Tras ocho meses de su primer encuentro, en la cumbre de Singapur, los mandatarios de Corea del Norte y Estados Unidos se vuelven a encontrar para tratar temas como la desnuclearización y profundización de relaciones diplomáticas.
Jueves 28 de febrero de 2019
Histórico fue el encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-un realizado el año pasado, representantes de Estados Unidos y Corea del Norte respectivamente, los cuales se definían como adversarios políticos, teniendo como antecedente la Guerra de Corea (1950-1953) donde EE.UU. cumplió un rol fundamental en el apoyo imperialista al gobierno capitalista de Syngman Rhee.
La ocasión se volvió a repetir el día de ayer, miércoles 27, en la ciudad de Vietnam y continuará hoy, sin embargo, siguen siendo desconocidas las actividades que compartirán los mandatarios.
Este encuentro estuvo en el ojo de la política internacional, pues marca un precedente en la línea proteccionista que ha seguido Trump con el resto de los países, donde toma mayor peso al tratarse de Corea del Norte, pues, como se mencionó anteriormente, las disputas entre ambos países se arrastran desde La guerra de Corea, la cual, técnicamente, sigue abierta, ya que el conflicto cesó con una amnistía, no con un acuerdo de paz, siendo este uno de los temas que se esperaba tratar. Sin embargo, Donald Trump, previo a la reunión, al ser preguntado por el tema, respondió “ya lo veremos”. No obstante, agregó que se encontraba muy “optimista” y que está deseoso de ver cómo se sigue desarrollando el país, haciendo referencia a Corea del Norte que, según él “tiene un potencial tremendo, increíble, ilimitado”. A las palabras se sumó Jong-un, agregando que hará todo lo que está en sus manos para que las relaciones entre ambos países sigan fortaleciendo.
Factor económico, motor principal de las nuevas alianzas
No es desconocido que hace un par de años la relación entre ambos países estuvo marcada por episodios de grandes tensiones, parte de eso fueron las pruebas nucleares realizadas por el país asiático o las sanciones económicas por parte del país americano, carácter que cambió tras el primer encuentro, pero ¿qué motivó esto?
Según analistas, un rol fundamental cumplen las relaciones económicas, por ejemplo, con China, que el año pasado prohibió totalmente de la venta de hierro, acero y otros metales, maquinaria industrial y vehículos de transporte a Corea del Norte, lo que terminó con la caída de casi el 61% del comercio entre ambos en los tres primeros meses. Cuestión que va de la mano a la línea esbozada por la ONU en pos de ejercer presión a Corea del Norte con la desnuclearización.
Dentro de ese marco, la apertura económica del país era inminente, situación que coincidió con la necesidad del país americano por conseguir un triunfo en la política exterior con el objetivo de calmar los problemas internacionales: políticos y legales, que enfrenta con, por ejemplo, Venezuela. En ese sentido, un precedente no menor marcaría Donald Trump al establecer relaciones políticas con Kim Jong-Un.
Desnuclearización
Dentro de las tensiones por el armamento nuclear de Jong-Un, uno de los principales temas tratados en ambas cumbres es el de desnuclearización de la región. Sin embargo, uno de los conflictos que nacen de ahí es lo que significa para ambos. Por un lado, para Washington, implica que Corea del Norte se deshaga de su arsenal de manera “completa y verificable”; por otro, para Pyongyang, es que desaparezca el paraguas nuclear con el que Estados Unidos protege a Corea del Sur y amenaza al Norte.
A su vez, se abre la posibilidad de que por medio del acuerdo nuclear se reduzca el número de militares americanos en Corea del Sur y la suspensión de las sanciones internacionales.
Sin embargo, nada está asegurado, no olvidemos que tras el primer encuentro como resolución se zanjó un vago documento, el que pocos avances ha tenido y que se busca profundizar en la jornada de hoy.