La Izquierda Diario entrevistó a Laura Magnaghi, candidata a intendenta de Lomas de Zamora, en la Lista 1A "Renovar y fortalecer el Frente" del Frente de Izquierda, que encabeza Nicolás del Caño como candidato a presidente.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Martes 14 de julio de 2015
Laura Magnaghi tiene 42 años, una hija de 8 y trabaja desde hace 23 años bajo jurisdicción de la Municipalidad de Lomas de Zamora. Comenzó en una Unidad Sanitaria, ocho años después pasó a trabajar en el Hospital Oscar Alende, cubriendo guardias. Además trabaja en una clínica privada. Milita en el PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) y es candidata a intendenta de Lomas de Zamora. Integra la junta interna de ATE del hospital, que pudieron construir con sus compañeros después de una lucha de más de 7 meses que fue encabezada por trabajadoras. Lograron echar a los dirigentes burocráticos del sindicato y enfrentaron a los funcionarios que Insaurralde había dejado al frente del Municipio. Por la importancia que tenía para ella participar de este inédito proceso y colaborar en su desarrollo, pidió el pase de la guardia que realizaba todos los domingos y pasó a integrar la planta de lunes a jueves.
¿Cómo es tu semana laboral?
Tengo dos trabajos; además del hospital, realizo guardias en una clínica, y completo mis ingresos con lo que me pasa el padre de mi hija, que me permite llegar a fin de mes. Mi semana laboral arranca el domingo con la guardia en la clínica, donde trabajo 12 horas desde las 20 hasta las 8 de la mañana. De ahí, en vez de ir a mi casa, voy al hospital hasta las 14 horas, después me voy a dormir (risas).
Pero esto depende mucho de cómo vienen las guardias, porque a veces me queda resto para aprovechar la tarde para mis tareas partidarias. El martes ingreso a las 8 de la mañana al hospital, salgo a las 15.30, voy a buscar a mi hija al colegio, y le dedico el poco tiempo que tengo para estar con ella. Los miércoles tengo la misma jornada laboral, los jueves también de 8 a 15.30 en el hospital, retiro a mi hija de la escuela y de ahí, desde Temperley, me voy derecho hasta Lanús para dejarla con los abuelos. Duermo una hora y después voy la clínica. En el hospital mi salario es de solo $4 mil. Eso es lo que nos paga Insaurralde, y como dice mi compañero Nicolás del Caño, a mi no me la tienen que contar.
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¿Qué tiempo libre te queda?
Realmente es muy poco, pero me las arreglo. La necesidad de resolver los problemas que me trae la falta de tiempo me llevó a organizarme con un grupo de madres de la escuela. Nos rotamos para ir a buscar a los chicos y ese día también cuidarlos. Por otro lado, la lucha del hospital durante tantos meses también me permitió armar un nuevo grupo de amigas que nos bancamos a muerte. Hay mucha solidaridad entre nosotras. Por ejemplo, el otro día una compañera estaba mal de salud y como no podía dejar la guardia le armé un lugar para que solo haga trabajo administrativo, y ella me dice ‘por qué sos así’ y le respondí ‘si no nos cuidamos entre nosotras, nadie nos va a cuidar’.
Siento mucho el respeto de mis compañeros pero no busco solo eso, trato que se involucren, que se comprometan. Tendría que hacer natación por problemas de las cervicales, pero no tengo tiempo y en este próximo mes esto va a ser directamente imposible, porque estoy muy metida y entusiasmada en la campaña que estamos llevando adelante, que expresa la fuerza de las mujeres. También con seguir enfrentando a los viejos aparatos que se apropian del territorio como si fueran feudos. Insaurralde es parte de esos viejos aparatos; es un hijo político de Duhalde y por eso lo voy a enfrentar en las urnas de la misma forma que lo vengo haciendo en las calles junto a mis compañeras del Hospital Alende.
Por esto es que en el hospital la campaña viene bien, hay mucha colaboración de los compañeros que difunden en sus redes de facebook, ganan votos entre sus familiares y amigos, o te mandan mensajes alentándote. Ver los stickers con las caras de nuestros candidatos pegados en el hospital y saber que no lo puse yo, me llena de alegría. En Ingeniero Budge conformamos un comité de campaña. Empezamos a pegar afiches y repartimos volante en las plazas, en la ferias, entre otros lugares. Además de la campaña electoral, estuve junto a mis compañeros de la junta interna organizando la lista opositora para las elecciones en ATE y fui elegida por ellos para ser candidata a la comisión directiva de ATE Sur, un sindicato recuperado hace años. Asimismo continuamos peleando por las pésimas condiciones de trabajo que vivimos.
¿Cómo es la situación laboral y los salario del hospital?
Hay compañeros que con cinco años de antigüedad cobraron $1.100 de aguinaldo. Son contratados, y sus salarios no llegan a los $3 mil, y para incrementar sus ingresos tienen que realizar horas extras o trabajar en varios lugares a la vez. En el gremio de la salud la mayoría de los laburantes tiene dos o tres trabajos. Mi servicio, por ejemplo, se reconoce como trabajo insalubre. Pero con ese salario nos obligan a realizar horas extras o tener otro trabajo, también insalubre.
¿Y cómo es la atención dentro del hospital?
Hay una crisis sanitaria. Los turnos te los otorgan recién a los dos, tres meses. Tenés que esperar horas a que te atiendan. Después faltan insumos, hasta vajilla donde servir la comida de los pacientes. Falta mantenimiento, y no porque los compañeros no trabajen, sino porque no les dan los repuestos que necesitan para reparar lo que se va rompiendo. Hace muy poco entre los compañeros y compañeras de los distintos servicios elaboramos un análisis de la situación del hospital, la situación en la que se encuentra es patética. Recibí distintas amenazas e injurias de los funcionarios recientemente por denunciar esta situación.
Pero para cubrir esta situación ahora arman las UPA (Unidad de Pronta Atención) que se ha convertido en el caballito de batalla de Scioli, pero como te imaginarás son un parche. Son como grandes salas de atención primaria, sin internación y entonces la gente vuelve al hospital. Ahora en invierno todo se agudiza más debido a la cantidad de enfermedades que sufren los sectores empobrecidos que viven en pésimas condiciones.
En este sentido, el Lomas de Insaurralde tiene dos caras bien diferenciadas. Por un lado tenés las quince manzanas de lo que se llama “Las Lomitas”, donde se han construidos torres majestuosas y el Lomas pobre donde miles viven hacinados, en condiciones críticas de vivienda, sin cloacas y con agua contaminada por plomo y otros minerales que afectan la vida de miles de lomenses. Un 15 % de la población vive en villas y asentamientos, cuando en el Lomas rico gozan del boom inmobiliario. Verdaderamente te asquea ver tanta desigualdad. Por eso, como te decía al principio, a mi no me la van a contar cuando todos los días veo la decadencia a la que han llevado a miles de los nuestros.
Estamos con todo con la campaña de la lista 1A para “Renovar y fortalecer el Frente de Izquierda", disputando con la lista que encabeza el compañero Jorge Altamira; queremos que en las PASO se exprese la fuerza de los trabajadores, las mujeres y la juventud contra los candidatos como Insaurralde, que son los hijos políticos de Menem y de Duhalde, no solo porque estuvieron con ellos, sino también porque se vienen con el ajuste bajo el brazo.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.