La necesidad de una imagen renovada al interior del partido, entra en conflicto con la figura de Pinochet, y el sector más reaccionario dentro de la colectividad.
E.E. Vergara Valparaíso, Chile
Miércoles 27 de junio de 2018
Hoy día la derecha atraviesa debates ideológicos y estratégicos importantes. El ser gobierno en medio de un contexto de ilusión en las reformas por importantes franjas de la población, aparejado al quehacer de la ex Nueva Mayoría (NM) en el gobierno de Bachelet, seguido de una política del Frente Amplio (FA) por buscar una alianza a lo menos táctica con aquella coalición, hoy también les coloca en una encrucijada sobre ¿cuál será el proyecto nacional de la derecha para este periodo? A esto se le suma la emergencia de nuevos fenómenos políticos cercanos al liberalismo como Evópoli, o ya más a la derecha la simpatía pinochetista por el nuevo partido liderado por José Antonio Kast, Acción Republicana (AR).
En la Unión Democrática Independiente (UDI), están absolutamente al tanto de esto, y desde ya un remesón generacional de nuevas camadas al interior de su partido, en pugna con los sectores más conservadores y a fines la herencia pinochetista –expresión no menor de la salida de figuras importantes como el genocida de la DINA Cristián Labbé- hoy abre el debate al interior de la colectividad si es necesario o no de que se desliguen de aquella figura que hoy impide una reoxigenación de su imagen, hacia fenómenos de masas que hablan de un momento político nuevo.
Nueva declaración de “principios” en la UDI
Es en este contexto que la UDI ha decidido realizar una nueva declaración de principios, en la cual se menciona a través de distintos medios, se alejaría de la figura de Pinochet, todo esto con el objetivo de dar una imagen renovada del partido.
Sin embargo –como era de esperarse- esto ha generado importantes rencillas y crispaciones en los distintos sectores, donde la timonel Jacqueline Van Rysselberghe, quien fue elegida como tal por los sectores más conservadores, juega el papel de orientadora de esta renovación, pero que coloca en la incertidumbre a los sectores “renovadores”.
Cabe mencionar que los principios que pregona la UDI, datan desde 1983, año de su formación, la cual se ha mostrado inmutable en su estructura por más de 35 años, lo cual sin duda es conflictivo para uno de los partidos más golpeados por la descomposición del régimen, por casos de corrupción relacionados financiamiento ilegal de la política, y los escollos pinochetistas que los unen insondablemente a la violación de derechos humanos, y una historia marcada por el genocidio hacia la clase obrera y la izquierda en dictadura.
Reacciones divididas entre sectores
Tal delicadeza en términos de la nueva identidad política del partido ha venido generando suspicacias entre distintos referentes y figuras del partido, como el acérrimo pinochetista Osvaldo Urrutia –conocido por su política ofensiva y reaccionaria en contra de los asesinados, desaparecidos y torturados en dictadura- quien ha manifestado “Si se llega a quitar cualquier alusión a lo que fue el gobierno militar de los principios de la UDI, mucha gente se va a ir, partiendo por mí. Me voy de todas maneras, porque dejo de sentirme identificado”.
Por el otro lado, el diputado Jaime Bellolio, se ha mostrado a gusto con la idea de una nueva declaración de principio, señalando que cuando lo planteó dentro del partido incluso lo trataron de “traidor” y agregando “No solamente era estrictamente necesario para estar acorde al 2018 y no al 1988, sino que, además, no puede haber ninguna duda de que en la UDI se respeta y se defienden los derechos humanos”, según refiere el medio El Dínamo.
El cadáver de Pinochet, y el maquillaje en tiempos de fragilidad hegemónica
Esto muestra los dos polos de un partido marcado por una historia oscura de sangre y fusil que hoy debe reacomodar su imagen pública a una realidad contradictoria, en la que el gobierno a buscado conquistar la hegemonía del régimen, pero siendo esta muy frágil, donde las nuevas formas de pensar de la población ha significado un cuestionamiento profundo a través de los movimientos sociales, hacia la herencia de la dictadura.
La pugna está abierta, y tal parece que los acuerdos “valóricos” de la UDI, tensarán aún más la cancha de un partido reaccionario, cuyo rayado está aún por dilucidarse. Sin embargo la figura de Pinochet y la dictadura como aglutinador ideológico muestra ya parecer más un escollo al interior de sus filas. Pero en este caso todo cadáver, siempre hay un fantasma que le persigue y atormenta, aunque uno lo recuerden con cariño u otros con relativa vergüenza.