El viernes 21 se realizó una masiva marcha de familiares, amigos y vecinos de Cristian Toledo para exigir justicia por su asesinato a manos de un agente de la Policía de la Ciudad. El hecho ocurrió el sábado 15 por la mañana cuando Cristian volvía de bailar con sus amigos, en su barrio de la villa 21-24.
La marcha arrancó en la parroquia Caarupé hasta el Ministerio de Seguridad. Acompañaron trabajadores, instituciones del barrio, docentes y referentes de organismos derechos humanos. Estuvieron la Correpi, Alejandrina Barry del CeProDH y el Frente de Izquierda, otros representantes del FIT como Laura Marrone y Marcelo Ramal, organizaciones como La Garganta Poderosa y la Juventud del PTS.
Fue una de las marchas más grandes de los últimos años. Cientos de vecinos salieron a reclamar justicia por Cristian y a mostrar su enorme indignación por este nuevo caso de gatillo fácil en el barrio.
Cristian, quién tan solo tenía 22 años, era muy querido. Trabajaba en la ferretería del barrio, era muy solidario y muy conocido por esto entre los vecinos. La marcha también tenía el objetivo de que se supiera la verdad, no la versión que intentaron instalar en un principio de que Cristian había querido robar y este policía lo mató en defensa propia.
Gracias a la pelea de los vecinos se dio a conocer la verdad, fue lamentablemente otro caso de gatillo fácil.
Una vez más nos encontramos con este accionar e impunidad de las llamadas fuerzas de seguridad contra los jóvenes de las barriadas populares. Como denunció el FIT en la Legislatura a través del legislador Patricio del Corro, la creación de la nueva Policía de la Ciudad (votada por casi todas las fuerzas parlamentarias) sólo traería mayor represión y control social sobre los barrios populares.
“El asesino me decía ‘Dejalo que se muera ese hijo de puta’”
Daniel, el mejor amigo de Cristian y testigo directo de su asesinato, habló en la marcha con La Izquierda Diario.
¿Cómo fueron los hechos en los que murió Cristian?
Fue una discusión de tránsito donde los dos autos se encontraron en el semáforo, Cuando el semáforo se puso en verde arrancamos como si nada hubiera pasado. El otro muchacho aceleró fuerte, arando, haciendo chillar las ruedas. Cuando comenzó a acelerar bajó la ventanilla y nos comenzó a disparar. Nos disparó, nos disparó, nos disparó todo el tramo desde Alvarado hasta Santo Domingo… nunca dejó de disparar. En el segundo o tercer disparo que nos hace es donde lo impacta a Cristian, y que fue donde yo más me asusté y le dije que lo iba a llevar al Hospital Penna. En Avenida Iriarte doblaría, él no podía hablar pero con gestos y golpes me decía que sí, que siga, yo lo agarraba de los pelos y le decía que lo iba a llevar al hospital, que aguante, y me decía con la cabeza que sí y con la mano ‘ok’. Como en la Avenida Iriarte no podía doblar, porque me seguía disparando y si yo frenaba también me disparaba a mí y a mi compañero de atrás, tuve que seguir. Media cuadra antes de Santo Domingo quise doblar ya que no había ningún auto, pero ya me había pinchado una goma, ya no estaba estable el auto, y ya se me estaba desvaneciendo Cristian. Fue donde se igualó su auto con el mío y me apuntó a la cabeza, me efectúa tres disparos... Fue ahí donde me agaché porque si no me mataba. En ese tramo que yo agacho la cabeza, que no veo nada y se me descontrola el auto, me incrusto arriba de la vereda de la esquina, que fue donde bajamos, nos tiró al piso, nos dijo que nos iba a matar, “total -dijo- ya le habíamos cagado la vida”. Y nos quiso matar. Si no era por el mecánico que estaba abriendo el taller al igual que el del puesto de diarios yo creo que nos mataba. ¿Qué sabés sobre lo que dijeron la Policía y los medios? ¿En el barrio qué se dice?
Ni bien sucedió el hecho nos trataron de chorros, de delincuentes, la Policía nos pateaba, nos maltrataba y se reían. Yo pedí una ambulancia para mi amigo y se reían. El que efectuaba los disparos me dijo “¿Para qué? Dejalo que se muera ese hijo de puta”. Cuando vino la Policía de la Ciudad le pedí una ambulancia también, y uno se venía riendo y me dijo “ahí ya llamamos, igual quedate tranquilo que tu amiguito esta muerto”. A los cinco minutos vinieron. Ya estábamos esposados, nos habían pateado, todo. Entonces me golpea el hombro y me dice “¿Y? ¿Lo viste a tu amiguito? Está ahí tirado, está muerto” mientras se reía. “En ningún momento ellos salieron a robar”
Mirna también es amiga de Cristian. También marchó por él y contra la policía del gatillo fácil. Y también aceptó hablar con La Izquierda Diario
¿Qué saben del agente asesino?
Por lo que sabemos este bombero está detenido y esperemos que siga así. Obviamente es un caso que va a seguir, pero nosotros queremos que se aclare que “El Paragua” no fue nunca un chorro, ni él ni sus amigos. Yo los conozco a los tres y pongo las manos en el fuego por ellos, que en ningún momento salieron a robar. Ellos venían de bailar, sí, pero jamás fueron a robar a nadie, ni al bombero ni a nadie del barrio. ¿Por qué opinás que los medios dicen eso?
Fue lo que dijo el bombero, que le quisieron robar. Pero nada que ver. Ellos no tenían ni armas. Jamás, jamás robaron ellos. El Paragüita, con todas las palabras, era rebuen pibe, trabajador y honesto. Nunca se peleó con nadie. Y que le pase esto, que lo mate un bombero policía cuando salía de bailar, por una discusión de tránsito. Tiene que estar en cana ¿Y que opinás de lo que hace la Policía?
Con la Policía, hoy en día, está todo mal. Piensan que porque tienen una pistola pueden matarnos, pueden sacarle la vida a una persona. Dicen que le abrieron una causa a los dos amigos que también iban en el auto
Los amigos tampoco tienen nada que ver, ellos venían de bailar.