El sindicato cree que esta revalorización por encima de los 950 euros actuales debe ser una de "las patas esenciales del llamado escudo social por el cual el Gobierno sigue apostando para hacer frente al dramático impacto de la covid-19". Sin embargo, no propone ninguna medida de lucha para conquistar este derecho.
Martes 8 de diciembre de 2020
UGT ha planteado la necesidad de negociar en la Mesa del Diálogo Social la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 1.000 euros para 2021. También ha recordado que en el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva que finaliza este año se pactó un salario mínimo de convenio que no fuera inferior a esta cifra.
En un comunicado, el sindicato ha reclamado este lunes al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos que “continúe la senda de los años anteriores” e incremente el SMI en 2021 para acercarlo al nivel "mínimo razonable" recomendado por la Carta Social Europea, que lo establece en el 60% del salario medio de cada país.
El sindicato incide en que esta revalorización por encima de los 950 euros actuales debe ser una de "las patas esenciales del llamado escudo social por el cual el Gobierno sigue apostando para hacer frente al dramático impacto de la covid-19" y añade que el aumento de los salarios es de "enorme trascendencia" para reducir la desigualdad y la pobreza.
Asimismo, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, se ha mostrado convencido este lunes de que habrá modificaciones de profundidad en la reforma laboral porque, entre otras razones, hay compromisos del Gobierno con los agentes sociales.
Además, porque, en una primera fase, la corrección de esos aspectos de la reforma laboral es importante para evitar la devaluación salarial y, en una segunda, esos cambios tienen que modernizar el modelo laboral, ha señalado en una entrevista con el diario El País.
Palabras vacías
El reclamo de UGT es necesario, qué duda cabe. Pero se queda corto. En primer lugar, porque con 1000 euros no se vive. Como denunciábamos en este diario hace pocos días, en estos momentos en el Estado español el paro juvenil supera el 40%, hay 3,72 millones de parados contabilizados, de los cuales el 16,7% son jóvenes menores de 25 años y más de un tercio (el 33,5%) son parados de larga duración, es decir, llevan más de un año desempleados. A ello hay que sumar que casi 600.000 personas siguen en ERTE. Al mismo tiempo, el “ingreso mínimo vital”, la medida estrella del gobierno “progresista”, deja por fuera a 8 de los 10 millones de personas que viven en riesgo de pobreza y exclusión social.
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En esta situación dramática, las direcciones sindicales de CCOO y UGT sólo hacen declaraciones de intenciones desde sus cómodos asientos en la Mesa de Diálogo con el Gobierno y la CEOE. Mientras tanto, siguen dejando pasar la catarata de cierres y despidos que empieza a profundizarse y, sobre todo, sin mover un dedo para ponerle freno al curso cada vez más neoliberal de “su” gobierno.
El famoso “escudo social” del Gobierno que UGT y CCOO apuntalan tímidos pedidos para conseguir alguna migaja, es un auténtico fiasco. El verdadero “escudo” del PSOE y Unidas Podemos es para las grandes empresas del IBEX35, que están recibiendo partidas de miles de millones de euros de los fondos europeos. Esas son las ayudas “sociales” del progresismo neoliberal.
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Los reclamos de CCOO y UGT al Gobierno son palabras vacías. Para lo único que sirven las negociaciones en curso es para avalar el salvataje a los grandes empresarios y el endeudamiento público que más tarde o más temprano vamos a pagar las clases trabajadoras.
Hace falta imponer a las burocracias sindicales un plan de lucha
Los jefes sindicales de CCOO y UGT están la mar de contentos de haber sido invitados nuevamente, por obra y gracia de la ministra “comunista” de Trabajo, a la mesa con la CEOE y el Gobierno. A cambio de la invitación, una vez más prestan sus servicios a las grandes patronales para contener los reclamos de la clase trabajadora y entragarla por un plato de lentejas… y un aumento de 5 millones de euros en la partida para financiar a los sindicatos de los Presupuestos Generales.
Hay que imponer a estas burocracias corruptas que se rompan las negociaciones con la patronal y el Gobierno, y llamar a la organización del conjunto de la clase trabajadora en torno a un programa que realmente cuestione la precariedad laboral, los salarios de miseria y el negocio de los capitalistas.
La izquierda sindical tiene que abandonar el abstencionismo sectario y ponerse a la cabeza de esta pelea por exigir y desenmascarar a los “mayoritarios”. Hace falta desplegar un programa que genere ilusión, que combata las medidas de todos los gobiernos, por muy progresistas que digan ser. Que exija un SMI de 1500 euros, que todas las personas que lo necesiten puedan acceder a un subsidio de desempleo, y que se termine con la precariedad laboral. Pero que también defienda medidas como la nacionalización sin indemnización y bajo control de sus trabajadores de los sectores estratégicos, aquellas empresas que cierren o despidan y el conjunto del sistema financiero, de todos los pisos vacíos de los grandes tenedores y especuladores o de toda la sanidad y laboratorios privados, entre otras medidas de emergencia.
Un programa así solo puede llevarse a cabo superando el control de las burocracias sindicales y apostando por la autoorganización de los trabajadores y trabajadoras en sus propios centros de trabajo, en sus barrios y sus lugares de estudio. Dicho de otro modo, construyendo una alternativa sindical y política capaz de desplegar todo el peso social de nuestra clase para que esta recomponga toda su capacidad defensiva y ofensiva en un sentido revolucionario.