La directora Nacional de la entidad, Florencia Carignano, manifestó la preocupación del Gobierno. Improvisación del Frente de Todos con las aperturas y cierres, las únicas medidas que toma.
Martes 29 de junio de 2021 12:05
Foto: Florencia Carignano, titular de la Dirección Nacional de Migraciones | Télam
La titular de la Dirección Nacional de Migraciones, Florencia Carignano, reiteró este martes que la decisión de restringir la entrada diaria al país de solo 600 pasajeros desde el exterior por vía aérea tiene que ver con la preocupación del Gobierno sobre la variante Delta del coronavirus y la falta de un control efectivo en el aislamiento del viajero cuando llega a la Argentina.
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"Hace tiempo que venimos advirtiendo de la recomendación de no viajar en este tiempo de pandemia porque pueden surgir situaciones como la actual, que tuvimos que restringir a 600 los pasajeros que llegan por día al país en Ezeiza", afirmó Carignanno en diálogo con radio Continental. Las declaraciones de la funcionaria tienen lugar ante el gran descontento que generó la medida entre la población que se encuentra fuera del país y no puede regresar.
En esa línea, recordó que, "además, la gente, cuando sale, firma una declaración jurada donde acepta que puede haber una reducción de vuelos, y que se hacen cargo económica y sanitariamente de todas las consecuencias, y de las características diferentes que pueda tener su regreso al país". Ante la gran repercusión mediática que tomó la situación, fogoneada más que nada por medios opositores como el grupo Clarín, el Gobierno intenta recargar de responsabilidad a las personas que decidieron viajar mientras estaba permitido.
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También destacó que "las decisiones en pandemia se toman de un momento para el otro porque van apareciendo riesgos todo el tiempo", y recordó que "eso pasó cuando suspendimos el vuelo a Gran Bretaña al aparecer la variante de ese país el año último". Lo que la funcionaria resalta es la improvisación permanente del Gobierno.
Tras meses de la llegada de la segunda ola, en la que sostuvo la actividad económica plenamente activa, las fronteras y la actividad turística abiertas, sin reforzar el sistema de salud, sin nombrar más personal para la primera línea, sin aumentar el presupuesto para que haya más testeos, mejores condiciones de aislamiento, etc, el Gobierno sigue improvisando con medidas de apertura y cierre como si fuera lo único que se puede hacer. El temor es que el esparcimiento de la variante Delta deje sin mayores efectos el avance lento del plan de vacunación en Argentina, única política de gestión de la pandemia con la que el Gobierno busca sumar puntos para la campaña electoral.
La medida que restringe la entrada de nativos o residentes argentinos al país rige en principio hasta el 9 de julio y fue anunciada el pasado viernes, tiene por objetivo reducir la cantidad de gente que ingresa al país del exterior en el contexto de la aparición de la variante Delta que generó rebrotes en varios países como Inglaterra, Israel y Australia.
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La nueva limitación entró en vigencia este lunes. Hasta la semana pasada, la cantidad permitida era el triple: entre 1500 y 1800 pasajeros diarios. El número ahora permitido equivale a 2 aviones comerciales, pero la cantidad de aviones de las distintas compañías que arribarán será mayor, por lo cual deberán utilizar aeronaves más chicas o utilizar sólo una parte de la capacidad del avión.
"Estábamos muy preocupados porque veníamos controlando el aislamiento, y no se cumplía en alto grado en nuestro país, ya que alrededor de un 35 o 40 % no lo observaba", indicó la funcionaria.
En ese marco, puntualizó que "cuando uno ve lo que está pasando en el mundo con la variante Delta, se preocupa aún más, porque en la Argentina estamos vacunando contra reloj, y el ingreso de ese tipo de coronavirus podría retrasar todo el esfuerzo que venimos haciendo los argentinos".
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Insistió entonces que fue "por eso que decidimos ahora tomar cartas en el asunto y, entre las medidas que tomamos, está el cupo de 600 personas diarias".
Pero subrayó que también "se dispuso que las provincias y la ciudad de Buenos Aires se encarguen de dónde hacen el aislamiento esos pasajeros, y deben garantizar el efectivo cumplimiento de la cuarentena".
Precisó además que "es en el aislamiento donde hay que ajustar el mecanismo para que los pasajeros que ingresen cumplan efectivamente los 7 días de cuarentena, y eso es tarea de cada jurisdicción".
Finalmente, apuntó que "si un pasajero da positivo va a un hotel sanitario junto con quienes viajó, y allí quedan hasta que el Instituto Malbrán determina qué tipo de variante lleva el contagio; si el pasajero da negativo debe guardar aislamiento en el lugar que marcó en su declaración jurada durante 7 días.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario