×
×
Red Internacional
lid bot

GENERO Y MUJER. Un año sin grandes avances para los derechos de las mujeres

Termina el 2015 y las mujeres seguimos sin conseguir nuestros derechos sexuales y reproductivos, ni siquiera el proyecto de despenalización de aborto en tres causales ha sido aprobado. Por otro lado, las mujeres trabajadoras terminamos el año igual de empobrecidas y precarizadas.

Miércoles 30 de diciembre de 2015

El proyecto de despenalización de aborto del gobierno de Michelle Bachelet fue presentado hace casi un año atrás, en el medio de las polémicas por la renuncia de la ex Ministra de Salud Helia Molina quién señaló que las ricas abortaban en clínicas privadas.

Pasaron meses para que la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados se pusiera de acuerdo, luego de varias postergaciones y el retiro a la urgencia en su discusión, antes que el proyecto llegara a su debate en diputados. En el medio, la derecha y la Iglesia Católica lanzaron varias furibundas campañas y acciones para rechazar el proyecto, la Democracia Cristiana buscó limitar lo más posible el proyecto y el propio gobierno intentó quedar bien con todos los sectores para no sufrir un revés.

Así, el año 2015 termina una vez más con la negación de un derecho democrático básico a las mujeres: su derecho a decidir. El aborto sigue siendo criminalizado y perseguido, tal como era en dictadura y como continuó siendo gracias a la Concertación, la derecha y hoy la Nueva Mayoría.

Hoy las mujeres seguimos enfrentando el riesgo a nuestra salud, a ser denunciadas por los propios médicos, a la condena de la justicia.

Según un estudio de Miles Chile, este año hubo 497 personas imputadas por aborto, el 87% de ellas fueron mujeres. Esto muestra como es Estado persigue y criminaliza a las mujeres.

La derecha y la Iglesia Católica tienen una gran cuota de responsabilidad. La primera, porque siguen siendo los que defienden la herencia de la dictadura y al que fue su mentor, Jaime Guzmán, el mismo que decía que las mujeres debían tener hijos aunque murieran. Lo mismo la Iglesia, en un descrédito enorme por los casos de abuso, pedofilia y encubrimiento, que siguen tratando de imponer su moral y su condena a las mujeres.

La Nueva Mayoría no se queda atrás. Ni siquiera son capaces de defender su propio proyecto de despenalización de aborto, que si bien es limitado porque solo atiende tres causales (violación, riesgo de muerte de la mujer e inviabilidad fetal), es un paso para romper nuestra falta de derechos. Sus propios partidos, como sucede con importantes sectores de la Nueva Mayoría, se oponen al proyecto. Mientras el PC, siendo siempre el principal defensor de la Nueva Mayoría y estando al frente del Ministerio de la Mujer, solo se limita a declaraciones de apoyo.

Las feministas necesitamos organizarnos para retomar la lucha en las calles de la demanda del aborto libre, legal, seguro y gratuito.

Las mujeres trabajadoras

Este año termina con nulos avances para los derechos de la clase trabajadora, lo que afecta especialmente a las mujeres. La reforma laboral que comenzó también como uno de los proyectos “estrella” del gobierno, fue retrocediendo cada vez más ante la presión de los empresarios y la derecha.

Lo cierto es que esa reforma no garantiza nuestros derechos básicos, como el derecho efectivo a huelga, a negociación colectiva, a sindicalización. Es que los empresarios, la derecha y el gobierno le temen a estos derechos, porque significan fortalecer nuestras organizaciones. Por eso quieren impedirlo a toda costa.

La realidad de las mujeres trabajadoras hoy en nuestro país sigue siendo la precariedad en los trabajos, los bajos sueldos, la persecución y prácticas anti sindicales, los abusos de los patrones y jefes, entre otras cosas. Las mujeres embarazadas son acosadas para que renuncian, las jóvenes perseguidas por jefes, las sindicalizadas acosadas para que no se organicen. Los sueldos son de hambre, el salario mínimo está apenas en 250 mil pesos, “gracias” al acuerdo que alcanzó la CUT, dirigida por Bárbara Figueroa del PC, con el gobierno. Entre las mujeres abundan los trabajos a contrata, por horas, precarios, flexibilizados.

En el caso de las jóvenes, no existe el derecho a la educación gratuita como una posibilidad para todas, ya que la ley corta del gobierno no buscó derribar efectivamente la educación de mercado heredada de la dictadura, lo que permite incluso que universidades privadas accedan a esto, es decir se sigue financiando y subsidiando a los privados.

En el caso de las mujeres mapuche, la situación no es mucho mejor, ya que viven constantemente la represión y criminalización de parte del Estado, carabineros y la PDI, como también grupos armados por los propios empresarios y latifundistas. Esta represión la viven todas las mujeres que luchan por sus derechos: mapuche, estudiantes, trabajadoras. Por eso apoyamos la demanda del colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes, para que se tipifique la violencia política sexual, usada tanto en dictadura como en la actualidad, como un arma de represión contra las mujeres.

Hace falta organizarnos para luchar por nuestros derechos

El movimiento feminista está desarticulado y disgregado. Si bien este año hemos realizado algunas acciones importantes, como el 8 de marzo, el 25 de noviembre u otras fechas emblemáticas, lo cierto es que aun estamos lejos de volver a instalar de manera fuerte nuestras demandas en las calles, de manera unitaria, para triunfar.

A pesar de avances que se han dado, como en el caso del Acuerdo de Unión Civil, algo similar ocurre con la diversidad. No quieren permitir que exista el matrimonio igualitario, la adopción de los hijos o una ley de identidad de género, especialmente la derecha y las iglesias.

Desde Pan y Rosas llamamos a todas las organizaciones de mujeres, feministas, de la diversidad y disidencia, a organizar un gran movimiento de lucha por nuestros derechos.

Hoy más que nunca necesitamos ser una voz que golpee con fuerza hasta conseguir el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, para derribar el código laboral de la dictadura que nos impide nuestros derechos, para conquistar una verdadera educación gratuita y no sexista, entre otras cosas.