El AKP sale victorioso de las elecciones anticipadas que tuvieron lugar bajo la sombra del terror estatal turco. Después de un corto intermedio, el partido autoritario del presidente Erdogan volverá a gobernar con mayoría absoluta.
Lunes 2 de noviembre de 2015
Foto: Seguidores de partido prokurdo HDP chocan con la policía después de conocerse los resultados de las elecciones, en Diyarbakir. /EFE/EPA/STR
Los resultados de las elecciones anticipadas del 1 de noviembre en Turquía son espantosos. El AKP obtuvo el 49 % de los votos y tendrá 316 diputados en el parlamento. En comparación con las últimas elecciones parlamentarias del 7 de junio, ganó 58 escaños. El partido kemalista burgués CHP estará representado con 134 diputados. El partido izquierdista prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que había sido el blanco principal del terror estatal de las últimas semanas, ha logrado la entrada al parlamento con 59 escaños, pero queda debilitado en comparación con las últimas elecciones donde había obtenido 80 escaños. Sin embargo, el partido ultranacionalista MHP es sin dudas el principal perdedor de las elecciones ya que perdió casi la mitad de sus escaños y se queda con tan solo 41 diputados.
Las elecciones anticipadas fueron un momento central en la lucha de Erdogan por el poder. Y su estrategia fue exitosa. Después de multiples ataques coordinados por el Estado, asedios a las ciudades kurdas, masacres contra activistas kurdos y de izquierdas como en Suruc o Ankara, numerosas detenciones y represión contra periodistas críticos, el AKP logró el número necesario de votos para formar un gobierno sin otros partidos.
En todo el país hubo manipulaciones escandalosas de las elecciones al servicio del AKP. Ya en las primeras horas de la jornada, la policía y el ejército turcos empezaron a detener a observadores electorales del HDP y confiscar los documentos de votantes kurdos en las localidades kurdas para impedir que fueran a votar. En varias ciudades hubo cortes de luz, por lo cual el escrutinio tuvo lugar bajo condiciones especialmente difíciles. Autos sin matrícula pasaban cerca de los colegios electorales para transportar boletas ilegales. Soldados con fusiles intimidaron los votantes para que dieran su voto de forma “abierta”, sobre todo en las aldeas kurdas. Resumiendo: la elección se hizo bajo las condiciones de militarización en todo el país. Una caricatura evidente de la democracia parlamentaria. Así, el AKP pudo lograr 10 % más que el pronosticado en las encuestas. Y como si eso no fuera suficiente, después de anunciarse los primeros resultados, el AKP continuó con su propaganda demagógica y revanchista contra las fuerzas opositoras.
El éxito electoral del AKP se basa en haber reconquistado parte de los votos que había perdido a manos del HDP en junio en las ciudades kurdas y haber debilitado al MHP en las ciudades conservadoras turcas. Evidentemente, ese éxito se debe al rumbo nacionalista violento contra el movimiento kurdo.
El AKP no logró los escaños necesarios para llamar a un referéndum y llevar adelante la reforma hacia un sistema más presidencialista; para ello le faltan 14 diputados. Sin embargo, a Erdogan le basta la formación de un gobierno del AKP con mayoría propia para continuar con su rumbo bonapartista ya que el AKP está bajo su control y el presidente ya tiene actualmente muchas facultades.
En estos meses el HDP tuvo que prescindir de una campaña electoral con actos públicos a causa de los atentados, la represión y las masacres masivas. El terror estatal evidentemente produjo una intimidación profunda en la población kurda. El copresidente el HDP, Selahattin Demirtas, criticó “la política de masacres del Estado turco” en una rueda de prensa después de las elecciones y definió el resultado electoral como un éxito bajo “condiciones injustas”.
Mientras tanto, muchos seguidores del HDP marcharon en las calles de las ciudades kurdas para protestar contra las manipulaciones, produciéndose enfrentamientos y detenciones de varios activistas, con muchos heridos. Mientras que en la rueda de prensa del HDP no se denunciaron las manipulaciones y se aceptó el resultado, mucha gente protestó en su contra en las redes sociales y en las calles. La política conciliadora por parte del HDP lo distancia de los luchadores en las calles.
El resultado de las elecciones volvió a demostrar que la lucha contra el rumbo bonapartista de Erdogan no puede prosperar si se limita al parlamento. Por el contrario, el resultado prueba que a Erdogan no se lo podrá frenar con apelaciones retóricas sobre la democracia liberal. El HDP volvió a entrar al parlamento a pesar de la demagogia y la violencia escandalosa contra el movimiento kurdo, lo que significa una derrota parcial para los objetivos de máxima del AKP. Pero aún así, Erdogan y su política dictatorial salen fortalecidos de esas elecciones.
Contra el gobierno, la mayor bonapartización y represión del régimen es necesario organizarse y responder con los métodos de lucha de la clase trabajadora y de los oprimidos. Luchar contra la ofensiva del gobierno en los lugares de trabajo, en las escuelas, las universidades, en los sindicatos y en las calles.
Más sobre Turquía:
Elecciones en Turquía, entre la represión y la crisis política
Repudio al atentado en Turquía: el Estado y el gobierno del AKP son responsables
Decenas de miles marchan en repudio a la masacre y contra el gobierno