Jueves 20 de noviembre de 2014 14:31
Hace casi 17 años que soy docente...
Pero hoy sí que fue uno de esos días inolvidables, de esos que se graban como un aguafuerte, profunda, intensamente. Una experiencia indeleble...
Hoy, en mi queridísima y hermosa escuela isleña Nº 10 compartimos una jornada maravillosa con los trabajadores de Madygraf. Nos visitaron llevando adelante su espectacular campaña de donación de cuadernos tan solo como primer iniciativa para demostrar en pequeñito-enorme ejemplo, lo que son capaces de hacer los laburantes cuando no se dejan doblegar por los capitalistas y sus ataques, luchan con sus familias, toman las riendas de los problemas y demuestran que son los únicos interesados en los problemas más profundos y más sentidos de nuestra sociedad.
Poniendo su creación, su labor cotidiana, al servicio de la educación, al servicio de la tarea de formar a las próximas generaciones. Esos niños y niñas que queremos que se conviertan en luchadores y asuman la tarea de continuar la tarea mas compleja pero mas apasionante: la de cambiar nuestra sociedad y nuestro mundo injusto y desigual.
Lo de hoy fue una clase magistral. Hoy escuché las palabras y los ejemplos mas sencillos del mundo para explicar contenidos de las áreas y materias mas difíciles, pero mas desafiantes y formadoras de pensamiento crítico. Fue una clase magistral de lucha, de matemática, de economía, de historia, de entusiasmo, de control obrero, de orgullo, de compromiso, de ecología, de sentir lo que siente el otro/a, de emoción, de política, de estatización y expropiación, de geografía, ríos, vientos y mareas, de derechos humanos, de poesía, de asamblea y organización, de mate y pastel de papas, de utilidad pública, de compañerismo, de solidaridad humana…. Hoy sí que se quedó corto el diseño curricular.
Hoy nuestros maestros fueron los obreros de Madygraf. Pero también lo fueron nuestros/as chicos/as, que captaron con una empatía y una intensidad inconmensurable el mensaje, la clase, la lección de lucha y el camino que hoy nos regalaron y nos compartieron los compañeros de Madygraf.
Esto sí que es educar en intensidad.