Esta semana se dio a conocer el despido de aproximadamente 150 trabajadores de Educación a Distancia de la UNAM bajo el argumento de que no alcanza el presupuesto, a muchos les notificaron su despido por correo.
Jueves 4 de marzo de 2021
Los empleados de la Coordinación de Universidad Abierta, Innovación Educativa y a Distancia (CUAIED) están contratados por honorarios, una figura de contratación que permite a los contratantes, en este caso la UNAM, evadir los derechos laborales como aguinaldo, vacaciones pagadas.
La Ley Federal del Trabajo estipula que quienes están contratados por honorarios no están subordinados a su empleador, pero en este caso los trabajadores del CUAIED tenían jefes directos así como un lugar y horario fijo de trabajo, lo que los convierte en subordinados, por lo que según la ley, deberían además garantizarse derechos laborales, lo cual nunca sucedió.
A esto se suma que los trabajadores ahora despedidos, debían renovar su contrato cada tres meses, es decir, vivían con el riesgo constante de quedar desempleados, lo cual sucedió en plena pandemia, sumándose así a los millones de trabajadores despedidos en el país.
Esta situación se da en el marco de la denuncia de profesores de la Facultad de Ciencias y la Facultad de economía, de que en un semestre no han recibido los salarios que les corresponden.
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No es una noticia nueva que la UNAM tiene una diversidad de figuras de contratación: profesores de carrera, de asignatura, contratados por honorarios, trabajadores de confianza. Y dentro de cada una de esas figuras hay diferentes horarios y salarios, lo cual tiene también múltiples implicaciones:
1)La mayor parte de los profesores de la UNAM (70%) se encuentran precarizados y sin basificación.
2)Establece criterios “académicos” que en realidad son criterios de competitividad entre el profesorado y los trabajadores, distinguiendo “tipos” de profesores y trabajadores, de acuerdo a ello, se establece el salario, aún cuando se desempeñen las mismas funciones de docencia.
3) Además apunta a mermar la posibilidad de que defiendan sus derechos laborales de manera conjunta.
Parte de los 150 trabajadores despedidos se dedicaban a la renovación de planes de estudio o eran diseñadores instruccionales de los modelos de educación abierta y a distancia, que llevaban cinco años trabajando para la universidad.
A pesar de que la rectoría de la UNAM junto al gobierno federal y demás instituciones educativas han presentado la educación en línea como la gran solución frente a la pandemia -lo cual es altamente cuestionable pues son millones los estudiantes y docentes que no tienen las condiciones para esta modalidad-, ahora despiden a los trabajadores que tienen en muchos casos ya cinco años de experiencia diseñando y actualizando los planes para la educación virtual porque “no hay presupuesto”.
Si “no hay presupuesto”, que los directivos y altos funcionarios de la universidad, se bajen los sueldos para garantizar trabajos y salarios dignos para docentes y trabajadores. Sin esta medida, acompañada de un aumento de emergencia al presupuesto a la educación de conjunto, es impensable que pueda garantizarse el derecho a la educación tanto de manera virtual como presencial.
No es posible que la universidad pública y gratuita más grande del país y de hecho del continente, mantenga a sus trabajadores en condiciones tan precarias y los lance directamente a las estadísticas de desempleo del país -notificándoles además a través de un correo electrónico y con quince días de anticipación.
Es urgente que los y las estudiantes de la UNAM nos sumemos a la lucha de docentes y trabajadores que han denunciado las terribles condiciones en las que laboran, y que juntos y juntas peleemos porque ambos sectores tengan una sola figura de contratación y el derecho a defender su contrato de manera colectiva y no individual.
Sin dignificación del trabajo, no es posible pensar en una universidad al servicio de las grandes mayorías.