Luego de los dos debates presidenciales del fin de semana pasado y a 12 días de las elecciones nacionales del 18 de octubre, las amenazas por parte del golpista ministro de Gobierno, Arturo Murillo, continúan, mientras los conflictos sindicales y la represión aumentan.
Martes 6 de octubre de 2020
Foto: Debate presidencial del sábado 3 de octubre, en Santa Cruz, Bolivia. De izq a der: Luis Fernando Camacho "Creemos"; Mara Baya "Acción Democrática Nacionalista - ADN"; Luis Arce Catacora del MAS, Chi Hyun Chung "Frente para la Victoria - FPV", Feliciano Mamani de PAN-BOL, Jorge Tuto Quiroga de Libre 21 y Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana. (AP Photo/Jorge Uechi)
El 3 de octubre se llevó a cabo el primer debate presidencial de la historia electoral de Bolivia. Recibido con expectativa, dejó un sabor a “nada” traduciéndose en las redes sociales en burlas y críticas a los candidatos, quienes cantaron, rezaron y recitaron. El debate se transformó en materia prima para especialistas de memes. Posteriormente, el domingo 4 se llevó adelante el segundo debate presidencial al que ya no asistieron ni Luis Arce Catacora, candidato del MAS, ni Luis Fernando Camacho de “Creemos”.
En ambos debates estuvieron ausentes los temas y las preocupaciones más urgentes de las y los trabajadores y el pueblo, como la salud, los derechos de las mujeres, los despidos, las bajas salariales y los ataques represivos a las demandas de las y los trabajadores, como en la hilandería Altifibers, laboratorios Vita, la vidriera Vitrolux y cientos de empresas en crisis.
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En ambos debates, los candidatos se explayaron en diversas medidas muy al gusto del empresariado y desnudando al mismo tiempo posiciones abiertamente machistas. Tenemos, por un lado, la propuesta de eliminar la Ley General del Trabajo y reemplazar las relaciones laborales por contratos civiles, volviendo al siglo XIX, como propuso el candidato evangélico coreano-boliviano Chi Hyun Chung; o, reglamentar el trabajo por horas como propuso el ex líder cívico Camacho “para que las mujeres puedan atender las tareas del hogar”. Es decir, más flexibilización y precarización de las relaciones laborales.
Todos coincidieron en alentar la producción sobre la base de apoyos a los empresarios mediante créditos y fortalecimiento del mercado interno. Nadie, ni siquiera los candidatos del MAS hicieron referencia a la grave situación que vienen atravesando decenas de miles de trabajadores que hoy están siendo despedidos de sus fuentes laborales. El MAS apuntó a sugerir, como “novedad”, impulsar un régimen de industrialización por sustitución de importaciones, cuyo proyecto “estrella” sería la producción de diésel orgánico sobre la base del reciclaje de aceite de cocina, como aventuró Luis Arce. Lamentablemente no hubo referencias a la exigencia de juicio y castigo a los responsables de las masacres de Ovejuyo, Sacaba y Senkata, como tampoco referencias a la tremenda persecución política y judicial de decenas de opositores políticos al régimen golpista.
Estos pobres debates presidenciales, fueron armados cuidadosamente para que no se hiciera referencia al papel del imperialismo y de la OEA no solo en el golpe de Estado de noviembre sino incluso hoy. Recordemos que hace unos días el ministro de Gobierno, Murillo, y Marinkovic (ministro de Economía de Áñez que volvió del exilio luego del golpe de Estado) viajaron a Estados Unidos para realizar una “misión oficial”. Sobre esto hay que señalar que pareciera que dicha misión tendría el objetivo de recibir instrucciones de cómo proceder ante una próxima jornada electoral que tiene un final abierto e impredecible.
Murillo luego de su regreso de Estados Unidos afirmó que “defenderían la democracia cueste lo que cueste” en una amenaza abierta de represión ante los próximos comicios. Ya un diario londinense publicó una semana atrás la denuncia de que grupos de ultraderecha y el mismo Gobierno prepararían actos violentos para adjudicárselos al MAS y que tendrían el objetivo de postergar nuevamente las elecciones, o incluso desconocer los resultados ante una eventual victoria de la dupla presidencial del MAS.
En línea con lo anterior, parlamentarios de la Unión Europea interpelaron a la canciller, Karen Longaric, luego de que ésta diera su intervención en su viaje con motivo de coordinar la misión de veedores internacionales para los comicios de octubre. Los parlamentarios expresaron su preocupación luego de escuchar a Longaric señalando que más que ser un viaje con el señalado fin parecía una “campaña proselitista”. En ese marco solicitaron un pronunciamiento explícito para saber si el Gobierno de Áñez va a respetar los resultados electorales en caso de que ganara el MAS. Esta pregunta también fue formulada a todos los candidatos en los debates presidenciales.
