Se realizó la última sesión del Consejo Directivo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, en donde la gestión impidió tratar sobre tablas el proyecto para rechazar el cierre de cuatro cátedras de arquitectura.
Viernes 20 de diciembre de 2019 20:27
El jueves 19 sesionó el Consejo Directivo de FADU. El temario estuvo atravesado por la prórroga automática de los vencimientos de materias en Diciembre hasta el período de Febrero, las materias de curso de verano que aumentaron considerablemente su oferta en Arquitectura y en el resto de las carreras. Esta sesión se dio a sala llena de estudiantes y docentes que se autoconvocaron rechazando el cierre cátedras históricas de Arquitectura como Pedemonte-Ex González y Carnicer-Ex Sorondo del turno noche, Casiraghi-Ex Romano del turno tarde y la cátedra Red-Ex Varas del turno mañana. El decano Guillermo Cabrera, al dar inicio a esta sesión saludó a los autoconvocados diciendo “no estamos acostumbrados a sesionar con tanto público”.
¿Qué se discutió en el Consejo?
La mayoría de los consejeros, incluida la mayoría estudiantil, votaron en contra de que se trate la continuidad de todas las propuestas académicas en la carrera de Arquitectura. No dejaron tratar el proyecto que presentaron desde las cátedras en cuestión en la que la gestión del decano Guillermo Cabrera, (radical de Cambiemos) y el conjunto de los consejeros por la mayoría de Coalición y Corazón FADU (de la gestión de Cambiemos y la Franja Morada) apelando a todo tipo de maniobras. Por ejemplo uno de los argumentos que utilizaron para justificar el rechazo fue que tenía un problema de redacción ya que utilizaba puntos suspensivos en una cita entre comillas: (...). Un total absurdo.
En la FADU, la libertad de cátedra y la pluralidad de variantes académicas es una bandera conquistada que no sucede en casi en ninguna facultad de la UBA a ese nivel, siendo que en la carrera de Arquitectura hay 26 cátedras verticales de diseño. Por ejemplo, en otras carreras como Odontología hay cátedra única en la mayoría de las materias. Las cuatro cátedras en cuestión tienen cargos titulares interinos y fueron concursadas durante todos estos años de esa manera, por eso mantienen los nombres de los titulares que les dieron origen. En el último concurso perdieron su titularidad por un jurado puesto a dedo por la misma gestión de la facultad, a cargo de Guillermo Cabrera, que benefició discrecionalmente a cátedras nuevas alineadas a su espacio político. Esto se comprueba también a partir de la cátedra ex Gaite que encontrándose en la misma situación mantuvo la continuidad.
La facultad se da el lujo de prescindir de eminencias de la arquitectura que ganaron premios nacionales e internacionales que elevaron el prestigio académico de nivel internacional de esta casa de estudios, como denunció el Arq. Pedemonte, que como nota de color le dio una lección de gramática al Secretario Ariel Pradelli por leer mal el proyecto. Y a su vez pasando por encima de su propio reglamento con tal de tener más peso político dentro de la institución como planteó el Arq. Christián Carnicer en esta misma sesión: “no son los cargos en sí mismo lo que se reclama, sino la continuidad de las propuestas pedagógicas vigentes desde el año ´83” en el caso de Sorondo-Carnicer y desde los ´80 en el caso de Gonzalez-Pedemonte.
Los dinosaurios van a desaparecer
Esto deja de manifiesto el carácter completamente antidemocrático del Consejo Directivo en el que un puñado de dinosaurios, los titulares de las cátedras que componen 8 de los 16 consejeros deciden sobre el conjunto de la comunidad académica, que somos más de 40 mil personas incluyendo a estudiantes, docentes y no docentes, de los cuales estos últimos no tienen ningún tipo de representación. No es solamente una cuestión numérica, pero sí es la base sobre la cual unos pocos, con sus propios intereses, ganan cada vez más peso institucional, académico y político dentro de los espacios de poder de la facultad y la universidad. Ellos mismos son los que definen el contenido de la formación de los futuros profesionales arquitectos y diseñadores en la ciudad más rica y desigual del país. Esta formación se viene profundizando en los últimos años orientada casi exclusivamente a la gestión empresarial, de arquitecto como desarrollador inmobiliario, que genera estas mismas desigualdades y no en función resolver el problema habitacional.
Un balance necesario
Cuando vemos la intervención de las agrupaciones como La Corriente y demás variantes kirchneristas en la defensa de estas cátedras a las que se les está negando el derecho de enseñar, es evidente la nula confianza que tienen en que desde abajo, con la organización de estudiantes y docentes se pueda revertir la situación. Depositar todas las energías en que se resuelva sólo por la vía institucional es completamente impotente. Lo vemos en concreto en que los consejeros de la gestión son capaces de rechazar tratar el proyecto por un supuesto problema de redacción. Si la derecha avanzó tanto en los últimos años, no sólo en los órganos de gobierno de la facultad, sino también en los espacios de organización estudiantil ganando varias conducciones de los centros de estudiantes de la UBA entre ellas la FADU, es porque estos sectores durante el proceso anterior dejaron pasar todas y cada una de las políticas de ajuste de la gestión y el gobierno como fueron: los presupuestos a la baja, los cupos y restricciones a las cursadas, los avances sobre los espacios de la facultad y su privatización y convenios con las empresas.
¿Qué proponemos?
Desde ContraImagen y Juventud del PTS peleamos por democratizar los órganos de cogobierno con mayoría estudiantil, claustro único docente y participación no docente, estableciendo el voto directo (una persona, un voto), como mecanismo de elección de autoridades y revocabilidad de los cargos. Como forma de garantizar la verdadera democratización, no sólo la pluralidad de voces y propuestas académicas disidentes sino también cuestionar profundamente los contenidos existentes para ponerlos al servicio de los intereses de las grandes mayorías. Dar esta pelea por una mayor democratización lleva también a cuestionar las trabas materiales que hoy imposibilitan el acceso y permanencia en las universidades: sin becas integrales para poder estudiar, que podrían garantizar el ingreso irrestricto a la universidad pública y que nadie se quede sin estudiar en el marco del ajuste que estamos viviendo.