Junts volverá a abstenerse mañana en la investidura de Pere Aragonès. Una fórmula para ganar más tiempo en el reparto de las consellerías de más peso y trascendencia. Todo bajo la excusa de un Consell de la República vacío de contenido mande quien mande.
Lunes 29 de marzo de 2021
Casi con toda probabilidad este martes no habrá investidura de Pere Aragonès, a pesar de que ERC cuenta con los votos favorables de la CUP que no solo facilitarían la investidura, sino que también garantizaría la estabilidad parlamentaria y presupuestaria del siguiente Govern de la Generalitat.
La ejecutivo de Junts ha anunciado hoy mismo que volverá a abstenerse este martes, tal como ya hizo la semana pasada. Por ahora, el principal escollo sería el papel que tendría que tener el Consell de la República durante esta legislatura.
El Consejo de la República es, en pocas palabras, un organismo independentista ciudadano que quiere parecerse “autónomo” pero que está presidido por Carles Puigdemont y un equipo de dirigentes políticos afín a él.
Es, para decirlo de alguna forma, la iniciativa que le permite mantener peso a JxCat, es decir al antigua CDC, a nivel nacional y de cara a las aspiraciones democráticas de miles de catalanes, aunque sea a través de un organismo vacío de contenido oficial.
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Por todo ello, a pesar de que el Consell cuenta con representación de ambas fuerzas políticas (Junts y ERC) y que también cuenta con la presencia de Poble LLiure (formación independentista integrada en la CUP), este organismo está considerado como partidista y que viene siendo utilizado por Junts en contraposición a la tabla de negociación que propone ERC con el Gobierno central.
En este contexto, la Assemblea Nacional de Catalunya ha propuesto estos días la reformulación de la dirección del Consell para que todos los partidos independentistas tomen parte y pueda ser utilizada como organismo de decisiones conjunta. Algo similar al comunicado que ha hecho hoy mismo el Consell per la República, en el que se muestra dispuesto a redefinir la dirección pero, eso sí, sin poner plazos de tiempos para efectuarlo.
La cuestión de fondo de la (no) investidura, no obstante, pasa por el reparto de las consellerías de mayor peso y trascendencia como economía, interior o educación en el próximo Govern de ERC y JxCat.
A pesar de que estratégicamente no hay grandes diferencias entre los dos partidos de la burguesía catalana en como afrontar una nueva legislatura, Junts no está dispuesto a perder la gran cuota de poder de decisión que mantiene desde los inicios de la democracia de este Régimen del 78, sea bajo las siglas que sean. Por su parte, ERC, tampoco quiere que el Consell de la República sea una traba para negociar con el Estado español.
La abstención de Junts, en este sentido, ofrece un margen de dos meses antes de que no se vuelva a convocar elecciones, para negociar mejor un Govern en el que la consellería de economía se tendrá que hacer cargo, nada más y nada menos, de los fondos europeos de una crisis sin precedentes, o de una consellería de interior más que cuestionada y sin atisbos a corto plazo que pueda resprestigiarse o conseguir una mejor imagen.
Por otro lado, Arnau Comas, dirigente de Poble Lliure, defendía ayer mismo la existencia del Consell de la República como organismo para la toma de decisiones. Comas aprovechó las declaraciones para quejarse de la diletancia de Junts para investir a Pere Aragonès, a la vez confirmaba por enésima vez el giro a la moderación de la CUP.
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En este sentido giraba sobre todo la defensa de Comas sobre la responsabilidad que debe tener la CUP en esta legislatura al decir que "nosotros [Poble Lliure] creemos que hace falta que la CUP esté dentro del Govern para fiscalizarlo y ser exigentes. En el govern habrá ERC y Junts y la CUP firmará, como mínimo, un acuerdo de gobernabilidad. Pero la solución óptima seria que entraran a la estructura ejecutiva”.
Un nuevo viaje de la mano de los partidos de la burguesía que descarta por lo tanto cualquier medida que afecte la propiedad de los grandes tenedores ni se prohíban los desahucios. Así como ninguna medida que afecte al modelo policial de los Mossos d’Esquadra, como tendría que ser la disolución de la policía. Tampoco hablar de acabar con la Ley Mordaza y las Reformas Laborales.
Más que probablemente, en estos dos meses de negociaciones, si no hay ninguna novedad respecto a la investidura en las próximas 24 horas, ERC y Junts se pondrán de acuerdo en un punto en el que no hay desavenencias como es el retroceso ordenado al autonomismo y acabará habiendo un govern de la Generalitat y uno processisme 2.0. Mucho ruido para nada. Y la CUP estará ahí como parte de su integración al régimen catalán.
Frente a esto es necesario abrir el debate sobre qué papel tiene que tener la izquierda revolucionaria y poder constituir una alternativa anticapitalista y con perspectiva de clase que proponga desarrollar la movilización con la clase trabajadora al frente, hacia la conquista de los derechos democráticos y sociales más urgentes.
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