Hay varias perspectivas que se pueden concebir de los medios. Es importante empezar a cuestionar las apelaciones que los mensajes y estímulos de los medios ocasionan, sacar el velo y dejar al descubierto el porqué del mensaje.
Jueves 24 de diciembre de 2015
Hay varias perspectivas que se pueden concebir de los medios. En primera instancia, algunas personas creen en ellos como algo que sirve "para informar", visto como algo imparcial, despersonalizado, que deja de lado cualquier apreciación subjetiva. En segundo lugar, podemos decir que los medios van mucho más allá de la primer caracterización, es decir, el medio no es únicamente para informar, sino que sirve para crear opinión, para llevar a reflexiones críticas o vaciamiento ideológico, transmitir un mensaje cerrado o abierto, crear subjetividades, partidismo o individualismo, influir en las personas.
La primer caracterización, se define de una forma más tradicionalista y hasta dudosa, va a quedar directamente descartada para profundizar la segunda, y abordar la incidencia de los medios en nosotros.
Hay dos frases que, paradójicamente, me resuenan en la memoria tras años de haberlas ya leído: “Miente miente, que algo quedará”.
“Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”
Estas frases pueden ser interpretadas diferente, si no conocemos su intencionalidad y depende quien sea el receptor de dicho mensaje. Pueden parecer inocentes para algunos, macabras para otros. Sin embargo, el mensaje es el mismo.
El autor de dichas frases es nada menos que Joseph Goebbels, uno de los principales operadores del Tercer Reich, ministro de la propaganda nazi bajo el mandato de Hitler. Este hombre, comenzó a interesarse en la propaganda como herramienta dominación de las masas. El mismo reconoce el poder de los medios y de la mentira como arma poderosa para llegar al control de una nación.
Anthony Giddens, sociólogo inglés, va a sostener que en el campo publicitario, los símbolos que intervienen en la publicidad pueden tener una influencia más profunda sobre el comportamiento social que los “mensajes explícitos” que los anunciantes desean comunicar. Y que la televisión (yendo hacia la actualidad) en cierto modo contribuyó a cambiar la naturaleza de las elecciones modernas, a causa de su importancia al suministrar una plataforma para la presentación de las cuestiones.
Sería bueno poder analizar cuánto hay de reflexión crítica y cuánto de voluntad tenemos en nuestras elecciones. Más allá que esto sea inmensurable, es importante empezar a cuestionar las apelaciones que los mensajes y estímulos de los medios ocasionan, sacar el velo y dejar al descubierto el porqué del mensaje.
El rol de los medios en la dictadura
Los medios tuvieron un rol decisivo en la última dictadura militar del país. El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas, estuvieron pendientes de que la libertad de expresión no existiese, y de que no exista la posibilidad de hacerse público un pensamiento contrario al que ellos dictaban. Los mismos medios tenían prohibido criticar el gobierno y cualquiera de sus políticas neoliberales. La censura y la prohibición de publicaciones fue moneda corriente durante esos días de inhumanidad y exterminio.
La actitud que tomaron las corporaciones difería. Algunas explícitamente a favor de la dictadura, como el diario Clarín, el cual apoyó fervorosamente la realización del mundial en el año 1978, permitiendo que la gente se distrajera y concentrara en algo superfluo, mientras se torturaba y detenían compañeros. Al igual que el diario La Razón, que en aquel momento apoya las decisiones del régimen, cambiando así su mensaje a la forma inversa cuando concluye. Ni hablar del diario “La Nación”, que hasta el día de hoy se deleita sacando notas pro terrorismo de Estado. En el año ‘76, sacó un titular donde apoyaba sin más al gobierno de turno, donde se leía junto con una foto de Videla, el título de “La edad de la razón”. Los tres diarios se caracterizaron por mostrar imágenes superfluas y aminorar a más no poder lo que realmente sucedía.
Además del mundial, otro hecho que no puede no dejar de ser mencionado es la guerra de las Malvinas. El rol que encarnaron frente a la guerra, fue totalmente pasivo y hasta contraproducente para los familiares y conocidos. En varios casos hasta se incentivó a la posibilidad de recuperar las islas y se dieron falsas noticias. Me parece interesante recuperar dos títulos de dos diarios, entre tantos otros que dieron falso testimonio. Uno de ellos, proviene de Crónica, y dice "Argentinazo: ¡Las Malvinas recuperadas!" y La Razón afirmó sin ninguna duda para quien lo leyera, en una de sus tapas: "En las Malvinas hay gobierno argentino".
El rol de canales mediáticos es más poderoso de lo que nos podemos llegar a imaginar. Gracias a aquellos medios que adhirieron al gobierno de turno, la población atravesó un estado de desconcertación total, a causa de la desinformación y la despolitización, generado por intereses totalmente ajenos a la mayoría del pueblo.
Patrón excluyente
Tomando nuevamente a Giddens, el autor enfatiza en que los medios de comunicación modernos tienen una importancia trascendente para la vida, proporcionan muchos servicios de información necesarios y dan posibilidades para mejorar el conocimiento.
No siempre tienen una connotación negativa, pero no deja de ser determinante preguntarse a qué responden.
