Viernes 6 de octubre de 2023
Un nuevo ataque a la Salud Pública se viene gestando y actuando de manera parcelada desde hace 2 años, con el término paulatino que se dio a la pandemia en término de políticas públicas, con una reducción de presupuesto que se tradujo en despidos de hasta ahora aproximadamente 12.000 despedidos desde la pandemia. La última cifra es de más de 6 mil trabajadores de la salud que entre fines del mes recién pasado y septiembre del próximo año serán despedidos, profundizando aún más la crisis crónica que vive la salud en nuestro país.
Con un discurso lleno de demagogia la semana pasada el gobierno del frenteamplista Gabriel Boric anunció y se vanaglorió del aumento en un 8,1% del presupuesto destinado a salud. Pero, más allá de los pomposos titulares que dicha noticia le dio al gobierno, esto no se traduce realmente en una solución ni nada cercano al problema de la salud. Boric habló en su gobierno de “nuevos 6 mil contratos” cuando en realidad esto corresponde a la “regularización” de trabajadores que se encuentran en calidad de suplencias u honorarios, no en 6 mil nuevos trabajadores, por tanto no se traduce en disminución del agobio laboral, ni en mejorar la atención de la población.
Para quienes trabajamos en salud el panorama es bastante claro. Aún contando con los trabajadores que actualmente se desempeñan en centros de salud a lo largo del país, la sobrecarga laboral es insoportable. El golpe que implican 6 mil puestos menos se traduce directamente en más trabajo, peores condiciones de trabajo, peor calidad de atención, peor acceso a la salud, menor capacidad de respuesta a los problemas de salud de la población.
La burocracia de los diferentes gremios, es responsable de la pasividad con la que se enfrentaron, o en realidad no se enfrentaron, hasta ahora los despidos. Para está nueva ola convocaron a un paro de 2 días que a pesar de la falta de organización activa de su parte convocando asambleas de base de todos los trabajadores de la salud, quedó demostrado en los hechos que hay sectores de honorarios y también contratados que tienen disposición a enfrentar los despidos. Pero la burocracia mantiene su estrategia y mecanismos históricos débiles de presión parlamentaria, de confianza en los mismos parlamentarios o sectores políticos que han permitido por años la inestabilidad laboral, e incluso que pertenecen al mismo gobierno que está realizando este ataque, en lugar de confiar en la fuerza de las y los trabajadores.
Para nosotros el paro muestra la fuerza que tenemos para pelear contra los despidos e incluso ir más allá y enfrentar organizados la salud pública. Es por esto que desde la agrupación de trabajadores de la salud Abran paso hacemos un llamado abierto a conformar Asambleas Unitarias de Trabajadores de la Salud para enfrentar los despidos y para hacer frente a la crisis de la salud. Ya basta de divisiones por gremio, oficio o profesión. Debemos terminar con la lógica de trabajadores de primera, segunda y tercera categoría y enfrentar organizados de manera unitaria el golpe del gobierno y la profundización en el negocio en la salud.
Estas instancias que nos pueden permitir discutir y organizar la defensa contra los despidos puede y debe convertirse en un organismo más permanente que rompa las barreras de la división por gremios y ponga al centro la discusión respecto de la inestabilidad, el subcontrato, la historia de la suplencia eterna, la precarización de la sobrecarga laboral, acabar con la brecha salarial entre los diferentes trabajadores de la salud y que se proponga terminar ya con las listas de espera y pelear por un sistema de salud que no esté al servicio de los empresarios de la salud, sino que un Sistema de Salud dirigido por las y los trabajadores y los usuarios.
