pero prometió una intensa campaña militar contra los talibanes que han ganado terreno contra las fuerzas del Gobierno afgano respaldado por Washington. También criticó a Pakistán a quien acusó de albergar a milicianos en su territorio.
"No estamos construyendo una nación. Estamos matando a terroristas", dijo en su discurso desde una base militar en las afueras de Washington.
Desde el Gobierno afgano celebraron el anuncio de Trump, de aumentar el número de tropas estadounidenses en Afganistán, mientras que los talibanes amenazaron con convertir el país en un "cementerio" para Estados Unidos.
La OTAN también recibió con beneplácito la decisión del presidente Donald Trump. En total, la misión de la OTAN en el país asiático cuenta en la actualidad con unos 13.000 soldados en tareas de asesoramiento y capacitación.
El jefe de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, el general John Nicholson, subrayó que, con este anuncio, queda claro que la presencia de las tropas de Estados Unidos estará determinado por la realidad sobre el terreno "y no por programas arbitrarios".
Según el informe del Inspector Especial para Afganistán (SIGAR) de Estados Unidos, la guerra en Afganistán está "estancada", con los insurgentes controlando el 40 % del país.
En su nueva estrategia para Afganistán, Donald Trump afirmó que "Pediremos a nuestros aliados de la OTAN y a nuestros socios globales que respalden nuestra nueva estrategia, con tropas adicionales y aumentos de financiamiento en línea con los nuestros. Confiamos en que lo harán".
Ese comentario continúo la línea de presión sobre los socios de Washington que ya han tenido pedidos reiterados de que incrementen sus contribuciones a la OTAN y su descripción de la alianza con "obsoleta", aunque después de asumir su mandato afirmó que ese ya no era el caso.
En su primer discurso sobre temas de seguridad nacional, Trump rompió con su eslogan de campaña “America First” (América Primero) y sus críticas a continuar la guerra en Afganistán, inclinándose ahora hacia el consejo de permanecer, dado por los generales que ocupan los primeros puestos en su administración.
Este cambio de rumbo, que Trump intenta explicar llamándolo "realismo de principios" enfocado en la lucha contra “los terroristas” sin construir los países que los albergan, parece mostrar la ascendencia que ha ganado el ala militar en la Casa Blanca.
Las últimas crisis domésticas, en especial tras el asesinato de una activista por parte de grupos neonazis y supremacistas blancos en Charlottesville, culminaron con el desplazamiento de Stephen Bannon como estratega jefe de la Casa Blanca. Un corolario de las recurrentes renuncias y dimisiones de los consejeros más cercanos de la presidencia, manchados por el Rusiagate y acusados de filtraciones ilegales por el propio Presidente.
Esto dejo al mando de la otrora ingobernable Casa Blanca tres militares: John Kelly, HR McMaster y James Mattis. Este nuevo rumbo en política exterior, parece estar marcado por la influencia de esta ala.
No está claro, todavía, si estos cambios permitirán recomponer la presidencia de Donald Trump. Pero muestran que la presidencia Trump, y sus bruscos cambios, seguirán siendo un factor disruptivo, tanto para la política doméstica en Estados Unidos, como para el orden mundial.
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