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Red Internacional
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ELECCIONES 14F. VOX: el peligro de una extrema derecha decidida frente a una “izquierda” neoliberal o domesticada

El debate de las elecciones catalanas cuenta con que, por primera vez, tiene presencia en Catalunya una formación política filo fascista como VOX, con un discurso de extrema derecha decidido, frente a una “izquierda” neoliberal que es parte del "gobierno progresista" y una izquierda cada vez más domesticada.

Miércoles 10 de febrero de 2021

Foto: EFE / Debate electoral emitido en TV3.

Este martes se ha realizado el debate de las elecciones catalanas, emitido por el canal público de Catalunya TV3. Contó con la participación de todas las fuerzas políticas que tienen representación parlamentaria. Entre las que estaban el candidato de Cs, Carlos Carrizosa; la del PDeCAT, Àngels Chacón; el de ERC, Pere Aragonès; el del PSC, Salvador Illa; Por En Comú Podem, Jéssica Albiach; por la CUP, Dolors Sabater; del PP, Alejandro Fernández; de Vox Ignacio Garriga; y la de JuntsXCat, Laura Borràs.

Por primera vez en un debate de este tipo, tiene presencia en Catalunya una formación política filo fascista, xenófoba y racista como es VOX. La Junta Electoral impone a televisiones y radios públicas dar cuota a la extrema derecha por haber conseguido más de un 5% en Catalunya en las últimas generales.

A su vez, la incertidumbre de las elecciones en Catalunya y la contienda electoral, tiene sus ecos en el Gobierno central tensionando las relaciones entre las formaciones socias del gobierno, PSOE y UP. No es para menos ya que, de uno u otro gobierno catalan, depende la estabilidad de la legislatura española. Pero la campaña electoral catalana pone a UP en el difícil equilibrio entre posar de progres y ser parte de un gobierno de la CEOE y el IBEX con el PSOE del 155.

Todo indica que el movimiento de votos se puede dar dentro de los dos grandes bloques políticos, los independentistas y los constitucionalistas. Aunque habrá que ver cómo afecta a los mismos la abstención que promete ser alta. Se esperan aproximadamente un millón menos de votos que en 2017, los anteriores comicios autonómicos.

Lamentablemente, uno de los que más radicalmente ha expresado sus ideas ha sido el candidato de VOX. Radicalmente de extrema derecha, Ignacio Garriga desplegó con total desparpajo sus propuestas “para reestablecer la ley y el orden” entre las que estaba cerrar la propia TV3 en la que el debate tenía lugar. La “delincuencia” y un discurso securitario, criminalizando a las personas migrantes y a los “ex-mena” (jóvenes migrantes que han pasado años en centros de menores), junto a la denuncia de una “creciente islamización de Catalunya” y las “ayudas a la inmigración ilegal mientras dan la espalda a los españoles” fueron los latiguillos de su discurso. Además, fue uno de los que de forma más contundente denunció la gestión de la crisis sanitaria o la crisis que están viviendo sectores de la hostelería, pero apuntando a las clases medias “abandonadas” por todos los partidos.

Un discurso que busca canalizar la bronca y la desesperación de amplios sectores de la clase media y la clase trabajadora arruinada por la crisis y la gestión de la pandemia hacia los sectores más desfavorecidos. Evitando de esta manera que los ricos y los poderosos, es decir los grandes capitalistas, sean objeto de esa rabia.

Pero más lamentable aún es que este discurso desopilante, contrastó por su tibieza con el de la candidata de la CUP que ni siquiera ha sido contundente con el candidato del 155 del PSC cuando se empeñó en hacerla callar, ni con los partidos del procesismo limitándose a la crítica de “se pelean entre ellos”.

Ha estado ausente un discurso y una propuesta contundente de clase y combativa que plantee una salida independiente de todos los partidos de régimen con los cuales, desde diferentes sectores, empieza a haber descontento. De parte de los partidos del procesismo, franjas importantes del movimiento democrático independentista catalán que han hecho una experiencia profunda desde el 1-O, se sienten defraudados por ERC o JxCat; partidos que no se diferencian de Ayuso de Madrid en cómo gestionaron la crisis continuando con sus planes semiprivatizadores de la sanidad pública y los servicios sociales. Pero la candidata de la CUP se limitó a exigirles que cumplan con la cantidad de proyectos de “ley de país” que se habían propuesto en el Parlament.

También hay franjas de la población descontentas con el espacio En Comú Podem, por su integración a un gobierno central de discurso progresista, pero que ahogó las demandas del pueblo catalán. Y también está ahogando en la crisis a la clase trabajadora y el pueblo pobre de todo el Estado, con una gestión de la pandemia a favor de las empresas.

En el debate faltó una voz radicalmente de izquierda, que denuncie con firmeza que VOX no es un partido outsider, sino que es hijo legítimo del mismo régimen que se sostiene con leyes de extranjería, los CIEs y el 155. Como respondió Illa del PSC a a Vox, que ya se ocuparon ellos, los “socialistas” de imponer la ley y el Orden.

Estamos entonces ante una “izquierda” que es parte del Régimen, gobernando a nivel estatal con el PSOE y dispuesta a gobernar en Catalunya con el tripartit que le venga mejor. Como ya lo vienen haciendo sus marcas blancas como Barcelona en Comú, revistiendo un importante prontuario de políticas racistas, desahucios y precariedad como vienen denunciando trabajadores y trabajadoras del Metro, Las Kellys, trabajadoras de educación o las cuidadoras del SAD.

Pero la izquierda que se dice anticapitalista, lamentablemente está en un curso de domesticación y reedición de “mano extendida” hacia los partidos del procesismo que a una salida política de independencia de clase.

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Visto como se ha dado el debate, los sondeos electorales que se manejan, y de salida las posibilidades de pactos, aunque todavía es pronto, no se puede descartar un escenario de repetición electoral.

El peligro de la derecha en Catalunya es producto de la inacción y la moderación de la izquierda en una situación de ruina de las clases medias y una profunda crisis económica y social.

Las tendencias antifascistas o de frentepopulismo para enfrentar ese peligro son una trampa y desarma a la clase trabajadora, las mujeres y la juventud para enfrentar a la extrema derecha en las calles, que es donde realmente debe ser derrotada.

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