El gobierno dice que el “mercado” tiene que regular las tarifas energéticas. Pero son las planillas “Excel” del ministro Aranguren las que definen la ecuación de ganancias de las empresas.

Pablo Anino @PabloAnino
Miércoles 17 de agosto de 2016
Foto: Ministerio de Energía y Minería
El ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, recibió ayer a la mañana un acelerado “coaching” de parte de la bancada de Cambiemos antes de asistir al Congreso a tratar de explicar el tarifazo.
El entrenamiento fue para aprender a tirar la pelota afuera. Aranguren no logró convencer sobre el tarifazo que es rechazado por la mayoría de la población.
Tampoco dio respuestas, entre otras cuestiones, sobre la metodología utilizada para aplicar los aumentos, a dónde fueron a parar los subsidios, qué inversiones están planeadas para mejorar el suministro o cuáles son las reservas comprobadas por las empresas. La única certeza es que el “mercado” es el que dirige el sector energético argentino.
La oposición del Frente para la Victoria no tiene moral para la discusión. Es la que trajo el “modelo” Chevron para saquear Vaca Muerta. Por eso ayer en el Congreso se escucharon, de la oposición y del oficialismo, verdades a medias. Es decir, una absoluta mentira.
Todo el régimen político patronal está comprometido en el colapso energético: fueron cómplices de las privatizaciones, de los subsidios a las ganancias y del saqueo hidrocarburífero por más de dos décadas.
Crónica de un declive anunciado
Tanto en la extracción de petróleo como de gas las empresas generaron un verdadero saqueo de los recursos que está en la base de la crisis energética.
La extracción de petróleo decayó 21 % en el período que va de 2004 a 2015. En simultáneo fueron reduciéndose las reservas: pasaron de 393.926 millones de metros cúbicos en 2004 a 378.343 en 2014. El horizonte de reservas subió de alrededor de 10 años en 2004 a cerca de 12 años en 2014 (último dato disponible) gracias a la gran reducción de la producción.
El petróleo está mayormente en manos de YPF (hasta hace pocos años de la española Repsol) y de Pan American Energy (PAE) de capitales argentinos y chinos. Otras empresas con menor participación son Petrobras, Pluspetrol, Sinopec y Tecpetrol.
Peor es la situación en gas. Entre 2004 y 2015, la extracción se redujo 17,7 %. En simultáneo, las reservas cayeron estrepitosamente: pasaron de 11 años en 2004 a 8 en 2014. La comparación con 1980 cuando el horizonte de reservas era de 47 años no deja lugar a dudas del proceso de declinación permanente (en 1990 era de 25 años y en el 2000 cayó a 17 años). Las empresas responsables de esta dinámica son principalmente YPF, PAE y la francesa Total.
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La caída permanente de la producción y del horizonte de reservas ocurrió a pesar que el kirchnerismo concedió enormes incentivos como “Petróleo Plus”, “Refinación Plus” y “Gas Plus” para incentivar la exploración, la explotación y aumentar la producción de combustibles.
El gobierno anterior empujó la famosa “argentinización” de Repsol con el ingreso de la familia Eskenazi. Todo terminó en un fraude gigante.
La necesidad de importar gas fue generando un gran agujero en el comercio exterior: en 2015 el país importó energía por un valor aproximado de 6.000 millones de dólares y el déficit comercial se estimó en 3.000 millones de dólares.
La importación de energía significó el 15 % de las importaciones totales nacionales, según la consultora KPMG. La denominada “restricción externa” (la insuficiencia de dólares que traba el crecimiento económico) se agudizó el último quinquenio a causa del saqueo de años.
Además, el gobierno anterior empujó la famosa “argentinización” de Repsol con el ingreso de la familia Eskenazi. Todo terminó en un fraude gigante. Los Eskenazi, que ya habían participado en la privatización noventista del Banco de Santa Cruz, no pusieron un centavo y pagaron la compra con las propias ganancias de Repsol. El fracaso para reactivar la producción obligó al último giro de nacionalización parcial de las acciones de YPF para terminar en el “modelo” Chevron.
Sigue la fiesta
Luego de la tutela estatal de las ganancias con el kirchnerismo, ahora el ministro Aranguren preconiza que funcione el “mercado”.
