Días históricos se están desarrollando en el puerto de Valparaíso: los trabajadores de ambos terminales, debido a la baja transferencia de carga, están sin trabajo y sin ingresos, por lo que decidieron exigir a las empresas la entrega de bonos, la reincorporación de trabajadores desvinculados, a la vez que una serie de reivindicaciones debido al despotismo con que son tratados. Todo esto, en contra de los dirigentes de su propio Sindicato, que se han dedicado por años a defender a las empresas
Ricardo Trabajador portuario eventual despedido
Martes 20 de noviembre de 2018
Días históricos se están desarrollando en el puerto de Valparaíso: los trabajadores de ambos terminales, debido a la baja transferencia de carga, están sin trabajo y sin ingresos, por lo que decidieron exigir a las empresas la entrega de bonos, la reincorporación de trabajadores desvinculados, a la vez que una serie de reivindicaciones debido al despotismo con que son tratados. Todo esto, en contra de los dirigentes de su propio Sindicato, que se han dedicado por años a defender a las empresas y transformar el puerto en un reducto rompehuelgas.
Ambos terminales, un sólo puño
A partir del segundo turno del día viernes 16, y del segundo turno del día sábado 17 de Noviembre, tanto el Terminal 1 (TPS) como el Terminal 2 (OPVAL) de Valparaíso se encuentran totalmente paralizados de manera indefinida por parte de sus trabajadores, que exigen a las empresas el pago de bonos compensatorios por la considerable baja de cantidad de turnos que han atravesado los últimos meses, a la vez que mejorar una serie de condiciones laborales. En el caso de OPVAL, además, se trata del pago de un bono derivado de la aprobación de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) que permite la construcción de la ampliación del Terminal 2, cuestión que había prometido la gerencia desde hacía años.
Una de los aspectos más importantes de esta lucha es que se trata de una movilización unitaria y que sobrepasó a sus propios dirigentes, donde se encuentran presentes trabajadores de diversos sindicatos, tales como el Uniport, Sudemp, Auxiliares y Estibadores.
Los trabajadores portuarios se encuentran apostados en campamentos en pleno Muelle Prat, y han recibido el amplio apoyo de la comunidad porteña, a la vez de saludos de fuerza de diversas organizaciones, como la Unión Portuaria, que hasta el momento ha realizado acciones tales como no atender las naves que son desviadas desde Valparaíso.
Contra el trabajo precario
Los famosos "tiempos mejores" de Piñera se pueden medir concretamente en la cantidad de carga transferida en los puertos: en Valparaíso se importa y exporta el cobre, la fruta, el acero, los autos, la tecnología y productos de consumo masivo de toda la zona central del país.
Más del 90% de portuarios en el país trabaja bajo la figura del "contrato eventual", lo cual quiere decir que el contrato termina cuando el turno termina. Son contratos que duran siete horas y media. Con ello no sólo no hay estabilidad alguna, ni antigüedad, ni vacaciones, sino que se nota directamente en el bolsillo cuando la economía deja de importar o exportar, en cualquier rama productiva. Simplemente, no hay carga, no hay pega, y no hay sueldo. Es una de las leyes laborales de la dictadura, creadas únicamente para dividir a los trabajadores de una rama estratégica.
Este sistema entró nuevamente en crisis en el último reducto donde los trabajadores no se habían unido a los demás compañeros del país, Valparaíso, que desde hace años actúa como puerto rompehuelgas, reemplazando a los demás puertos cuando paralizan y atendiendo los buques desviados, debido a que sus dirigentes enarbolan las banderas de la "Paz Social" y le mantienen la casa ordenada a la familia Von Appen, a punta de amenazas, amedrentamiento y despidos.
Los trabajadores portuarios de Valparaíso se cansaron de todo esto, por ello es que la paralización es contra las empresas, y también contra esa directiva.