El gobierno del PP de Melilla, endurece y radicaliza su discurso contra los y las inmigrantes para evitar la fuga de votos a VOX en las elecciones del 26 de mayo.

Jorge Calderón Historiador y Profesor de Secundaria, Zaragoza
Miércoles 6 de marzo de 2019
Hace semanas que vemos cómo existe una “carrera” desmedida entre los partidos de la derecha (PP, Cs y Vox) por ver quién en es más patriota, más anti independentista o más duro y restrictivo con la inmigración. El gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla, presidido por mayoría absoluta por el popular Juan José Imbroda, ha querido ir un “paso más allá” con un discurso y unas medidas claramente xenófobas y racistas.
“Evitemos la “marroquinización” de la ciudad”
Este ha sido el término y el argumento utilizado por el Grupo Popular en la Asamblea local -equivalente al pleno municipal- para aprobar dos medidas que buscan evitar el aumento de la población marroquí en esta ciudad autónoma. Una restringe y dificulta notablemente el acceso a la nacionalidad española de los y las marroquís residentes en Melilla y la otra desvincula a la ciudad de la tutela de los menores extranjeros no acompañados. Como vemos son dos medidas que atacan a los sectores más vulnerables como son los “sin papeles” y los menores no acompañados.
La oposición en bloque ha salido a criticar con dureza estas medidas. Gloria Rojas, secretaria general del PSOE de Melilla, ha afirmado que “Es una medida electoralista que sigue en la línea de ver quién es más patriota, de demostrar quién es más español”. Incluso Ciudadanos ha criticado la medida al denunciar que “Lo que está haciendo Imbroda es un brindis al sol para apuntarse el tanto, derechizarse más de lo que está y evitar perder votos contra Vox”. Obviamente no por ninguna simpatia hacia los migrantes y sus derechos, sino por temor a que este asunto sea también una fuente de votos para extrema derecha en el marco del continuo intento de no aparecer en la foto con la formación de Abascal.
Sin duda el más duro en sus críticas ha sido Rachid Bussian, diputado en la Asamblea de Coalición por Melilla, el partido cuya base electoral está entre la población rifeña y musulmana. Este ha denunciado como “El PP está alimentando ese discurso de cuidado, que viene el moro”.
Ceuta y Melilla: Donde el racismo es ley
A pesar de la dureza tanto de las declaraciones como de las medidas adoptadas, no nos deben extrañar, teniendo en cuenta el marco en el que se dan. Ambas ciudades son dos enclaves coloniales que mantiene el Estado español en territorio marroquí desde hace unos 500 años. El interés de mantener la soberanía española radica en los intereses económicos de muchas empresas, que tributan menos impuestos como las del juego (50% menos), el contrabando continuo de productos legales e “ilegales” por la frontera marroquí y en su excelente ubicación estratégica.
Esto hacen que sean la “puerta de entrada” a Europa más al sur y las ciudades del país donde mayor comunidad musulmana. Esto ha sido “azuzado” permanente por el PP, para llevar siempre un discurso duro contra esta comunidad que le ha dado siempre excelentes “réditos electorales”. De hecho, en ambas ciudades lleva gobernando el PP, casi ininterrumpidamente, desde los años 90 del siglo pasado. Además ambos alcaldes-presidentes populares, Juan Jesús Vivas en Ceuta y Juan José Imbroda en Melilla, llevan en su puesto más de 15 años y disfrutan en la actualidad de una cómoda mayoría absoluta.
Este duro discurso permanente se ha traducido siempre en una dura política constante contra los y las inmigrantes o musulmanes residentes. Racismo y exclusión a los niños y niñas en las escuelas, a pesar de muchos ya tener la nacionalidad española, por ser hijos de “ilegales”.
Menores no acompañados, que “prefieren” sufrir los peligros de dormir en la calle, a sufrir los abusos y malos tratos en los centros de acogida. La situación ha llegado a ser tan insostenible que incluso organismos internacionales, como Amnistía Internacional, ha denunciado en sus informes las constantes violaciones de derechos humanos contra inmigrantes y refugiados en la frontera de Ceuta y Melilla.
Hagamos frente a la xenofobia y al racismo institucional
La aparición con una gran fuerza de Vox no ha hecho más que endurecer por derecha, un discurso antiinmigrante o de control absoluto de fronteras que ya estaba presente en gran parte de los gobiernos y partidos políticos del Estado español. En el caso de las 3 derechas (a pesar de las críticas de Ciudadanos Melilla) es muy claro su discurso. Quieren aparecer como los “campeones” de la defensa del territorio español, del control de fronteras, de las políticas que restrinjan al máximo tanto la llegada, como los derechos y libertades de la comunidad extranjera en el país.
En la llamada “izquierda” como el PSOE, a pesar de su aparente discurso menos duro, sus políticas de gobierno lo contradicen. El gobierno de Zapatero, fue el que aumentó la altura de la valla en Ceuta y Melilla, aumentó el número de las “salvajes” concertinas y aumentó el número de efectivos para controlar la llegada de inmigrantes. El corto gobierno de Sánchez, a pesar haberlo prometido, no ha retirado ninguna concertina y ha seguido con la política de “mano dura” (expulsiones en caliente, etc.) de sus antecesor Rajoy.
Por su parte Unidos Podemos ha mantenido a este gobierno a pesar de sus promesas incumplidas y apoyado unos presupuestos que mantenían toda la política restrictiva de control de fronteras en Ceuta y Melilla. Esta política de un gobierno del PSOE, como el “mal menor”, esta falta de respuesta a los ataques continuos y la falta de derechos de los inmigrantes de las burocracias sindicales y organizaciones políticas de la izquierda reformista, son sin duda, el caldo de cultivo del aumento del voto de extrema derecha. Donde la izquierda reformista, y mucho menos los social liberales, no dan respuesta, la da en forma xenófoba y racista la derecha y extrema derecha con su discurso fácil de “la culpa de todo la tiene la inmigración”.
Ante todo esto, nosotros y nosotras como internacionalistas, gritamos bien alto que ¡Ningún ser humano es ilegal! Ante el aumento de las políticas y los discursos racistas y xenófobos la clase trabajadora tenemos que tomar en nuestras manos la defensa de los y las inmigrantes, que son nuestros hermanos y hermanas de clase. Exigimos el fin de los CIEs y las reaccionarias leyes de extranjería, así como la apertura irrestricta de las fronteras a todos los y las inmigrantes y refugiados y que estos, tenga o no contrato, tengan plenos derechos en todos los ámbitos.