Crónica sobre un nuevo asesinato de un joven palestino en el pueblo de al-Mughayyer, cerca de Ramallah, por parte del Estado de Israel. Una situación que, lejos de lo que omiten los medios de comunicación imperialistas, es una constante diaria.
Martes 2 de agosto de 2022 14:32
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Ceremonia durante el entierro de Amjad, asesinado por colonos israelíes en Ramallah. Foto: Caterina Albert
El pasado viernes se enterraba un nuevo cuerpo en el cementerio de al-Mughayyer, Ramallah. Un joven palestino de dieciséis años dejaba atrás a su familia, amigos y la lucha por la cual lo asesinaron. Amjad Nashad Abu Ayla fue disparado por la espalda por un colono israelí durante una manifestación, todo mientras el chico se alejaba de las fuerzas militares.
El disparo que lo abatió iba dirigido a matar, no a herir, pues este impactó en la zona del corazón con toda intención. Una vez heride, otro joven lo levantó del suelo y lo ayudó a desplazarse dirección a la ambulancia, pero ambos cayeron al suelo. El chico gritaba mientras los ojos de Amjad se iban cerrando. Otros ciudadanos palestinos acudieron a ayudar y finalmente consiguieron llevarlo a las emergencias médicas.
Nosotros conseguimos hablar con Rayyan, que es primo segundo de Amjad y nos explicaba que "Amjad ya presenció el año pasado como su primo también era asesinado. Esto lo involucró más en la lucha por la defensa de su tierra y su gente. Amjad ya era activo en las protestas, pero presenciar la muerte de su primo Ali mientras este estaba tirando piedras a la IOF (Israeli Ocupation Forces) lo acabó de convencer. Ali fue un objetivo abatido, no un accidente, igual que Amjad". Los soldados, nos dice Rayyan, "lo tenían en el punto de mira y una vez a la distancia óptima dispararon a matar. Ali también era el primero en movilizarse en las manifestaciones y protestas, hecho que aporta más peso a la hipótesis que las muertes no son accidentadas".
Un nuevo asesinato, pues, golpeaba el pueblo de al-Mughayyer, el séptimo de esta población de 3.500 habitantes cerca de Ramallah. Todos jóvenes de entre catorce y dieciséis años. Tres de los cuales en protestas y manifestaciones, los otros cuatro restantes han sido asesinados por colonos israelíes en el propio pueblo.
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Y es que la manifestación del día anterior a la muerte de Amjad, expresaba su indignación y rabia contra el asentamiento de colonos Ayed que hace tres años que sevinstalaron junto al poblado. Hace años quemaron las dos mezquitas, han quemado coches y agredido y asediado innumerables personas del pueblo.
Los colonos han recibido instrucciones militares, van con perros entrenados y armas, tanto a las contramanfiestaciones como por el interior del pueblo cuando van "de caza". Y no solo esto, sino que las fuerzas militares israelíes permiten estos actos y posesiones de armas y combaten juntos las manifestaciones de la comunidad palestina. Los soldados protegen a los colonos y cooperan a la hora de oprimir a los palestinos.

La manifestación se dirigía a "Lone Street", la carretera que separa el pueblo del asentamiento Ayed y que comunica con el resto de asentamientos de la zona. Colonos de Ayed acudieron para confrontar una parte de la manifestación con perros y armas y los militares dispersaron el combate. Entonces la columna principal se dirigió donde estaban las fuerzas de ocupación y estas protegieron a los colonos para, posteriormente, cargar con bombas de gas y de sonido contra los palestinos, dispersándolos. Aquí empezó el desigual intercambio entre piedras y balas de goma.
Por otro lado, la comunidad palestina contabilizó diferentes impactos de bala durante la manifestación, la de Amjad y dos más contra otros manifestantes, cinco impactos de balas de goma y otras lesiones provocadas por piedras.
En cuanto al conflicto, Rayyan nos dice que "ya había protestas antes de que yo llegara a esta tierra. tenemos cada mes, cada semana en algún pueblo, es una reacción a la opresión constante que vivimos. No podemos movernos en libertad, nos encarcelan, nos quitan la tierra, nos humillan constantemente, nos matan a los amigos y familiares cada día en algún lugar de Palestina. No tienen bastante con esto, no es suficiente para ellos. A la vez los medios explican una narrativa que no concuerda con lo que estamos viviendo desde hace años. El de Amjad es un asesinato más, pero no será el último si la gente de fuera no conoce lo que realmente está pasando en Palestina".
El sábado siguiente fue el funeral de Amjad y el cuerpo llegó en ambulancia a las once de la mañana al pueblo. Cerca de dos mil hombres esperaban en la calle principal y una vez llegada el cuerpo se inició la marcha hacia la casa de la familia donde esperaban las mujeres del pueblo. Las más próximas besaban, tocaban y despedían a Amjad entre llantos, gritos de dolor y sufrimiento. Las otras restaban muy afectadas en el interior de la casa y en las entradas, puesto que dentro no había espacio suficiente. Después se trasladó el cuerpo en procesión hacia la mezquita. Allí algunos hombres entraron a orar y otros lo hicieron con el cuerpo presente.
La tensión iba en aumento, las emociones a flor de piel. El sentimiento de comunidad es muy fuerte. La efervescencia colectiva llenaba las calles y se dirigió la marcha hacia el cementerio. Allí un grupo de hombres cavó un agujero para enterrar el cuerpo de Amjad.
Una vez acabado el funeral un grupo de jóvenes se dirigió a "Lone Street" y volvieron a enfrentarse a los soldados que esperaban en el mismo punto que el día anterior. Por la noche diferentes colonos se situaban en la misma carretera para asediar a palestinos haciendo suyo uno de los accesos al pueblo en señal de confrontación. El lema de estos era el siguiente: "Esto solo es el comienzo!".
Por último Rayyan se sinceraba y nos expresó que "vosotros los europeos sois como una ventana en el mundo para nosotros. Podéis explicar lo que realmente pasa, puesto que la propaganda de ciertos medios no hace justicia al apartheid que vivimos día a día. Somos granjeros sin armas recibiendo disparos y a quienes se nos está robando la tierra a base de asesinatos. Ya hace demasiados años que va esta lógica y para ellos solo es el comienzo".
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* Caterina Albert es fotoperiodista y colaboradora de Esquerra Diari. Se ha desplazado a Palestina para tratar de reflejar el conflicto permanente que se vive por parte del Estado asesino de Israel.