A través de la empresa estatal Enarsa se está comprando gas a Chile para contrarrestar la baja producción local. El precio que se paga (U$S 6,90 por millón de BTU -MBTU) es 53% más caro que el Gas Natural Licuado (GNL) que se importa por medio de barcos (U$S 4,5) y 128% superior al que se compra en Bolivia (U$S 3,02). ¿Cuál es la justificación de esa compra? El fiscal Carlos Stornelli imputó a Aranguren para que lo explique dado que en la operación está involucrada la anglo holandesa Shell a través de su controlada British Gas.
Los precios de combustibles están regulados por el Ministerio que dirige Aranguren. Para el ministro a veces conviene que funcione el “mercado”, a veces no, depende del bolsillo al cual va a parar el dinero.
El aumento de los ingresos de Shell no termina en la operación de compra de gas a Chile. El combustible que se paga en las estaciones de servicio aumentó 30 % este año afectando a los consumidores cuando los precios internacionales del crudo vienen cayendo desde mediados de 2014 (entonces el barril promediaba los U$S 100 dólares mientras en la actualidad está debajo de los U$S 50). Ahora el gobierno acordó con YPF, Shell y Pan American Energy no subir los precios por noventa días (hasta octubre) cuando en realidad deberían bajarlos.
En un informe recientemente publicado por el Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas se lee que “En la etapa de refinación, la estabilidad del precio interno del crudo, el ritmo devaluatorio y el aumento en los precios de los combustibles líquidos implicó incrementos en su margen bruto medido en dólares que generaron un esquema de rentabilidad con incentivos para aumentar las colocaciones domésticas.”. YPF, Shell, Axion (De Bridas) y Petrobrás concentran aproximadamente el 75% de las bocas de expendio.
Los precios de combustibles están regulados por el Ministerio que dirige Aranguren. Para el ministro a veces conviene que funcione el “mercado”, a veces no, depende del bolsillo al cual va a parar el dinero.
Amigos son los amigos
En la exposición en el Congreso Aranguren dijo que su participación accionaria en Shell no es incompatible con la ley. Meses atrás, hasta la Oficina Anticorrupción dirigida por la macrista Laura Alonso consideró “complicado” el hecho que el ministro sea accionista de la compañía. Los dieciséis millones de pesos en acciones que posee en Shell, hacen que el encargado de la política energética se beneficie directamente por las medidas que decide el organismo que dirige. Pero no es el único.
Nicolás Caputo, el reconocido amigo de Mauricio Macri, tiene acciones en la Sociedad Argentina de Energía S.A. (Sadesa), en la Central Puerto, Hidroeléctrica Piedra del Águila, Central Térmica Mendoza y Central Térmica La Plata Cogeneración, Edesur y controla Ecogas (con la mayoría accionaria de Gas Cuyana y de Gas del Centro). Es decir, que chupa ganancias a través de toda la cadena de valor energética.
Como se ve en la crisis energética, no sólo tienen una ineludible responsabilidad el gobierno kirchnerista, sino que, como en obra pública, la familia Caputo viene usufructuando hace años de la desinversión que practicaron todas las empresas eléctricas.
Los cortes de energía eléctrica recurrentes en el verano ahora ocurren también en invierno. Es el “sinceramiento” en el ámbito energético. Más del 75 % de los reclamos registrados por parte de los usuarios se debe a la falta de suministro.
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En paralelo que el gobierno y las empresas buscan avanzar con los tarifazos sin ningún compromiso de inversión, en el país está habiendo un proceso de reorganización patrimonial en el sector energético que favorece a más amigos del presidente.
Pampa Energía está dirigida por el empresario nacional Marcelo Mindlin. Eso ocurre en la superficie. Lo cierto es que Pampa Energía está controlada por el grupo Tavistock de John Lewis. Todos recuerdan al multimillonario terrateniente inglés por haber recibido en su casa patagónica al presidente Mauricio Macri durante su visita al sur cuando viajó allá para visitar a Barack Obama durante su estadía en Bariloche.
Pampa adquirió Petrobrás Argentina profundizando el proceso de concentración energética en curso. Meses atrás vendió al Grupo Inversor Petroquímica SL, liderado por las familias Sielecki y Werthein, parte de su participación en Transportadora General del Sur (TGS), pero el control de Petrobrás Argentina (que ya participaba en TGS) lo sigue dejando también al frente del negocio del transporte de gas.
No son las obras públicas las que están en peligro si no se aplica el tarifazo, como lanzó a modo de extorsión el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso de Prat Gay, sino los negocios para los que se preparan los amigos del presidente.
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Pablo Anino
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.