El método Telegram de Tsunami Democràtic impacta por la masividad lograda. Sin embargo, la verticalidad de las consignas se convierte en un obstáculo para favorecer la autoorganización en centros de estudio y trabajo.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Martes 15 de octubre de 2019
Las acciones convocadas por el Tsunami Democràtic han sorprendido por su masividad y el efecto “colapso” que generaron, en especial en la jornada del lunes. En un mismo momento eran decenas los cortes de calle y carreteras, y una marea humana, sobre todo juvenil, tomaba las inmediaciones del aeropuerto del Prat.
Recordaba mucho al otoño de 2017, no solo por lo masivo y fugaz de la reacción, sino también porque el método de convocatoria era idéntico a las consignas que entonces lanzaban desde sus redes sociales ANC y Ómnium, o en el movimiento estudiantil plataformas como “Universitats per la República”.
Un método unidireccional que resultó funcional para la política de las direcciones procesistas para mantener el movimiento bajo control y evitar todo desborde. Tras la huelga del 3 de octubre, la consigna fue de no calentar más la calle. Las tendencias a la autoorganización que se dieron en las ocupaciones de colegios, los procesos embrionarios en varios centros de trabajo al calor de la preparación de la huelga y la agitación en las facultades, quedaron “a la espera” de las consignas lanzadas por mensajes de Telegram, WhatsApp o Twitter.
Todo esto no se puede separar del hecho de que, mientras el Govern estirara el calendario hasta el 27 de octubre y después desistiera de cualquier resistencia al golpe del 155, el movimiento se encontró “desarmado”, sin haber puesto en pie los organismos democráticos y de masas en los que pudiera tomar cuerpo una hoja de ruta alternativa.
En este 2019 corremos el riesgo de que el esquema se pueda repetir. Podemos vivir grandes acciones, como las de ayer del aeropuerto. Pero ¿quién las decide? ¿con qué objetivos? Todo hasta ahora es una incógnita. Bajo el discurso del “efecto sorpresa”, este “verticalismo” puede volver a ser el Talón de Aquiles del movimiento.
Ayer mismo, sobre las 21:30 Tsunami Democràtic lanzaba la consigna de abandonar el aeropuerto. Algo que generó múltiples muestras de indignación en las redes sociales, que cuestionaban justamente las similitudes con la dinámica de 2017.
(1/2) Avui hem estat un tsunami. Farem de cada mobilització een una victòria. Hem començat un cicle de desobediència civil noviolenta.
Donem l'acció per finalitzada amb èxit i els objectius assolits. I demà ho tornarem a fer anunciant un nou repte.
— Tsunami Democràtic (@tsunami_dem) October 14, 2019
Ja vam desconvocar fa 2 anys i mireu com ha anat. Aquesto cop no tornarem a cometre el mateix error.
— KatanaWorld de Sant Esteve de les Roures ? (@SEDRoures) October 14, 2019
En 2017 el Govern y las entidades soberanistas obstaculizaron que se desarrollaran las fuerzas sociales capaces de hacer efectivo el referéndum del 1-O y abrir un proceso de ruptura y transformación social profunda, hoy no parece que quieran hacer algo distinto. Ayer el comunicado de Tsunami Democràtic, leído ayer por el exfutbolista Pep Guardiola, volvía depositar ilusiones en la “comunidad internacional” para que presione al “Estado español” para sentarse y dialogar.
No la cagueu! Aquí ningú desconvoca rès!!!! Ens hi juguem molt. Hi ha encara molta gent a l’aeroport i gent que hi està anant.
— Vicky Ferré (@vicky_ferre) October 14, 2019
Por eso en las acciones de estos días, especialmente en las huelgas estudiantiles convocadas a partir de mañana miércoles o la huelga general del viernes, es fundamental pelear por que se constituyan asambleas, comités u otros organismos que permitan la participación masiva, no solo en las protestas, sino también en decidir cómo continuarlas, con qué objetivos y con qué métodos.
La combinación de la potencialidad que tienen hoy en día las redes sociales y la autoorganización en los lugares de estudio, trabajo o barrios, podría fortalecer muchísimo nuestra pelea, permitiendo decidir democráticamente la “hoja de ruta” que necesitamos para ganar.
Es fundamental que, desde la izquierda independentista, la izquierda anticapitalista, el sindicalismo alternativo y las organizaciones estudiantiles y juveniles, nos pongamos a la cabeza de esta pelea por la autoorganización, para pelear hasta el final por las demandas democráticas como amnistía o el derecho a la autodeterminación, y que la clase trabajadora y los y sectores populares pasen a ocupar una posición central.
En esta semana sería crucial que en la universidad desarrollemos asambleas en todas las facultades, bien convocadas y abiertas a que sean realmente masiva. En los centros de trabajo necesitamos que la huelga del 18 se organice desde la base, que exijamos a las direcciones de CCOO y UGT que se sumen y busquemos todas las alianzas posibles con sus delegados, secciones y comités dispuesto a hacerlo. Solo un proceso de autoorganización de este tipo puede ofrecer una alternativa a los métodos ya ensayados en 2017 y que abonan el terreno para nuevos “volved a casa” con peores consecuencias.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.