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Red Internacional
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Política. Un "tridente femenino" para lavarle la cara a la política tradicional

Galmarini, Donda y Stolbizer. Tres mujeres para una alianza que aún no se concreta. Encuestas, fotos, demagogia atravesadas por el profundo #NiUnaMenos que todos los días cobra la vida de una mujer.

Viernes 2 de diciembre de 2016

Hace ya varios meses que los diputados nacionales se mostraron cercanos y anunciaron una posible alianza para las próximas elecciones legislativas: la dirigente del GEN, Margarita Stolbizer (que de colectora macrista pasó a en el último año intentar consagrarse como paladín de la justicia) y la cabeza del Frente Renovador, el tigrense Sergio Massa. Aquel que se ha convertido en la piedra en el zapato del peronismo, a la vez que es una pieza fundamental para el macrismo y la rosca parlamentaria.

Pero la novedad que recorrió los medios en los últimos días fue el acercamiento y la proyección del “tridente femenino” (como se lo llamó) integrado por la diputada nacional Victoria Donda (líder de Libres del Sur), Margarita Stolbizer y “la “primera dama” del Frente Renovador, Malena Galmarini (o Massa, como prefiere que la llamen). Esta última, actual funcionaria del municipio de Tigre, a cargo de la Secretaría de Política Sanitaria y Desarrollo Humano, y quien estaría a la cabeza de la presencia protagónica para las mujeres que promete el espacio.

Lo llamativo fue la presencia de Malena Massa, los diputados nacionales Marcos Lavagna y Facundo Moyano (FR) que junto con Jorge Taiana fueron invitados de honor del Congreso de Libres del Sur celebrado la pasada semana en un teatro del centro porteño. Algo así como la capitulación definitiva de la llamada “centroizquierda” y el comienzo de la integración definitiva al sistema de alianzas con los partidos tradicionales. Ninguna otra cosa podía esperarse de aquellos que no contentos de haber compartido fórmulas electorales con el actual Ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, vienen de ser parte -vía su organización Barrios de Pie- del escandaloso acuerdo de los “movimientos sociales” y papales con el gobierno nacional.

El #NiUnaMenos y nuestra representación

El profundo fenómeno que atraviesa nuestro país desde hace por lo menos dos años, y el mundo entero, expresa la bronca de toda la sociedad contra la violencia machista y no deja de reunir a cientos de miles de personas en las calles, con las mujeres a la cabeza.

De esto por supuesto se han hecho eco demagógicamente los políticos tradicionales. Empezando por las innumerables fotos con el cartel y la consigna por #NiUnaMenos y el pasado #19O, hasta la reforma electoral que propone el gobierno donde se incluyó la paridad de género. Justa, por cierto, pero insuficiente.

De esto da cuenta Galmarini cuando junto con Donda en San Isidro en una jornada de promoción del proyecto de ley declaró: “Dicen que estamos armando esto para buscar cargos para las minas, pero es una cuestión de justicia, somos la mitad de la población y seguimos funcionando como si fuéramos una minoría.”

Además al mismo tiempo que encabeza una campaña mediática criticando a la familia presidencial y a la imagen estereotipada que muestran e impulsa un programa en Tigre de “Mujeres emprendedoras” para que “todas puedan salir adelante”, en referencia a las víctimas de violencia. Lo que no dice Malena Galmarini es que la inmensa mayoría de las mujeres que se encuentran en situación de violencia no pueden decidir libremente “emprender” como tan alegremente ellos dicen, ya que se ven desprovistas de los recursos y medidas mínimas que el Estado debería tomar para ayudarlas a salirse de esa situación. Sin ir más lejos, en la Provincia de Buenos Aires solo existen 3 refugios para mujeres víctimas de violencia de género. Pero, como es de esperar, ninguna política ha ofrecido el massismo -bloque fundamental en el Congreso para Cambiemos- para revertir esta situación a escala nacional.

Y por si faltaba más, aquí también metió la cola el Papa y la Iglesia Católica, enemigos acérrimos de los derechos de las mujeres; puesto que los funcionarios tigrenses se jactan de haber puesto en pie refugios para mujeres víctimas de violencia, pero lo que no dicen es que la coordinación de dichos espacios está en manos del obispado. Cabe preguntarnos también qué opinión le merecerá a su nueva aliada Victoria Donda, una de las firmantes del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Nada más a simple vista, bastante contradictorio.

Pero la frutilla del postre es que el emprendimiento del municipio tigrense sobre la “capacitación y concientización sobre la violencia de género” también llegó a las filas de las fuerzas represivas. Aquellas que durante todo 2015 se alistaron al primer llamado para desembarcar en los barrios populares en el caso de que Massa llegara a ser presidente. Las mismas fuerzas de seguridad que son cómplices o mucha veces responsables directos de las redes de trata y prostitución que secuestran a mujeres y niñas, en su gran mayoría pobres. Nada bueno podemos esperar las mujeres que salga de aquí.

Podría esperarse según el sentido común de que más mujeres en el poder son sinónimo de una mejoría en las condiciones de vida y de derechos para las mujeres, eso mismo que predican estas candidatas (que apuntan a espacios de peso en los próximos comicios) con Galmarini a la cabeza. Pero contrariamente a esto, este tipo de candidatas -que todo tienen que ver con su alta extracción social- son la expresión de las conquistas de espacios para las mujeres, producto de años de lucha del feminismo, pero que encierran la contradicción de mantener el status quo de este sistema social que como base fundamental somete y oprime a las mujeres.


Lucía Battista Lo Bianco

Es Profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires y actualmente investiga sobre temas de literatura Latinoamericana. Es militante del PTS.