Reflexiones sobre un mundo atormentado, tras el asesinato de Fernando Baez en Villa Gesell, al ser atacado a la salida de un boliche bailable.
Viernes 24 de enero de 2020 12:18
foto: Olé
Hay quienes dicen que la locura en este mundo atormentado tiene mucho de razón, de supervivencia diría yo.
Y sí.
A veces tengo la imagen de que soy una gigante haciendo equilibrio y mirándolo todo desde las alturas. Tratando de centrarme. Tratando de acomodar también. Pero no llego, entre tanta altura, a ver lo más lejano, y tampoco tocarlo. Por eso, muchas veces, y sobre todo ante mucha conmoción, mi gigante sueña.
Anoche soñé con golpes. Mucho después supe (concluí) que eran los golpes a Fernando, que ardían en mi.
De las noticias me habrá quedado eso. Golpes 10 a 1. Sentía en el sueño como se me iban destrozando el cuerpo y el corazón.
Golpes, cada vez más seguido y más fuerte, venían de muchos lados, de todos y de nadie. Golpes de diez, eran veinte brazos. Golpes de diez, eran veinte piernas. Era mucho mas de lo que podía soportar un cuerpo.
Después pensé y dije: Cada golpe, cada dolor desgarrador, es también la impunidad del privilegiado que destruye la vida ajena y encima la escupe. Golpe duro es también el que justifica en un gen violento el odio de "la elite" al que “no encaja”, es también el que mira de reojo y sigue, es el que dice como, con soluciones mágicas, con mentiras, pero se ríe y no siente.
El golpe más grande… es ese privilegio de pocos. El golpe certero es el crimen de odio, y es un crimen social.
Y ya que se viene hablando del Rugby, y de deportes, debo haber hecho una asociación directa, porque después pensé en el boxeo (cuando es 1 a 1).
Reflexionaba que es muy llamativo que un boxeador vaya ganando a otro hasta el cansancio, y después, con una fuerza y furia inesperadas, el contrincante puede arremeter, y con un knock out, eliminar al otro, sin más. Tantas películas muestran ese momento heroico, justamente como un renacer al estilo Rocky. Un no moriré, de rodillas no.
Así, de un momento a otro, comprendí, que mi sueño, los golpes y el dolor, tienen un hilo de continuidad.
Algún día… si… Algún día, va a llegar el knock out. No será Fernando ni otro de los nombres que nos arrebataron. Pero esos nombres quedarán grabados a fuego.
Organizadxs miles/millones contra tanto abuso, tanto golpe certero y tanto dolor, ese día llegara el knock out, y la historia da muestras de la ilimitada fortaleza para la revancha.
Este mundo está transtornado, sí, pero la buena noticia es que se puede combatir, y que se puede knockear.
Los árboles mueren de pie. De rodillas no.