La gestión de Joe Biden aprieta el torniquete vía el FMI para que Argentina perpetúe su sometimiento financiero. A la vez, le regala dólares a Milei para que compre aviones, armas y “servicios” al propio Estados Unidos. El “subsidio” militar yanqui equivale a 234.000 jubilaciones mínimas. La “libertad” avanza hacia el cipayismo hecho y derecho.
Daniel Satur @saturnetroc
Viernes 19 de abril de 2024 10:22
Javier Milei, Laura Richardson y Luis Petri
Estados Unidos anunció este jueves, a través de la web de su embajada en Buenos Aires, la entrega de U$S 40 millones al gobierno de La Libertad Avanza, en calidad de “fondo no reembolsable”, con el supuesto objetivo de reforzar la seguridad nacional. En la comunicación oficial, reproducida por el embajador Marc Stanley, se afirma que el aporte se debe a que Argentina es un “socio importante” de la potencia norteamericana. Desde 2003 el país no recibía un subsidio millonario justificad en esa categoría.
“El FMF (Financiamiento Militar Extranjero) es un subsidio de asistencia en seguridad reservado para socios importantes. Permite que Argentina compre artículos de defensa, entrenamiento y servicios de Estados Unidos, a través de fondos de asistencia gratuita, y mejore la interoperabilidad con las fuerzas estadounidenses. Este subsidio favorecerá el esfuerzo de modernización militar de Argentina, contribuyendo a la compra argentina de los jets de combate supersónicos F-16″, explica la Embajada de Estados Unidos en su comunicado. Las negritas del textual son nuestras.
Como se sabe, Argentina comprará a Dinamarca 24 unidades F-16 , aviones que ya son viejos y casi están en desuso en el mundo, aunque las versiones oficiales dicen que están “modernizados”. Y como son de fabricación yanqui, el subsidio anunciado podría servir para que Milei y su ministro de Defensa Luis Petri paguen parte del costo. Una parte pequeña, vale decir, ya que se estima que el Estado argentino termine pagando entre U$S 300 millones y U$S 600 millones por esa compra con factura danesa.
Para Estados Unidos es todo ganancia. “La compra de los 24 F-16s a Dinamarca alinea a Argentina con un grupo de 26 naciones y aliados que operan la plataforma, aumentando la interoperabilidad. Los F-16 permitirán a Argentina defender más efectivamente su territorio y cooperar con socios regionales para mantener la paz y la estabilidad en América”, señala la Embajada con su ya histórica demagogia.
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En efecto, desde el 10 de diciembre Milei y su gabinete vienen alineándose incondicionalmente con Estados Unidos y con su socio estratégico en Medio Oriente, el Estado sionista de Israel (que hoy consuma un genocidio a cielo abierto en tierras palestinas y amenaza con dar rienda suelta a una guerra encarnizada con Irán y otros países de la región). Un alineamiento que tuvo entre sus capítulos más resonantes el recibimiento con honores en Tierra del Fuego a la titular del Comando Sur del ejército estadounidense, la generala (para ella sí hay lenguaje inclusivo) Laura Richardson.
“Estados Unidos tiene una relación larga y confiable con Argentina en adquisiciones militares, entrenamiento y educación profesional”, afirma la Embajada en su comunicación de este jueves y recuerda que desde 1998 “Argentina es un Aliado Mayor extra-OTAN”. De allí que “la Embajada y el gobierno de EE.UU. están trabajando estrechamente con nuestros socios argentinos para fortalecer aún más la seguridad de Argentina y la asociación de defensa entre ambos países bajo el estandarte del programa F-16”.
Si bien desde La Libertad Avanza afirman que aún no hay novedades al respecto, también se supo que el Estado argentino podría comprar en un futuro no tan lejano más equipamiento militar a Estados Unidos. Se trataría de compras que alcanzarían un total de U$S 143 millones. Entre lo adquirido habría aviones Basler BT-67 (lo que incluye repuestos y tecnología de mantenimiento), equipos para aeronaves y asistencia en tierra, publicaciones y documentación técnica, cuotas de participación en el “Programa de Coordinación Técnica”, formación de personal y servicios de apoyo logístico, técnico y de ingeniería, entre otros.
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Mientras esas informaciones llegan desde la Embajada yanqui y desde el Ministerio de Defensa que conduce el “top gun” trucho Luis Petri, Argentina sigue sumida en una de sus más profundas crisis económicas y sociales de la historia. La idea oficial de que el país debe ampliar su capacidad para defenderse de ataques militares externos (algo que no está en el radar geopolítico al menos desde la guerra de Malvinas de 1982) es uno de los pilares discursivos de la improvisada y temeraria política exterior del libertarianismo.
Una política que va de la mano con la profundización del hambre, la pobreza y la indigencia de millones de habitantes a manos de un gobierno ajustador y represor. Por caso, el “subsidio” que recibirá Argentina por parte de Estados Unidos equivale a 234.000 jubilaciones mínimas de $ 171.000. O sea, plata hay. El asunto es qué se hace con ella.
La noche del jueves 4 de abril Milei y Petri rindieron pleitesía a Richardson y a Stanley en Ushuaia. Allí el Presidente dio un discurso tan cipayo que avergonzó a más de uno de los presentes en la base naval fueguina. “Occidente corre peligro por apartarse de las ideas de la libertad, la defensa de la vida y la propiedad privada”, leyó Milei al tiempo que anticipó “una relación especial entre ambas naciones, que permita que el árbol de la libertad extienda sus raíces a todos los rincones del planeta, para que ningún ciudadano del mundo sea sometido nunca más a los arbitrios de dictadores, autocracias, fanáticos religiosos o del comunismo”.
Como ya se dijo aquí en aquella oportunidad, si para Milei el prototipo de la “libertad” es el imperialismo yanqui, se entiende perfectamente que para él no sean dictadores Jorge Rafael Videla o Leopoldo Galtieri, ni mucho menos fanáticos religiosos como Benjamin Netanyahu y su gobierno racista y genocida. Y también se comprende la satisfacción oficial al recibir “subsidios” del Estado más guerrerista del mundo para fortalecer a las Fuerzas Armadas locales.
No es posible soslayar, en este contexto, que el régimen del FMI iniciado por Mauricio Macri en 2018, seguido por les Fernández-Massa y profundizado ahora por Milei, redobla la sumisión nacional al imperialismo. No hay soberanía posible sin un desconocimiento soberano de la deuda hipermillonaria con el FMI. Al igual que la visita reciente de la generala Richardson, el “regalo” de U$S 40 millones para comprar naves de guerra es un símbolo de las aspiraciones geopolíticas del “gendarme mundial”, que ahora encuentra nuevos bríos para pisar más fuerte sobre nuestro territorio.
Es de primer orden desenmascarar a los servidores locales del imperialismo, sean libertarios, macristas, radicales o peronistas. No hay otra opción si de defender nuestra soberanía, nuestros bienes naturales comunes y nuestra población se trata.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc