El Observatorio Consular y Migratorio de Honduras cifró en 13.895 las personas deportadas a ese país desde México y Estados Unidos, en enero y febrero. El número es todo un récord y supone un aumento del 23.7% en relación a las personas expulsadas en el mismo período de 2019.
Martes 3 de marzo de 2020 12:56
La deportación de inmigrantes hondureños, principalmente de Estados Unidos y México, aumentó un 23,7 % entre enero y febrero de 2020, comparada con el mismo periodo de 2019, informó este martes una fuente oficial en Tegucigalpa.
Según el Observatorio Consular y Migratorio de Honduras, entre enero y febrero pasados fueron deportados al país 13.895 hondureños que estaban en condición irregular en Estados, México y países de Centroamérica.
Esa cifra superó en 2.574 personas (23,7 %) a los 11.232 hondureños que fueron retornados en los primeros dos meses de 2019.
Del total de inmigrantes, según el documento, 8.155 provenían de México, 5.389 de Estados Unidos y 351 de países de Centroamérica.
El informe detalla que, del total de hondureños deportados en el periodo de referencia, 10.524 son hombres, 1.719 mujeres y 1.652 menores de edad.
Muchos de los hondureños retornados formaban parte de dos caravanas que salieron de Honduras en enero pasado con rumbo hacia Estados Unidos, según las autoridades hondureñas.
En todo 2019 fueron deportados 109.185 hondureños, la mayoría de México y Estados Unidos, lo que supone un 45 % más que los 75.279 repatriados en 2018, según las cifras del Observatorio Consular.
En Estados Unidos, según autoridades de Tegucigalpa, se calcula que viven alrededor de un millón de ciudadanos de Honduras, la mayor parte de ellos sin papeles, que han escapado de situaciones que afectan al país como la violencia y los altos niveles de pobreza.
La pobreza y la violencia, instigada en gran parte por la expoliación y los planes de "seguridad" patrocinados por el propio imperialismo estadounidense están en la base de las terribles condiciones de vida que empujan a miles de personas, y familias enteras, a comenzar una migración en busca de un futuro mejor.
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Sin embargo, en el camino se encuentran no solo con redes de trata de personas y todo tipo de estafas, sino con la presencia de las fuerzas represivas de cada estado que los golpean, encarcelan y deportan nuevamente a su país de origen.
Ya en campaña Trump volvió a arremeter en una política antiinmigrantes, con nuevas promesas de continuar la construcción del muro del odio en la frontera con México, al mismo tiempo que endurecer las redadas y las deportaciones al interior de los Estados Unidos.
En 2019 se multiplicaron las denuncias por las condiciones de hacinamiento en los centros de detención, por la que murieron varios migrantes estando bajo la custodia de la policía fronteriza, además de la separación de menores de sus padres, que se ha convertido en un recurso sistemático para amedrentar a las familias que quieran migrar a ese país.
Pero para esta tarea Trump cuenta con un aliado ejemplar como el presidente de México, López Obrador (AMLO). Como parte de una serie de negociaciones y amenazas comerciales, AMLO aceptó que México se convierta en un verdadero Estado gendarme y un tapón para los migrantes. Así, militarizó su frontera sur para impedir el ingreso de migrantes de Centroamérica, y puso en pie centros de detención para la expulsión inmediata de estos.
Es en este marco que no son de extrañar las cifras dadas a conocer por el Observatorio Consular, como así tampoco que las mismas sigan aumentando tanto por el accionar del Gobierno mexicano, como por la profundización del discurso antiinmigrantes de Trump a lo largo de toda la campaña electoral estadounidense.
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