Ya son cinco las víctimas fatales por el brote de dengue en la provincia, entre ellas dos jóvenes estudiantes secundarias. En las escuelas decenas de estudiantes y docentes están contagiados, en los barrios vecinos y vecinas debaten cómo cuidarse frente a un brote que no da tregua. Mientras los trabajadores de la salud se encuentran sobrecargados y con bajos salarios.
Martes 4 de abril de 2023 09:44
A 40 días de las elecciones provinciales la epidemia de Dengue vuelve a demostrar que el sistema público de salud se encuentra profundamente deteriorado. La imagen perturbadora de los hospitales colapsados que emerge entre el carnaval electoral de las ficciones de spots políticos y slogans vacíos y personalistas que abundan en las publicidades y en las redes sociales, contrastan los discursos proselitistas que se resquebrajan en los hechos. La utilización de los medios de comunicación y de las redes sociales es la táctica farandulera que tiene el gobierno para intentar escindir las promesas de campaña con la responsabilidad política en la situación sanitaria.
El panorama sanitario de Tucumán es un escenario atravesado por la epidemia del dengue, con una cifra de contagios que ronda los 10.000 casos, con hospitales colapsados y con el personal de salud que arrastra los estigmas orgánicos y subjetivos de una guerra biológica contra el COVID-19, en dónde tuvo que soportar la desidia gubernamental que degradó al estatus de carne de cañón descartable, sin el reconocimiento salarial ni moral que las y los trabajadores de la salud merecían.
Las personas que trabajamos en los hospitales públicos y en los sanatorios privados atendemos constantemente a las que consultan por síntomas y signos de dengue, en sus formas clínicas que van desde leves a las más graves. Tres años son pocos para que se amaine el dolor y se cicatricen las heridas subjetivas que nos dejó las batallas contra la COVID-19. Todavía retumba el eco doloroso del fallecimiento de compañeras y compañeros, y que con cada brote de cualquier epidemia nos pisa la conciencia de lo fútil que puede ser la vida de alguien que trabaja en la salud.
Es el mismo gobierno que ayer nos trató como descartables en la pandemia, hoy nos utiliza para su campaña política. Y todos y todas sabemos que el sistema sanitario de Tucumán está desfinanciado desde hace décadas. En los CAPS no hay personal por lo que las consultas se concentran en los hospitales principales, y muchos profesionales prefieren renunciar al hospital público y migrar al sector privado ante los bajos salarios.
En estos días fallecieron dos pacientes jóvenes por dengue en nuestra provincia. Ya son cinco las familias destruídas por muertes que, quizás, podrían haberse evitado si la orientación política y sanitaria estuviera dirigida a resolver los problemas estructurales que degradan la calidad de vida de la población e invirtiendo mayores recursos a la salud. Toda epidemia es un problema de salud pública, y por lo tanto requiere de un abordaje político integral.
¿Por qué se propagó el dengue?
El dengue es una enfermedad viral de rápida propagación transmitida a los humanos por el mosquito Aedes aegypti y albopictus y debido a la mala urbanización de las ciudades y el cambio climático, el número de casos de Dengue está aumentando gradualmente en las últimas décadas. Los virus identificados son el DEN1, DEN2, DEN3, DEN4 y el controversial DEN5. El virus tiene dos fases de reproducción, una intrínseca que desarrolla en el humano y otra extrínseca que se desarrolla en el mosquito y que está en relación con el clima y la temperatura ambiental.
Sin embargo, en una publicación reciente la revista Nature, investigadores observaron que las interacciones entre otros virus en el insecto vector podrían afectar la transmisión de la enfermedad. Analizaron dos virus específicos de mosquitos, el virus tipo Phasi Charoen (PCLV) y el virus Humaita Tubiacanga (HTV) en A. aegypti de distribución mundial y determinaron un aumento del 200% en las posibilidades de tener DEN5 en mosquitos cuando estaban presentes estos virus, demostrando que la presencia de los mismos aumentó la capacidad de los mosquitos para transmitir la enfermedad.
El Ministerio de Salud de la Nación informa que hasta la semana epidemiológica 12 de 2023 se notificaron en el país 16.143 casos de dengue. En Tucumán los casos ascienden de forma alarmante y según este boletín es el serotipo DEN2 el que circula en el NOA.
La doctora Giselle Rodríguez, docente de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT e investigadora de CONICET especializada en el estudio de los mosquitos, nos comentó: "el mosquito reinició su actividad luego del invierno, aproximadamente en octubre de 2022, como sucede todos los años. El virus se detectó en Tucumán en la semana epidemiológica 4 y desde ese momento los casos de dengue subieron exponencialmente porque el mosquito ya contaba con una alta población establecida en la región. A medida que corren los meses cálidos este vector prolifera dentro de los ambientes humanos especialmente en la zona urbana y periurbana de la ciudad donde encuentra todos los recursos para hacerlo".
Especificó que "por el momento lo más efectivo es trabajar en un ambiente sano, libre de criaderos, realizando el saneamiento ambiental correspondiente, conocido como descacharreo. No se trata solo de sacar los cacharros sino de vivir en un ambiente ordenado que nos permita detectar los criaderos, por eso suele decirse que se corte el pasto, ya que el mosquito no prolifera ni se alimenta del césped, sino que ésto permite observar mejor los potenciales sitios de cría que pueden estar ocultos". Y agregó que "para controlar la proliferación del mosquito, la medida preventiva que se recomienda es el saneamiento ambiental y difusión de información a la comunidad; y una vez que aparecen casos de dengue se debe pasar a la Fase de Control realizando controles focales con químicos y una vez que se establece la Fase de Contención, es decir cuando hay brotes epidémicos como el de ahora, se recomienda el rociado intra y peridomiciliario".
Esta claro que la propagación de la enfermedad no sólo está condicionada por la evolución biológica del mosquito y por el cambio climático, sino también por las condiciones materiales en la que vive cotidianamente la sociedad, es decir por la pobreza y la falta de recursos para combatir la epidemia.
Avisorar equipos de fumigación en la ciudad y en los barrios populares de Tucumán hoy parecería que es una excepción más que una regla en el combate contra los criaderos de mosquitos. El recorte presupuestario se traduce en una deficiente prevención primaria de la salud y le otorga a la atención hospitalaria una sobrecarga laboral similar a la exigida en la pandemia del COVID-19, mientras se gastan millones en la campaña política farandulera de cara al 14 de mayo.
Francisco de Goya y Lucientes pintó el "El corral de los apestados" durante la evolución de su enfermedad que acompañó a su evolución artística, luego de experimentar como se amontonaban los enfermos en los hospitales. En la actualidad este óleo sobre lienzo parecería cobrar vida en las guardias de los hospitales públicos de Tucumán con el escenario dantesco de la realidad sanitaria en nuestra provincia con la epidemia del dengue. Pero esto debe entenderse como un producto de la dinámica degradatoria del cambio climático generado por la depredación capitalista de la naturaleza que se combina con las políticas sanitarias orientadas a desfinanciar la salud pública, otorgando salarios de pobreza al conjunto de los trabajadores y retaceando los recursos; y que expresan la orientación mercantil del programa político en la salud subordinada a la política de recortes y ajuste a la salud de la población.