Conferencia Matutina. “Trump no habló de intervención”, asegura Sheinbaum

Arturo Medina, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, se refirió a la política migratoria “humanista” del gobierno. Explicó que existe una coordinación entre el Instituto Nacional de Migración, la Sedena, la Guardia Nacional, Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Marina para atender la migración. Se refirió a los refugios para migrantes, y a las secciones de inclusión laboral que ha instalado la Secretaría del Trabajo como parte de las medidas con las que el gobierno pretende atacar las causas de la migración.

Al igual que lo hizo López Obrador durante su sexenio, la actual presidenta ha insistido en la necesidad de atender las causas de la migración para poder resolverla. Sin embargo, esta retórica está acompañada en los hechos de la militarización de la frontera sur que ha implicado que se mantengan las políticas represivas hacia las y los migrantes. El pasado dos de octubre, tan solo un día después de que Sheinbaum asumiera la presidencia, el ejército asesinó a seis migrantes en Chiapas.

Sobre la caravana migrante que se encuentra en Chiapas de aproximadamente 800 personas, Sheinbaum dijo que sus integrantes serán atendidos en el mismo sur del país, pues desde el sexenio pasado se realizan ahí los trámites para otorgar los permisos a quienes podrán ingresar a Estados Unidos y en el caso de quienes no los obtienen, pueden encontrar trabajo en México o regresar a sus países. La presidenta dijo que gracias a esto las caravanas migrantes ya no llegan a EEUU y que esto es parte de lo que habló con Trump.

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Estas medidas son parte de la política que buscó desde el inicio del gobierno de López Obrador convertir a México en el tercer país seguro, un eufemismo para referirse a que nuestro país funciona como el soñado muro anti migrantes de Donald Trump. Como ya decíamos, esta política ha sido vestida con un discurso “humanista” que se mantiene en este sexenio. La crisis migratoria es de tal magnitud que son miles las y los centroamericanos y caribeños que se encuentran varados en distintas partes del país esperando trámites que tardan meses y en condiciones de mucha precariedad.

El problema es que las causas de la migración a las que tanto se refiere la Cuarta Transformación, son producto del mismo proyecto imperialista y capitalista que durante siglos ha ocupado a los países centroamericanos como enclaves para la producción de materia prima, subordinado a sus poblaciones a los caprichos de los países imperialistas. Estas “causas” no pueden enfrentarse únicamente con programas sociales que garantizan aún más empleo precario para las grandes empresas como lo ha pretendido la 4T o con diplomacia.

Respecto a las afirmaciones que el presidente electo de EEUU hizo el día de ayer, en las que aseguró que declarará como terroristas a los grupos del crimen organizado, Sheinbaum señaló que en ningún momento se refirió a la intervención en México y que había que tener cuidado con las tergiversaciones. Agregó que cree que así como lo fue con López Obrador, se mantendrá una relación de respeto con Trump y que confía en que habrá acuerdos con el gobierno de Estados Unidos para la cuestión migratoria, la seguridad y el tratado comercial con este país y Canadá.

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Las declaraciones de Sheinbaum parecen buscar tranquilizar a quienes temen una posible intervención militar por parte de Estados Unidos, misma que en diversos momentos han alegado personajes del Partido Republicano de las cuales se ha hecho eco la derecha mexicana. Sin embargo, es posiblemente este uno de los temas donde la retórica de la ahora presidenta y del conjunto de la 4T se muestra más contradictoria. Mientras se pronunció en apoyo al presidente de Panamá ante las amenazas de Trump de recuperar el Canal de Panamá, asegura que tendrá una buena relación con el presidente electo del vecino del norte y le agradece que se refiera a ella como “encantadora” y como “una maravillosa mujer”.

Si bien, la intervención militar pareciera ser más bien una amenaza aún ilusoria, la categoría de “terrorismo” ha servido históricamente a Estados Unidos para construir enemigos internos y externos que permitan justificar políticas brutales de represión al interior de su país e intervenciones militares en el exterior, por lo que las declaraciones de Trump no son menores.