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Red Internacional
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Economía Internacional. Ucrania y la inflación mundial: contradicciones del FMI

La presidenta del FMI informó que la guerra en Ucrania provocará una crisis económica e inflación sin precedentes. La falta de las materias primas provenientes de Rusia y Ucrania como el trigo o los combustibles podrían traer hambrunas y devastación en los países más pobres.

Viernes 15 de julio de 2022 00:12

Kristalina Georgieva, la directora del FMI, dijo que los conflictos en Ucrania traerán fuertes problemas para las economías pequeñas. Sin embargo, la salida del FMI es la típica salida de este organismo: el préstamo a los países menos desarrollados para su levantamiento; esto, como siempre, implica mayores medidas de ajuste para la clase trabajadora. Aunque anteriormente el FMI había dicho que, para apoyar a las economías más atrasadas, este enfriará la tasa de interés hasta un 2,5% y 5,5% para los países más pobres, lo cierto es que la misma caída económica mundial incluirá el aumento de las tasas de interés, así como pasó en la crisis del 2008, por lo que las palabras de este organismo no son confiables cuando se trata de la cobranza de la deuda.

La inflación mundial es una realidad que aunque comenzó a ser palpable desde inicios del año en curso, se agudizó en los últimos meses. Los estragos económicos, provocados por el pésimo manejo de la pandemia, ya se ven incluso en los países más desarrollados, como en Europa, donde la población en general sufre la escasez y carestía económica. Esta situación ya ha tenido respuestas por parte de la clase trabajadora con movilizaciones contra la carestía.

Se especula que la inflación aumentará hasta un 5.7% en las economías más avanzadas, la más alto en los últimos 58 años. Mientras, en las economías en desarrollo, la inflación sería de un 8.7%, cosa que no se veía desde la crisis del 2008. Específicamente, según las especulaciones del FMI, el crecimiento económico de América Latina no será lo esperado, pues tan sólo tendrá un crecimiento del 2.5%, un 1% menos de lo que se creía a inicios de año.

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A este retroceso se le suma la guerra en Ucrania y toda la pérdida material que implica, principalmente las vidas humanas, pero también el ataque a los medios de producción del país, además de las distintas sanciones de exportación hacia Rusia, toda la estabilidad económica entra en un proceso de regresión e incertidumbre. Las claves para entender la inflación mundial incluye, más allá de las sanciones en la guerra, la caída de las cadenas de valor en el terreno geopolítico, es decir, un conjunto de conflictos y tensiones económicas que repercutirá directamente en la clase pobre y trabajadora.

La directora del FMI se basa en el hecho de que aumentan los precios de granos, aceites comestibles, combustibles y fertilizantes. Según la agencia de alimentos de la ONU, la reducción de las exportaciones de trigo y granos tras el avance de Rusia en Ucrania amenaza con provocar hambrunas en aproximadamente 11 y 19 millones de personas de los países más pobres, pues estos países son responsables del suministro de una tercera parte de todo el suministro de trigo a nivel mundial.

Otro de los elementos implicados en la caída económica mundial es la gran inversión en el rearme de Europa. Por ejemplo, tras los conflictos en Ucrania, Alemania ha hecho un giro histórico en su política armamentista, pues el canciller, Olaf Scholz, pronunció un discurso en donde dice que se destinará hasta 100,000 millones de euros para fortalecer la defensa armada del país. Tan importante es este giro que Alemania invirtió más de un 2% de su PIB en su gasto militar, que es incluso más de lo que exige la propia OTAN.

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Uno de los efectos más palpables de esta política de militarización tiene implicado al FMI, que se encuentra muy implicado en aquellos países más atrasados, cuya economía es de por sí una burbuja a punto de estallar, como fue la inversión de este organismo en Sri Lanka para militarizarlo, que ha tenido una serie de revueltas, producto de la propia inflación y descontento social, haciendo que los manifestantes tomaran la casa presidencial y del primer ministro. Esta militarización, además de generar deuda con el FMI, traerá consigo persecución, represión y hostigamiento a la clase proletaria.

El FMI lanza comunicados informando sobre los futuros estragos económicos, principalmente por los conflictos bélicos en Ucrania. Sin embargo, la inflación mundial es más compleja de lo que parece y este organismo sólo busca aprovecharse de la caída económica en el mundo para introducir su política de saqueo mientras el proletariado del mundo se dedica a pagar la deuda, provocada por los propios gobiernos e intereses de los grandes capitalistas.

La salida a la inflación no es por medio de bancos mundiales ni organismos como el FMI, que sólo son herramientas para controlar la política de los gobiernos afines. Necesitamos una salida obrera ante la crisis, la cual debe comprender una política integral que le haga frente a todos los problemas internacionales. Es por ello que, primeramente, tenemos la postura de guerra a la guerra en Ucrania, es decir, terminar con la intervención de Putin, pero también terminar con organizaciones criminales como la OTAN, que, como ya se vio, sólo genera muerte por cada centímetro de su expansión. Por otro lado, la caída económica por COVID pudo haberse evitado con una administración que no estuviera del lado de los empresarios y las élites.

Una verdadera salida en favor de la clase trabajadora implicaría como medidas mínimas: aumento salarial de emergencia que cubra la canasta básica y aumente según la inflación, control de precios de productos y servicios básicos, reparto de horas entre ocupados y desocupados. Todo esto sería posible si cuestionamos las ganancias capitalistas. La única forma de hacer que la crisis la paguen los capitalistas —pues son ellos quienes la provocaron— es por medio de la movilización en las calles, muestra de ello son, como lo mencionamos las movilizaciones que recorren Europa.