En su mayoría, responden a los intereses de una sociedad imperante, dirigida por un sector dominante, que se caracteriza y perpetúa de la misma forma a lo largo de la historia, un sector burgués y capitalista, dueño de los medios en general, que transforman a la comunicación en áreas excluyentes, que suelen recrear una imagen modélica que no existe en la realidad de la vida cotidiana.
Hoy en día, se puede distinguir y hasta personificar estos modelos mediatizados. El furor que causó Violetta, un fenómeno adolescente, que surge de la televisión globalizada, incentivada por Internet, llevado al disco y a llenar el teatro, además del merchandising masivo que la mayoría de las niñas ansían y desean. O mencionar un ejemplo exclusivo de nuestro país, bien conocido como lo es Marcelo Tinelli, su rating lo infló como héroe de la televisión argentina, su programa “Bailando por un sueño”, reproduce los estereotipos previamente mencionados, acompañado de la violencia mediática de la estigmatización y cosificación a la mujer.
Este modelo cultural dominante, se propaga y reproduce en los medios masivos, llenos de imágenes machistas y patriarcales: el hombre relacionado estrechamente con el poder y un buen trabajo, vigoroso, el padre como autoridad y jefe de hogar. En cambio, la mujer es vista como un objeto sexual, generalmente fuera de los hechos históricos, mera compañía de un hombre, quien cuida a los hijos y no suele tener rol protagónico en la política.
Estos patrones no devienen de la galera, sino de años de opresión.
Aquellos no tan convencionales…
Después de la dura crítica que los modelos hegemónicos merecen, vale la pena recalcar la importancia de los medios independientes.
Aquellos que son autónomos, que hablan de los que quedan por fuera un modelo que parece único pero no lo es, que son voz de otros intereses, que no se desviven por el lucro ni tienen una impronta económica en sus discursos, que en sí, cuentan otras verdades. Son aquellos que no utilizan los medios como herramientas de dominación, sino como arma de liberación.
Un ejemplo son los medios libres del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. Se trata de un colectivo de comunicadores independientes, que creen en la construcción de un mundo fuera de la lógica capitalista: “Un mundo donde quepan muchos mundos”.
Corren la voz desde sus comunidades en Chiapas, a lo largo del mundo a través de la difusión de consignas claras, reportajes, audios, noticias y programas sobre sus luchas, históricas y cotidianas. Sus principios fundamentales son la democracia, libertad, justicia, la humanidad y una nueva cultura política contra el neoliberalismo.
Viven una realidad de resistencia y coherencia frente a las agresiones paramilitares, que legitiman un sistema que se sostiene a partir de la violencia, la mentira y la represión.
El poder no es unívoco
Desde la izquierda se piensa en llevar los medios hacia aquellos lugares donde no están, con la participación activa de los trabajadores y minorías, en una lógica de "desconcentración" del poder. La solución está en apuntar hacia aquellos grupos de semejante poder acumulado, aquellos previamente mencionados, los medios burgueses, que apropian no sólo el capital, el esfuerzo del obrero materializado, y si eso fuera poco, los medios necesarios para la producción de cualquier objeto material o no, es decir de una mercancía. Apuntar a ellos con el afán de esa repartija de poder entre las bases que sostenemos este mundo capitalista. La idea es proponer la expropiación los grandes medios de comunicación de las manos de los capitalistas y ponerlos bajo control de los de las clases populares, así reivindicar los verdaderos derechos opacados por este sistema.
El caso de la Comuna de Oaxaca, en México, viene al pié para comentar algunos de los logros de un pueblo bien organizado, siendo un hito de la lucha colectiva. La represión desmedida por parte del Estado llevó a la unificación de diversos sectores que venían sufriendo de la opresión por parte de las clases dominantes. Así surge la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), en la que se organizaron varios sindicatos, comunidades campesinas, estudiantes, entre otros habitantes de Oaxaca, en pos de mostrar el descontento local, y denunciar un gobierno pro-imperialista y anti-democrático.
En su histórica resistencia hay varias acciones relevantes, como la toma del palacio municipal, haciendo huir a Ulises Ruiz (gobernador de la ciudad entre 2004 y 2010), o como la toma de los medios de comunicación, tanto privados y así estatales, reproductores del pensamiento hegemónico dominante, logrando tomar un canal de “renombre” en la televisión, y la radiodifusora local oaxaqueña.
A modo de cierre, propongo aprovechar los tiempos de cambios perversos donde la monopolización de los medios gobierna. Es momento de resurgir y apropiarnos de ellos para expresarnos y problematizar el modelo cultural dominante. Dar cuenta que podemos llegar a romper con estos esquemas e incentivar los modelos alternativos, para llenar este mundo gobernado por la imagen, en un mundo politizado y crítico.
También resaltar la idea de proponer nuevos medios con principios básicos de autonomía a través de la organización, como lo es mismo La Izquierda Diario, un diario independiente de clase, internacional y socialista, que da la posibilidad y se abre a ser escrito y conformado por trabajadores, intelectuales y estudiantes.
Dar cuenta de que con la organización y con ejemplos así llevados a la práctica se puede combatir la hegemonía de cualquier modelo impuesto.