Los padres de un niño asesinado en el atentado de las ramblas abrazan a un imán en rubí. Una imagen que golpea el sentido común de la islamofobia.
Josefina L. Martínez @josefinamar14
Viernes 25 de agosto de 2017 13:21
En la pequeña localidad de Fitero, en Valencia, tres menores de origen marroquí (el más chico de 13 años) fueron agredidos el sábado pasado, después de participar en un acto contra el atentado de las ramblas. Dos hombres los insultaron, los persiguieron con un coche y los golpearon con un palo de gran tamaño. El resultado, según informa El diario.es fue “traumatismo craneoencefálico, heridas abiertas en la cabeza, traumatismo lumbar, contusión torácica y pérdida de conciencia.” La denuncia por la agresión islamófoba fue rebajada por la juez de Tudela a “lesiones” menores, sin considerarla delito de odio.
El miércoles 23, una mujer de 38 años salía del metro en Usera, barrio popular de Madrid, cuando tres jóvenes se lanzaron sobre ella, insultándola y golpeándola por llevar velo. La ambulancia de Samur se trasladó hasta la zona y la mujer fue ingresada con pronóstico leve en el hospital 12 de octubre.
“No más ayudas a los moros”, este mensaje siniestro fue estampado con una pintada en el muro de la Oficina de Empleo de la Generalitat de Figueres. Durante el fin de semana posterior a los atentados fueron atacadas mezquitas en Sevilla y Granada, con mensajes similares contra los musulmanes y el islam.
La Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia, en su informe del año 2016 -antes del pico actual de islamofobia que ha seguido a los atentados-, ya daba cuenta de un aumento de los casos en el Estado español. El año pasado oficialmente se han registrado 573 denuncias de islamofobia, que corresponden en un 14,14% a agresiones contra mujeres y 4,01% contra niños, 12,57% incidentes contra mezquitas, 5,41% contra refugiados y 6,63% contra personas no musulmanas. “El aumento con respecto a los incidentes de 2015 es de un 106,12%”, aseguran.
La organización neonazi Hogar Social de Madrid viene aprovechando el impacto social de los atentados de Barcelona para desplegar su propaganda islamófoba y racista, promoviendo ataques contra mezquitas en varias ciudades. Esta semana, la Red Española de Inmigración y de Ayuda al refugiado ha denunciado judicialmente a este colectivo facha por “delitos de odio” y “organización criminal”.
En junio de este año nació una iniciativa para medir el grado de islamofobia en los medios de comunicación españoles. El Observatorio de la islamofobia, analiza una muestra de los seis periódicos de tirada estatal, para analizar cómo se expresa la islamofobia en más de 1.400 artículos. Según sus datos, cerca del 70% de estos textos publicados durante el primer semestre de 2017 tienen carácter islamófobo. De acuerdo con la Plataforma: “generan fobia contra el islam y los musulmanes.” Agregan que la mayoría de los artículos que se refieren al islam o los musulmanes, tratan sobre temáticas negativas.
Sara Piquer Martí (Universidad de Zaragoza), aborda en un estudio la islamofobia en la prensa española. “A diario nos encontramos con noticias sobre terrorismo, fanatismo, guerras y conflictos en países árabes, casos de mujeres víctimas de un machismo supuestamente fruto de la religión islámica. La prensa española, a través de este tipo de noticias, ha construido una polarización en la que el colectivo islámico queda convertido en un grupo homogéneo, irascible, fanático, radical y pobre.” Tanto la temática como la contextualización de las noticias y el lenguaje de los titulares construyen “el estereotipo”, “el miedo o la amenaza” que se relacionan con el islam, señala la autora.
Sobre la islamofobia en los medios se ha visto mucho en los últimos días, desde el reportaje de RTVE donde un tertuliano increpaba duramente a una joven musulmana entrevistada -pieza que despertó mucho rechazo en las redes-, hasta los editoriales y tertulianos cavernarios que pueblan como hongos los medios. La ola de islamofobia también copó las redes sociales, con brutalidades de todo tipo contra los “moros”, los refugiados o los inmigrantes, incitando a la violencia racista contra estos colectivos.
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Solidaridad y resistencia
El clima político abierto después de los atentados se ha polarizado por derecha y por izquierda. Mientras las redes sociales se inundan con comentarios islamófobos, también se llenan de muestras de solidaridad con los inmigrantes y refugiados, rechazando el racismo y la estigmatización de la comunidad árabe y musulmana.
La manifestación en Barcelona contra la concentración neonazi fue una primera expresión, inmediata y espontánea, de esta resistencia. En estos días muchos periodistas han escrito buenos análisis y denuncias contra la islamofobia, y la propia comunidad árabe y musulmana se ha movilizado al grito de “No en nuestro nombre”.
La foto de los padres de un niño de 3 años que murió en los atentados de las ramblas hace una semana, abrazando a un imán de la localidad de Rubí en Barcelona, es una imagen poderosa que arrasó las redes con un sentimiento profundo contra el racismo y la islamofobia.
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Josefina L. Martínez
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.