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Red Internacional
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Análisis Político. Un Congreso semivacío, la interna peronista y la gobernabilidad de Macri

La enorme mayoría del bloque parlamentario del FpV se ausentó de la jura de Mauricio Macri. Solo unos pocos diputados y senadores dijeron presente. El nuevo presidente hoy recibe a Scioli y Massa.

Viernes 11 de diciembre de 2015

Foto: Twitter Maia Jastreblansky

La crisis política que se desató en las horas previas a la jura y asunción de Mauricio Macri tuvo todo tipo de condimentos. Estuvo cruzada, además, por las internas del propio peronismo. Esto se pudo ver en la Asamblea Legislativa de este jueves. Allí el kirchnerismo logró imponer la imagen de un Congreso Nacional semivacío, aunque una minoría de quienes revistan (¿revistaban?) en esa fuerza se hizo presente. Un dato no menor fue la presencia de Daniel Scioli.

El peronismo no kirchnerista expresado centralmente en el bloque del Frente Renovador-UNA, estuvo allí, al pie del cañón. Sergio Massa ocupó un espacio protagónico en los medios. Mañana será recibido por el presidente entrante.

Desobediencias con límites

La jura tuvo el condimento de la política impuesta por el kirchnerismo para vaciar la sesión de la Asamblea Legislativa. El oficialismo saliente le marcó la cancha al ingresante. El costo para Cristina Fernández fue cierto desprestigio ante la “opinión pública”, al quedar por fuera de lo que las "formas republicanas" suelen imponer.
Pero el macrismo asumió con un Congreso que tenía unas cuantas butacas vacías. Si esto no tomó mayor trascendencia mediática durante la jornada, fue gracias a la labor de la “Corpo”, que no tuvo empacho en teñirse de amarillo y festejar, inclusive, hasta el “baile” de Macri en el balcón de la Rosada.

La lista de legisladores que “desobedeció” el mandato de Cristina Fernández fue pobre, tirando a paupérrima. Apenas 8 diputados sobre 113 si se toman en cuentan los (ex) aliados del Frente Cívico de Santiago del Estero. En cuanto a los integrantes del Senado, solo asistieron 11 senadores sobre 42, también si se contabilizan los aliados del ex oficialismo en ese recinto.

Un análisis más fino revela que los diputados presentes en la jura fueron los 4 del Frente Cívico, tres diputados salteños que responden a Juan Manuel Urtubey y uno por la provincia de Chubut. Por el lado de los senadores, la lista incluyó a Omar Perotti (Santa Fe), Gerardo Montenegro (Santiago del Estero), José Alperovich y Beatriz Mirkin (Tucumán), Luis Beder Herrera (La Rioja), Carlos Espínola (Corrientes), Juan Manuel Irrazábal (Misiones), Dalmacio Mera (Catamarca), Inés Blas (Catamarca), Rodolfo Urtubey (Salta) y María Fiore (Salta).

La mayor presencia relativa de senadores pone de manifiesto las contradicciones que recorren a las administraciones provinciales. El peronismo -en su versión kirchnerista y no kirchnerista- logró retener una importante cantidad de provincias. Muchos de esos distritos dependen -de manera alarmante en algunos casos- de los recursos que distribuye el Estado nacional por medio de la coparticipación federal. Las presencias en la jura buscan, hasta cierto punto, hacer "buenas migas" con quien ahora garantiza la caja estatal.

Las desventuras del peronismo

En el marco de esa ausencia generalizada, el dato notorio fue la presencia de una serie de figuras políticas que, hasta ayer nomás, revistaban en las filas del Frente para la Victoria. Y cuando decimos "ayer nomás" no se trata de una frase al pasar.

Daniel Scioli estuvo el miércoles en la "despedida" de Cristina Fernández. Allí fue vivado y reivindicando por la presidenta. Menos de 24 horas después, ocupó una silla en la jura de Macri. Además, el ex motonauta cumplió con estricta seriedad el pase de atributos a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Se diferenció así de Cristina Fernández e hizo honor a la "predicibilidad" que anunció toda la campaña. En la carrera por la preeminencia al interior del peronismo está obligado a jugar la doble carta de figura moderada y de "continuador" del "proyecto".

Entre los gobernadores que respondían al FpV, la única presencia claramente esperada era la del gobernador de Salta. Juan Manuel Urtubey se había distanciado públicamente de la decisión del bloque kirchnerista desde el día anterior. Compite por el liderazgo del espacio y se ubica como un referente que apuesta a encabezar la tradicional "liga de los gobernadores" peronistas. Pero su peso en la escena nacional es bastante pobre. Solo pudo aportar 5 legisladores a la jura de Macri.

Juan Manzur, gobernador de Tucumán, también tuvo tiempo de asistir a la despedida de Cristina Fernández el miércoles y hacerse presente ayer jueves en la jura de Macri. Gildo Insfrán, gobernador de Formosa y responsable político de las muertes en la comunidad qom, llegó temprano y evitó los medios. Graciela Ledesma Abdala, gobernadora de Santiago del Estero, hasta ayer nomás “gobernadora aliada”, también fue de la partida. Aquí lo que parece pesar son las finanzas provinciales más que cualquier otra "convicción"

La gobernabilidad en juego

Macri apostó a un acuerdo con el “Partido Judicial” para intentar garantizar un ingreso sin tensiones a la Casa Rosada. Lo logró a medias como ya hemos visto. Pero lo importante todavía está por venir y un país no se gobierna por medio de medidas cautelares.

Será por eso que hoy recibirá a Sergio Massa y a Daniel Scioli. La convocatoria tuvo un carácter amplio. Se dirigió a todos sus competidores en las pasadas elecciones. Solo Nicolás del Caño salió a criticar abiertamente al nuevo presidente. El resto parece haber aceptado la invitación al convite.

La presencia de Massa y de Scioli no tiene más objetivo que intentar ampliar la base política del nuevo gobierno. El discurso que apunta a “trabajar todos juntos” tiene que encontrar interlocutores reales. Esa condición es necesaria para lograr mayor fortaleza en pos del ajuste que la clase capitalista exige.

Massa y Scioli van a este encuentro con su propia agenda. Ambos compiten por el liderazgo peronista desde distintos lugares. La interna del movimiento que acaba de ser desalojado de poder limita pero no obtura la necesidad de garantizar la "gran política" en curso, que apuesta a generar las condiciones para profundizar el ajuste.

Solo una perspectiva política independiente, como la que señaló Nicolás del Caño al afirmar que no puede haber "unidad entre ajustadores y ajustados", permitirá enfrentar de manera consecuente las medidas antipopulares que vendrán.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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