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Red Internacional
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Portuarios. Valparaíso: el Paro Portuario sigue con más fuerza y más apoyo

La energía y la iniciativa de la base trabajadora ha sobrepasado todas las expectativas, para sorpresa de la directiva del Sindicato de Estibadores y de las empresas, que desconocen el conflicto

Ricardo Trabajador portuario eventual despedido

Sábado 24 de noviembre de 2018

Una semana histórica

Este fin de semana se cumplen 7 días desde el inicio de una movilización que ha ido más allá de lo que cualquiera se hubiese imaginado respecto de los portuarios de Valparaíso: la base trabajadora de ambos terminales, contra sus propios dirigentes de empresa, mantienen en pie una lucha por mejores condiciones laborales, por bonos compensatorios por la baja cantidad de turnos en el año, y reincorporaciones de compañeros despedidos.

Las empresas y todos sus voceros y representantes en la prensa y autoridades políticas se han dedicado a una pura cosa: mentir y decir que éste conflicto es de un pequeño grupo de “manifestantes”, mientras que “los trabajadores” estarían amenazados por querer entrar a los terminales. En esto coinciden desde la familia Von Appen, el presidente de EPV Raúl Celis, hasta el Intendente Jorge Martínez. Lo cierto es que éstos representantes de las empresas quieren ocultar una cosa a la cual le temen más que a nada: que la mafiosa directiva del Sindicato Nº 1 de Estibadores, dirigida por Roberto Rojas, perdió el control de la base trabajadora, y eso no solamente atenta contra las ganancias de esos magnates, sino que permite que se despliegue y organice la iniciativa y creatividad de todos los portuarios, que por fin pueden reclamar abiertamente contra las condiciones laborales que les afligen, discuten abiertamente sus problemas, encaran a la dirigencia y toman sus propias decisiones de manera masiva y contundente, y no de manera cerrada entre cuatro paredes como les gustaba hacer a las empresas.

Además, los portuarios de Valparaíso están haciendo una profunda experiencia de solidaridad, porque pese a que durante muchos años esa directiva de empresa obligó a todos los trabajadores a convertirse en rompehuelgas durante los paros portuarios nacionales de años anteriores, ahora los demás puertos del país han declarado su apoyo y solidaridad abierta y entusiastamente. Por ejemplo, tanto la Unión Portuaria del Norte como la Unión Portuaria del Biobío ya declararon que no van a recibir los buques desviados desde Valparaíso para ser atendidos en otros terminales. Ese es un método en solidaridad que a las empresas y al Gobierno le causan un profundo temor, ya que pone a la orden del día la posibilidad de paralización de otros puertos, aumentando aún más la crisis política por la que atraviesa la administración Piñera.

Roberto Rojas no halla qué hacer

Este viernes 23, con un Sindicato de Estibadores lleno de gente, se votó unánimemente el rechazo a la propuesta de la empresa (OPVAL) concesionaria del Terminal 2, que consistía en $780.000, mientras que los trabajadores acordaron mantener el monto en $2.000.000. En TPS, a su vez (Terminal 1), la familia Von Appen, que ya se hizo famosa durante el Paro Portuario Nacional del 2013 por pedir un “nuevo Pinochet”, pidió esta vez a través del gerente Oliver Weinreich que la autoridad garantice el orden público. Esto no es ninguna sorpresa, si recordamos que la Cámara Marítimo Portuaria también había pedido represión el año 2013, planteando que en los puertos del país había “piratería” y que debía actuar la Armada.

Una de las mentiras más grandes que usan las empresas, sobre todo para confundir a la opinión pública, es mostrar la cantidad de turnos que un portuario realiza promedio en el mes, y con eso mostrar una tasa de sueldos muy alta, en comparación con el resto de trabajadores del país. Lo cierto es que más de la mitad de esos turnos se realizan en sólo tres meses (la temporada alta de exportación frutícola del verano), mientras que el resto del año los eventuales sobreviven con 4 o 5 turnos al mes, incluso menos. Esa precariedad es la fuente de todo el conflicto. Por otro lado, recordemos que la semana pasada hubo dos accidentes fatales (Huasco y San Antonio), y los últimos dos meses hubo otros dos más (Lirquén y Coronel), demostrando una vez más que se trata de un trabajo de alto riesgo.

Lo cierto es que el conflicto ya se ha ganado la solidaridad de estudiantes (por ejemplo tanto en la UV como en la UPLA se están organizando comisiones de apoyo, acopios, etc.), de otras organizaciones sociales y de lucha (por ejemplo del Cabildo abierto de Quinteros – Puchuncaví, en lucha hace tres meses contra la crisis medioambiental y el asesinato de Alejandro Castro), sindicatos, e incluso la aparición de la CUT regional.

El Frente Amplio, en voz del alcalde Jorge Sharp, sólo ha mostrado preocupación por la industria turística, debido a que ya van dos cruceros que se desvían y no son atendidos en la ciudad. Con esto, más que apoyar a los portuarios sigue entorpeciendo la tarea de lograr que la ciudadanía entienda y apoye a los trabajadores, que durante años no pudieron tener una voz propia y fueron un sujeto invisible en la ciudad.

Es clave mantener y desarrollar esta solidaridad, difundir ampliamente el conflicto, y apoyarlo materialmente. El Gobierno, en plena crisis por el asesinato de Camilo Catrillanca y corrupción generalizada en las FFAA, parece haber perdido sentido de realidad e intenta silenciar todo con pura represión. Sin embargo, sólo ha ocasionado aún más luchas, protestas y rechazo masivo de la población. Por eso, y por la capacidad de lucha de los portuarios, aún no se deciden a reprimir, pero ya adelantaron que pretenden hacer entrar a los terminales a rompehuelgas, con la ayuda de Carabineros. Todo lo que pase será responsabilidad de las empresas y del Gobierno.

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