La ofensiva del gobierno y la derecha, en contra de la protesta social y la movilización se visualiza claramente. Represión, criminalización y persecución, es la tónica, frente a un Plebiscito Constiuyente que paulatinamente muestra sus enormes límites ante las amplias expectativas y necesidades de las grandes mayorías tras casi tres meses del estallido social ¿Qué puede entregar de progresivo un proceso así?
Miércoles 15 de enero de 2020
Cada vez se vuelve más notorio el rayado cancha legislativo de la derecha, frente a cualquier aspecto progresivo que permita un cambio estructural en la vida del pueblo trabajador. Si bien dentro de sectores de la derecha y los medios, intentaron instalar un clima de división al interior de Chile Vamos, bien poco parece haber de eso actualmente, luego de la línea mayoritaria de RN decidiera votar en contra de la Nueva Constitución, fijada para ser deliberada en el plebiscito del 26 de Abril. Y al descongelamiento de la UDI, quien en diciembre golpeó la mesa de la coalición, frente a la paridad de género.
A esto se suma la gran “vuelta de chaqueta” de un sector de la derecha, que anunció votará su rechazo al voto obligatorio, proyecto de ley que se tramitará en particular en la cámara de diputados. Frank Sauerbaum (RN), Francisco Eguiguren (RN), Ramón Galleguillos (RN), Andrés Celis (RN), Sebastián Álvarez (Evópoli), Pablo Kast (Evópoli) y Francisco Undurraga (Evópoli), son los siete diputados, quienes cambiaron de postura, de acuerdo a lo señalado por El Mercurio.
Por su parte, el mismo clima represivo, que viene instaurando el gobierno por medio de la criminalización y persecución de la juventud y los sectores más combativos que han hecho un experiencia de lucha tras casi a tres meses del denominado “estallido social” de Octubre, refuerza la idea de la derecha apuesta por un proceso constituyente tutelado por el ataque y descompresión de los fenómenos de protestas y movilizaciones. Así se expresa por ejemplo en la votación de la “ley antisaqueos” que incrementa las penas a quienes se organicen y se manifiesten, ley que anteriormente fue incluso fue votada a favor por sectores de la bancada del Frente Amplio (FA), y que significó rupturas importantes, y la omisión vergonzosa el Partido Comunista (PC).
En el caso de la juventud resulta incluso aún más grosero el fraude, donde por una parte el gobierno ataca a menores de edad, con más de 16 querellas que van dirigidas directamente a la vulneración de su derecho a la educación, incluso restándolos de poder a postular a la educación superior, luego de las protestas en contra de la Prueba de Selección Universitaria (PSU).
Sin embargo, se encuentran completamente marginados de participar del plebiscito del 26 de Abril, siendo el sector más activo en cuestionar el régimen heredado de la dictadura, siendo la expresión más concreta aquella juventud que saltó los torniquetes del Metro, ganándose el apoyo y admiración de cientos de miles a nivel nacional.
Y para qué hablar del nefasto sello impuesto en el denominado “pacto social”, donde incluso con la venia del FA, se terminó consagrando los 2/3 del quorum necesarios para poder ser aprobada cualquier resolución que se desprenda de la “Nueva Constitución”, una clara artimaña por parte de la derecha para mantener la estructura de la constitución, haciendo de “la corrida del cerco de lo posible” tanto refrendado principalmente por el Frente Amplio, no es más polvo en el viento, frente a la subordinación en las coordenadas del gobierno y la derecha.
Frente a la trampa constituyente, y la necesidad de organizarnos y movilizarnos en un gran paro nacional
No se puede ser ingenuo, está claro que el gobierno y la derecha trata de reoxigenarse, tras meses de haber estado contra la espada y la pared, y donde gracias al gran favor de una “oposición” a medida de la falsa “paz social” del gobierno, echó por el tacho de la basura el enorme potencial desplegado por amplios sectores de masas y de la clase trabajadora que junto a la juventud protagonizaron un histórico paro y protestas radicalizadas el 12 de Noviembre, que hizo tambalear a al gobierno Piñera.
Por más que nos intenten vender la idea de que el plebiscito del 26 de Abril significó correr el cerco de lo posible, como tanto recalca el diputado de Convergencia Social, Gabriel Boric, lo cierto es que en última instancia, quien raya el campo es el gobierno, apoyándose en su línea de “normalidad” y con “una “paz” como chantaje para poder reprimir, criminalizar y perseguir a cualquier voz disidente que pueda afectar la “legitimidad” de su mandato, a pesar que tanto el presidente como el conjunto de su gabinete, no supera el 10% de aprobación en las encestas.
La única respuesta real para el pueblo trabajador, no está en la Trampa Constituyente amparada por el desvío ilusorio y posibilista del sector a izquierda de la “oposición”, sino en un Asamblea Constituyente realmente Libre y Soberana, no tutelada ni dirigida por el gobierno de turno, sino que tenga una participación real del conjunto del pueblo trabajador, con la participación de la juventud mayor de 14 años, gran protagonista del despertar de nuestra sociedad, que no tenga reglas del juego "pre definidas", sino que sea la misma Asamblea la que decida sobre lo que se discutirá, y queningún sector posea poder de veto antidemocrático.
Para esto es necesario organizarnos en asambleas y espacios de organización, por medio de grandes campañas que promuevan grandes movilizaciones y paros escalonados contra la represión y por la reivindicación de nuestros derechos sociales.
Para avanzar en ese camino, es necesario que la Mesa de Unidad Social y los grandes sindicatos rompan con su tregua con el gobierno, para preparar que la fuerza de la clase trabajadora, en alianza con la juventud y los sectores populares, entre en movimiento, retomando el camino que mostró la histórica jornada del 12 de noviembre.
Sólo con la fuerza en movimiento de las y los trabajadores podremos derrotar esta farsa del proceso constituyente tramposo, superar el desgaste al que nos quieren llevar de escaramuzas de todos los días con la policía, y preparar la fuerza para imponer una verdadera asamblea constituyente, realmente libre y soberana.