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Red Internacional
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INSTITUTO PROVOLO. Un documental refleja los abusos de Corradi, pero la Iglesia de Mendoza sostiene que “no sabían nada”

“La Presa, silencio en nombre de Dios” refleja los cientos de abusos cometidos en Italia durante la época de Corradi.

Enrique Jasid @EnriqueJasid

Martes 6 de diciembre de 2016 14:16

Nicolás Corradi huyó de Italia en 1984 para refugiarse en Argentina tras denuncias de abuso sexual sobre menores. Fue parte de una delegación de 120 Curas que llegaron a La Plata y Mendoza.

En Mendoza también hubo denuncias, pero recién a fines de noviembre por el valor de los chicos hipoacúsicos que sufrían los vejámenes de Corradi y Corbacho, salió a la luz una veintena de casos en el Instituto Provolo de Luján de Cuyo.

Tantas denuncias previas en Italia y Argentina indican que solo pudieron seguir ejerciendo el sacerdocio gracias a la impunidad que gozan las cúpulas eclesiásticas.
El Arzobispo Francini y el vocero De Benedectis perjuran que no conocían los antecedentes ni las denuncias que recaen sobre Corradi. En el mismo deslinde cómplice de responsabilidades actúan los funcionarios del Estado que también son responsables sobre la educación provincial.

Sin embargo, hasta un documental del año 2013 realizado por HispanaTV mostraba las denuncias contra los miembros del Instituto Provolo de Verona. De allí viene Nicolás Corradi.

En el documental “La Presa. Silencio en el nombre de Dios” se pueden ver las denuncias que cuentan las víctimas y el entramado de encubrimiento.

No cabe otra respuesta que la impunidad y protección que reina en una de las instituciones más reaccionarias que tiene récord en casos de pedofilia y abusos.

En una investigación del año 2009, el periódico italiano L´Espresso reveló los casos de abusos en el Instituto Provolo de Verona donde un cura que no dio su nombre confesó, “Sí, yo era un pedófilo"; “En nuestro grupo, solo muy pocos se han salvado de la pedofilia”; “De las cosas que he hecho no hay nada que ocultar, yo al menos tengo el valor de decir la verdad mientras otros guardan silencio".

Gianni Bisolo, un italiano de 68 años, contó esta semana tras la detención de Corradi, “cuando Nicola nos veía ir al baño, nos venía a buscar. Nos masturbaba y nos obligaba a hacérselo a él. Yo me paralizaba y me ponía colorado".

De allí venía Corradi, cometió estos abusos en Verona pero “nadie sabía nada”, hubo documentales, investigaciones periodísticas, denuncias de las víctimas y un sinfín de antecedentes que ninguna autoridad estatal o eclesiástica quiso mirar, o más bien, que quisieron ocultar.