La jueza Anisa Rasooli ha sido nominada para ocupar un puesto en el Alto Consejo de la Corte Suprema de Afganistán, lo que supone un hito histórico, ante el que sectores conservadores, ya han manifestado su rechazo.
Martes 16 de junio de 2015
El nombramiento "será anunciado oficialmente esta noche o mañana", aseguró un alto miembro del Palacio Presidencial que prefirió mantener el anonimato, al detallar que solo faltan algunos procedimientos burocráticos para comunicarlo.
El Consejo de Ulemas (clérigos islámicos) de Afganistán se ha opuesto a la nominación, porque, según ellos, la ley islámica o sharía no permite que una mujer ocupe el puesto de jueza. "Hemos hecho llegar nuestra postura al presidente en una carta (...) en la que le pedimos que revoque su decisión, ya que nunca ha habido una mujer jueza en la historia del Islam", sentenció Ataulá Ludin, un portavoz del Consejo de Ulemas.
Organizaciones en la lucha por los derechos de la mujer dieron la bienvenida a la nominación de la jueza Rasooli. "Era nuestra demanda y hemos luchado por ella los últimos catorce años", dijo Rafiulá Baidar, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán.
Pese a que la legislación reconoce la igualdad entre diferentes sexos, bajo el inestable régimen de la República Islámica de Afganistán, las mujeres se encuentran en una situación de grave marginación, en especial en las zonas rurales, que representan la mayor parte del territorio y en las que reside la mayoría de la población. Durante el régimen de los talibanes, que cayó a fines de 2001, las mujeres eran ciudadanas de segunda, y se negaba sistemáticamente a niñas y mujeres el derecho de estudiar, trabajar o acceder a la asistencia médica, lo que las dejaba expuestas a una situación de vulnerabilidad extrema. Entre otras cosas tenían prohibido consultar a un médico varón y las médicas mujeres no podían trabajar. Tampoco podían salir de sus casas sin la compañía de un familiar varón.
Casi catorce años después de la caída del régimen talibán, mediante la invasión de la coalición internacional encabezada por EE.UU., los derechos de las mujeres en Afganistán siguen siendo vulnerados. Algunas mujeres de la ciudad empezaron a asistir a la escuela, a sus trabajos o a ir de compras sin la compañía de un hombre, pero son una minoría. Deben luchar aun contra un régimen patriarcal que la guerra ha acentuado y las pocas mujeres que lograron empezar o retomar sus estudios son algunas voces aisladas, en un mundo dominado por los hombres.
Fuente: EFE