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Red Internacional
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Una concejala trans en Perú: ¿un paso adelante?

El pasado 5 de octubre, en Perú, se desarrollaron las elecciones municipales. Han pasado tres años de la asunción del ex comandante del ejército y fundador del Partido Nacionalista Peruano, Ollanta Humala, a través de la alianza Gana Perú, alianza suscripta por varios partidos (Partido Comunista Peruano, Partido Socialista, Partido Socialista Revolucionario, Movimiento Político Voz Socialista, etc) que se reclaman de una “izquierda” que olvida la independencia de clase.

Martes 21 de octubre de 2014

El gobierno, al que se lo esperaba como un aire de cambio progresista, llevó adelante medidas antiobreras y antipopulares que, finalmente, tuvieron su eco en la fuerte caída del nivel de aprobación y la aparición incipiente de un sector que salió a las calles cuando se desarrollaban las movilizaciones en Brasil en julio del año pasado.

En las elecciones municipales, lo que atrajo la atención de sectores del activismo LGTIB y diversos medios internacionales fue la candidatura a concejala (regidora) de Luisa Revilla Urcia, mujer transgénero que ejercerá en 2015 en La Esperanza, de la mano del “Movimiento Regional para el Desarrollo con Honradez y Seguridad” (que allí cosechó 31% de los votos).

El Movimiento Regional para el Desarrollo con Honradez y Seguridad fue fundado por el ex coronel de la Policía Nacional del Perú, Elidio Espinoza Quispe, quien encabezó la lista como candidato a alcalde. En una entrevista donde anunció la formación de su espacio político, Elidio (quien actualmente se encuentra acusado en un juicio titulado “Escuadrón de la Muerte”) expresó una fórmula similar a la del Partido Nacionalista Peruano: “El pedido del pueblo es que postule por un movimiento independiente, la gente ya no cree en los partidos tradicionales.”

En diversos sectores del activismo y organizaciones felicitaron la candidatura y la conquista del puesto del primer cargo público por parte de una mujer transgénero en Perú. Se festejó a Luisa por acceder a un cargo público siendo transgénero, pero sin reparar sobre la plataforma derechista del espacio al que pertenece o sus declaraciones poco agraciadas para con las personas travestis y transgénero en situación de prostitución.

Desde ya, el entusiasmo inicial es más que comprensible en la comunidad LGTIB: se conquistan espacios a los cuales nunca pudimos acceder las personas travestis por las brutales condiciones de vida y condiciones materiales y de acceso a la educación, salud, vivienda y trabajo, que configura una baja expectativa de vida para nosotras (que, en Argentina, se estima en 35 años). De ahí que florezcan ilusiones en que una persona transgénero por sólo hecho de serlo, sea garantía de que se pondrá a la cabeza de la lucha por nuestros derechos, de las trabajadoras y trabajadores, de los sectores populares.

El tiempo dirá si las personas travestis y transgénero tendrán un punto de apoyo en la lucha por sus derechos en la flamante concejala -si privilegia las necesidades de su colectivo antes que el programa del partido al que pertenece- o será un peso muerto en las ilusiones legalistas, repitiendo el programa derechista de un partido que sostiene a la familia como uno de sus ejes centrales en su programa.