Martes 13 de septiembre de 2022
A mediados de este año, las y los trabajadores de la Unidad de Emergencia Pediátrica del Hospital Sótero del Río, decidieron paralizar ante las malas condiciones de trabajo y de atención a los que están expuestos ellos y las y los usuarios en este servicio; el incremento del grupo etario genera una demanda excesiva para el personal, problemas de hacinamiento y de seguridad tanto para los usuarios y trabajadores de la unidad. Hoy, nuevamente se han visto en la necesidad de movilizarse al no ver resueltas sus demandas.
La unidad de Urgencia Infantil de este hospital es el área que atiende a la mayor población pediátrica de la Región Metropolitana con alrededor de 120.000 niños entre 0-14 años. En los meses de invierno, la demanda de atenciones por problemas respiratorios aumenta como en todos los años, solo que en este se manifestó con mayor fuerza una de las problemáticas que caracterizan a la crisis de la salud pública: la falta de infraestructura y la sobre exigencia a los trabajadores de la salud.
Hace aproximadamente dos años, debido a la campaña contra COVID, las autoridades del hospital decidieron aumentar el grupo etario para la atención en la unidad de emergencia pediátrica para todas las especialidades. Normalmente el límite eran pacientes hasta los 15 años, pero el aumento de la edad límite hasta los 18 años exigió mayor capacidad espacial y de requerimientos al personal de servicio.
Trabajadoras nos comentan: “Desde un principio se les dijo a las jefaturas que no iba a ser viable atenderlos acá porque el espacio con el que contamos es reducido, por lo que es contraproducente tener pacientes que vienen por enfermedades respiratorias junto con pacientes psiquiátricos que se están masturbando o que sufren de episodios de crisis, que que asustan.a los demás usuarios.”
“Nosotros nos movilizamos porque vemos que se están vulnerando los derechos de todos los pacientes, no tan solo a los de salud mental por no asegurarles un espacio y personal idóneo para su tratamiento, sino que también a los que se vienen a atender por otras causas más sencillas, como fiebres, ya que se exponen a presenciar circunstancias de agresividad. Como trabajadores de la salud no podemos normalizar estas situaciones.”
Como resultante de la primera movilización, la Directiva del hospital en conjunto con autoridades municipales y de Carabineros, se comprometieron a ubicar en este servicio un oficial de carabineros para buscar contener situaciones de violencia, pero hasta el dia de hoy la oficina que se habilitó para esta función no ha sido ocupada ya que la institución alega que no “existe contingencia” para disponer de un oficial al servicio de la seguridad de la unidad.
Las y los funcionarios elaboraron un petitorio que el día de ayer fue presentado al directorio del hospital y a las autoridades del Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente (SSMSO), donde se exige:
. Disminuir el grupo etario de atención de pacientes de salud mental, dejando como límite los 14 años, 1 meses y 9 días.
. Cobertura ante daños materiales y lesiones perpetrados por pacientes.
. Seguridad de los pacientes hospitalizados.
. Adecuar los box con camillas apropiadas para el tipo de paciente, contención deficiente.
. Mayor dotación de personal 4to turno para atención de salud mental.
. Necesidad de protocolo específico de contención para pacientes.
Hasta la publicación de esta nota no se conoce aún respuesta a este petitorio de parte de las autoridades.
Salud mental, un problema transversal
La cobertura de la salud mental, desde el sistema de salud pública en comunas como Puente Alto, ha quedado demostrado que no es suficiente ante las necesidades de la población, convirtiéndose casi en un privilegio acceder a sesiones con psicólogos y psiquiatras. Así lo han planteado durante todo lo que llevamos de este año las y los trabajadores de la salud de los hospitales, los pertenecientes al sistema de salud APS en consultorios y las y los trabajadores de la educación pública, donde conjuntamente sitúan las falencias en la precaria infraestructura y equipo destinado para estas atenciones, y la poca y mal pagada, dotación de profesionales disponibles para estas.
El colapso de la demanda en el sector público genera la espera de semanas por una atención, ante lo que muchos optan por dejarse estar, aumentando los casos de depresión, estrés, violencia, suicidios, etc. Así se dejó en evidencia este año, en las manifestaciones de trabajadores de la educación de la Corporación de Puente Alto por los casos de violencia y agresiones en estos establecimientos, donde los trabajadores del área psico-social apuntaban al bajo financiamiento que los tiene con una sobredemanda de atenciones, prácticamente sin espacios de la infraestructura de los establecimientos para darlas y con un presupuesto que no alcanza.
Ante esto trabajadoras movilizadas nos comentan: “Una solución ante todo el problema que se nos genera en el servicio por estos casos de salud mental sería que en el hospital solo nos ocupáramos de las urgencias (puesto que hoy nos derivan los pacientes de consultorios, colegios y hasta de otros hospitales), y que los consultorios ampliaran su cobertura de atenciones de salud mental. Desde los consultorios nos mandan todo para acá, hay muchos casos que pueden manejar ellos, y ahí empiezan a colapsar nuestros servicios. Y eso es responsabilidad de la Corporación Municipal, donde podemos decir que hoy el alcalde German Codina no se encuentra gestionando los consultorios de atención primaria para responder a las necesidades de la comunidad y para que ayuden a descongestionar los servicios del hospital, es un círculo vicioso donde somos nosotros y los usuarios los afectados”.
Desde la agrupación de trabajadores y usuarios de la salud Abran Paso, apoyamos las peticiones de la unidad de Emergencia Infantil en el Hospital Sótero del Río, la movilización nos ha demostrado que es un método de las y los funcionarios para ejercer presión en las autoridades en pos de soluciones concretas. Los problemas que se enuncian por esta manifestación son parte de la herencia de los 30 años de los partidos de gobiernos de la derecha y la concertación; una salud para pobres y otra para ricos.
Sin embargo, las distintas unidades de los hospitales padecen situaciones de precariedad y carencias que deberían ser puestas en común mediante mecanismos de democracia más amplia, más directa, como la conformación de mesas o cuerpos de delegados que junto a sus dirigentes organicen el petitorio y la movilización tomando las necesidades de sus bases en cada rincón del hospital, convocando a la comunidad para conseguir la fuerza y la unidad que le doblará la mano a direcciones y autoridades.