Continúa el reclamo de estudiantes de la UCASAL por las subas de las cuotas y matrículas. Mientras, se acrecentó el amedrentamiento por parte de las autoridades de la institución a jóvenes que participan de la protesta. La pelea por el derecho a la educación a la orden del día.
Domingo 22 de diciembre de 2019 21:03
Desde el jueves 12, estudiantes de la Universidad Católica de Salta iniciaron con una sentada en las puertas de la institución la pelea contra un aumento de las cuotas de más del 35% que llevaría a que la matrícula de inscripción del año 2020 cueste arriba de los 20 mil pesos y haya cuotas mensuales de alrededor de los 11 mil.
Con sentadas, bloqueos de las puertas de la UCASAL, protestas en la Catedral, movilizaciones, hicieron que su reclamo llegue a amplias franjas de la población, incluso del interior donde también se hizo escuchar la voz de les que estudian allí. Y recibiendo un fuerte apoyo, como de estudiantes de la UNSa de Humanidades y de otras facultades.
La suba que enfureció a un sector del estudiantado, de familias trabajadoras, es la segunda del año y no se condice ni mínimamente con ninguna paritaria. ¿O alguien, acaso, cobró diciembre o el medio aguinaldo indexado de esa forma? Con medidas como estas se pone en peligro el acceso a la educación de miles de jóvenes de familias trabajadoras en una provincia donde 8 de cada 10 menores de 25 años que trabajan lo hacen en forma precarizada. Y donde la oferta de carreras de la Universidad Nacional de Salta está atada a los negocios de la Católica desde su génesis por eso ni Abogacía, ni Psicología, ni Trabajo Social, ni Veterinaria, entre una gran lista, se dictan en la UNSa.
La Iglesia no dialoga
La segunda semana de protestas terminó con una reunión entre autoridades de la UCASAL y algunos diputados provinciales este jueves, a la que no sólo no dejaron ingresar a les jóvenes que se encuentran luchando sino que, además, estudiantes fueron increpados en la puerta de la institución y se les pedía nombre, apellido y documento, además de revisarles las mochilas.
“A los chicos en la entrada les están haciendo abrir los carteles, les están revisando las cosas. También los están amenazando diciendo que les van a quitar las becas, que no les conviene meterse que ya los tienen re fichados”, denunció Ángeles, estudiante de Abogacía.
Gabriela, que estudia Veterinaria, nos contó que "más bronca da todo esto porque lo que estamos haciendo es sólo pelear por lo nuestro. O acaso, ¿la educación no es un derecho? Parece que las autoridades de la UCASAL solo piensan en el negocio".
La educación no se vende, se defiende
En Salta, la Universidad Católica monopoliza carreras como Abogacía, Trabajo Social, Psicología, Arquitectura, entre otras. Esto quiere decir que cualquiera que elija una de estas carreras y tenga la posibilidad material se ve prácticamente empujado a acudir a la universidad privada, que sigue siendo incluso con esos aumentos más económico que estudiar en la Universidad de Tucumán que implica pensar en alquileres y demás gastos, además de estar lejos de las familias.
Pero, ¿cuántos son les pibes que tienen que abandonar? Guadalupe, que es estudiante de Abogacía, nos contó el día que hicieron el acampe que estudia en la UCASAL porque "mi carrera no está en la universidad pública. Esto me afecta porque a mi papá, que también está pagando la educación de mi hermano, no le alcanza". Y hay cientos de pibes a los que les pasa lo mismo que a Guada. Miles. Es por esto que nuevamente se pone sobre la mesa la pelea por el derecho a la educación y la defensa de la educación pública.
Nuestra educación vale más que sus ganancias
La curia salteña, dueña de la UCASAL, goza de grandes exenciones impositivas, empezando por la universidad y siguiendo con cientos de propiedades que tienen en su poder, tanto de uso para el culto como para uso comercial. Bancada por los gobiernos de turno, ayer de Macri y Urtubey, hoy de Fernández y Sáenz, la UCASAL decide a partir de medidas como estas de suba brutal de las cuotas, que un montón de jóvenes salteños queden afuera de acceder o concluir sus estudios.
Esta es la consecuencia de dejar en manos de la Iglesia la gestión de la educación bajo una lógica de negocios, utilizando las necesidades de las y los estudiantes que no encuentran la oferta académica de distintas carreras en la Universidad Pública, porque el Estado le ha conferido a la UCASAL el monopolio de su dictado.
Por eso, mientras apoyamos el reclamos de las y los estudiantes de la UCASAL contra el aumento de la matrícula y las cuotas, exigimos el cese de la persecución y por el pleno derecho a organización; vemos necesario abrir el debate de los desafíos del movimiento estudiantil para unificar los reclamos de las y los estudiantes de la UCASAL y de la UNSa, empezando por pelear para que las carreras como Abogacía, Trabajo Social, Psicología, Arquitectura, se dicten en la Universidad Pública, en la perspectiva de terminar con el negocio de la educación privada.