El escenario de tensión e incertidumbre se va acentuando día que pasa. Bolivia atraviesa un nuevo ciclo de profunda crisis política que se instaló luego del golpe de Estado y los comicios de octubre son un segundo capítulo en este nuevo escenario en el que todos los analistas tanto de la derecha como los afines al MAS coinciden en afirmar que la conflictividad social del país tenderá a aumentar luego de las elecciones, gane quien gane. En los últimos días estamos viendo un crecimiento acelerado de los conflictos contra los despidos masivos y por el pago de salarios adeudados en reparticiones estatales y privadas.
Mientras escribimos esta nota las y los trabajadores de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA) de todo el país se encuentran en huelga por dos meses de salarios adeudados y amenazan radicalizar sus medidas. Por otra parte 14 trabajadores fabriles de laboratorios Vita continúan detenidos luego de la brutal represión policial que tuvo lugar el día de ayer cuando cientos de uniformados intervinieron la huelga que realizaban los trabajadores al interior de la fábrica. La medida de fuerza las y los trabajadores era en repudio al despido ilegal y arbitrario de 2 de sus dirigentes que exigían pruebas de Covid-19 ante el fallecimiento de un trabajador que fue obligado por la patronal a ir a trabajar, con elevados niveles de fiebre, hasta su fallecimiento. Esta situación que enfrentan los trabajadores de la fábrica Vita se repite a lo largo y ancho del país, con procesos de lucha y resistencia que la burocracia sindical se encarga de mantener aislados y sin coordinación.
Otro sector, uno de los más golpeados con la pandemia, es el de las y los trabajadores de salud, donde algunos dirigentes del departamento de La Paz vienen sosteniendo una huelga de hambre de médicos exigiendo el 10% de presupuesto para salud y que ya lleva más de una semana y empieza a poner en riesgo la salud de los huelguistas.
La situación de las y los trabajadores se agrava, como señalamos líneas arriba, por el rol de la burocracia sindical al frente de la COB (Central Obrera Boliviana) y demás federaciones sindicales, que vienen permitiendo estos despidos. Impulsan movilizaciones testimoniales que no le hacen ni cosquillas al empresariado y se niegan a coordinar y a discutir un verdadero plan de lucha que ponga en las calles, de manera generalizada y masiva, a toda la fuerza obrera que hoy está siendo víctima de estos ataques. En conferencia de prensa del 6 de octubre, esta burocracia repodrida, ha amenazado al empresariado con tomas de empresa, en un despliegue retórico pero sin acciones concretas ante estos ataques y limitándose a declararse nuevamente en “emergencia”.
Desde la Liga Obrera Revolucionaria (LOR-CI) creemos que es urgente dar un combate sin cuartel a esta repodrida casta burocrática de dirigentes que ya no saben lo que es trabajar y que están parasitando nuestras organizaciones sindicales y entes matrices. Debemos exigir e imponer asambleas y ampliados generales para discutir cómo enfrentar los ataques patronales que en medio de la crisis están esquinando a las familias obreras a una mayor precarización laboral y exclusión social. Se hace urgente pelear por un congreso de bases de la COB, en el que participe un delegado o delegada, cada 20 o 30 trabajadores; estén sindicalizados o no, sean efectivos o contratados. Es urgente y necesaria la unidad de las filas obreras. Todos juntos debemos recuperar la democracia sindical, expulsar a la burocracia y convertir nuestros sindicatos, nuestras organizaciones barriales y vecinales, estudiantiles, comunales, etc., en puntos de apoyo para impulsar la autoorganización junto a campesinos, pueblos indígenas y sectores populares para evitar nuevos ataques y hacer frente a los que están en marcha.
Ante las amenazas de Murillo y de los grupos de ultra derecha, alentemos la formación de comités de autodefensa, una tarea de primer orden para los meses que vienen, ya que las bandas paramilitares de la RJK (Resistencia Juvenil Cochala) o de la UJC (Unión Juvenil Cruceñista), no se quedarán cruzados de brazos ante la resistencia de los sectores populares en lucha.
Llamamos a la vanguardia y a las y los trabajadores a empezar a discutir cómo poner en pie una herramienta política propia que ponga en primer lugar de la discusión, la prohibición de despidos, el pase a manos de los trabajadores de toda empresa que cierre o despida con financiamiento garantizado por el Estado para salvar los puestos de trabajo.
Necesitamos una herramienta política que se proponga enfrentar a los mercaderes de la salud, exigiendo la Nacionalización de todo el sistema de salud privada, sin indemnización, y puesto a funcionar bajo control de sus trabajadores. Necesitamos una herramienta política que lejos de lo que hace el MAS que es pactar y negociar con los golpistas se proponga derrotarlos. Es decir, necesitamos una herramienta que se proponga terminar con este sistema capitalista, atacando las fuentes de riqueza de los parásitos capitalistas que financiaron el golpe de Estado y que hoy pretenden hacernos pagar el costo de la crisis económica. Un partido en suma que se proponga avanzar en la construcción socialista de la sociedad.