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Red Internacional
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Medio Ambiente. Veganismo al debate: "Es antiespecista y tiene que ser antiimperialista"

Entrevistamos a Nahuel Peña, militante vegano fundador de la agrupación la “Reveldía” para hablar sobre orígenes del veganismo en Argentina, las perspectivas del movimiento, sus reivindicaciones y algunos elementos marxistas.

Jueves 12 de marzo de 2020 01:44

En estos últimos años el veganismo ha venido en ascenso. Según estudios de la UVA (Unión Vegana Argentina) el 9 % de la población argentina es vegana y vegetariana, es decir, aproximadamente 4 millones de personas. Su intervención en la Rural en el 2019, en la que los gauchos agredieron físicamente a sus activistas, tuvo una gran repercusión en los medios, llegando a tener mas de 100 mil búsquedas diarias en las redes. Pero ¿como surgió el veganismo en Argentina?

Nahuel Peña comenzó su activismo por los animales desde joven a mediados de la década del 90’. Allí no había movimientos veganos sino que se encontraban diluidos en las agrupaciones ambientalistas. Nahuel comenta que el activismo ambiental en dicha época se concentraba en “salir a las calles en contra de las multinacionales como Mc Donalds, contra la energia atómica y las contaminaciones en los rios” y que “sin embargo el reclamo del veganismo no era tan especifico y no había una bandera antiespecista“ (ningún animal es superior a otro animal).

El veganismo iba creciendo en los sectores “underground”, donde se podían conseguir textos, libros y films. Nahuel menciona que tenían "mucha influencia de grupos veganos anarquistas o socialistas de España y Brasil”. A finales de 1997, en el conurbano ya existían grupos como GAPLA (Grupo Autogestión Por la Liberaciones Animal de General Rodriguez) y ALA (Acción Liberación Animal de Zarate), quienes se nucleaban en plaza Congreso donde se compartía la información.

Los auges del crecimiento del veganismo tienen una estrecha relación con las crisis económicas y los desastres ambientales. En Sudamérica, a finales de los 90 y luego de la implementación de las políticas neoliberales en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay. También durante las crisis económicas del 2008 y 2015. Ante esas crisis y los desastres ambientales productos del sistema capitalista, permitió al veganismo plantear la problemática de la crueldad animal.

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Orígenes de “Reveldía” y sus perspectivas

Nahuel, oriundo de San Miguel, nos relata que la “Reveldía” se fundó a principio del 2018, como una necesidad de que haya en zona norte, una organización vegana ( es la primera en la zona) ya que el epicentro del movimiento se encuentra en CABA. La agrupación que integra “Alianza x el clima” se define como anti-imperialista, abolicionista, apartidaria e independientes de los gobierno de turno. Consideran a los animales como sujeto de derecho y luchan por ello; siendo sus principales ejes, mantener las reivindicaciones del veganismo-antiespecista y una alimentación de base vegetal sin crueldad animal ( también están en contra del uso de vestimenta, transporte, experimientos con animales y productos de origen animal).

Su fundador nos comenta que “el veganismo tiene puntos en contacto con el feminismo, ya que son abolicionistas y el 70% de su composición militante son mujeres o disidencias.”. A su vez la agrupación junto con “Alianza x Clima” (un frente de 40 organizaciones independientes) participaron en la elaboración de la Ley N° 27520 de “Adaptación y mitigación al cambio climático”y dialogaron con el Ministro de Medioambiente Juan Cabandie a pesar de que se consideran independientes de los gobiernos de turno y críticos del mismo.

¿Por qué las agrupaciones veganas tienen que ser anti-imperiliastas?
Nahuel da cuenta de que el veganismo (ideológicamente) se crea en 1944 en medio de una crisis post-guerra en Inglaterra; cuando no había muchos recursos (alimentarios), y fue creciendo como una reivindicación de derechos no conquistados. Esta doctrina es una ideología filosófica-ética que pelea por la liberación animal y por terminar con su explotación capitalista; por consiguiente al tomar una posición política de que los animales no sean explotados, el vegano es consecuente y no consume productos de origen animal.

Nahuel continua que la sociedad todavía esta "en la etapa de repensar en los animales como animales humanos y no humanos. Entonces los imperios se basan en la explotación para mantenerse. Los veganos no vemos productos para generar ganancias en los animales. El veganismo quiere abolir todo tipo de explotación. Por eso ser liberal y vegano es una contradicción".

El activista advierte sobre los problemas en el neoliberalismo y sus mutaciones como el capitalismo verde, creando así conceptos tales como el de granja ecológica (sin uso de transgénicos) o animales amigables (animales criados para consumo humano diferenciados del resto por su trato “benévolo” en la producción) pero en realidad sigue siendo parte de la explotación.

Para el marxismo, la masiva expansión de la industria capitalista, especialmente desde su creciente globalización en su producción, comercialización y consumo en su fase neoliberal conduce al planeta y a la humanidad a un futuro de catástrofes naturales, escasez de recursos elementales y miserias para la clase trabajadora y populares; entendiendo que en el capitalismo no hay salida a la crisis ambiental global.

- Entonces ¿Cómo combatimos al imperialismo y a sus multinacionales alimentarias?

El 70% de las deforestaciones mundiales son producidas por las transnacionales alimenticias para la pastura y ganadería. Esto conlleva a consecuencias medioambientales nefastas e irreversibles. La desertificación del suelo, las inundaciones, el detrimento de la flora y la fauna autóctona de los lugares donde se llevan a cabo y los daños en la capa de ozono son algunos de los horrorosos ejemplos.

Ahora bien, La propuesta desde Reveldia, nos comenta Nahuel, es buscar una alimentación sostenible a través del fomento de las economías locales y nacionales, apostando a la producción agroecológica. Por eso la solución no está en consumir productos de las multinacionales que genera ingresos con la soja industrial (alimentos de soja para ganado), ya que es una trampa del capitalismo verde porque no es sostenible en el modelo económico argentino. Apuntan a que las personas puedan tener acceso a las verduras y frutas de calidad, que no estén contaminadas, peleando por una economía sustentable, además de luchar por los derecho de los animales.

Para los marxistas, para que funcionen las economías locales y regionales, y frente a una perspectiva absolutamente irracional a la que nos aboca el capitalismo, es evidente la necesidad de tomar medidas drásticas y urgentes. Y estas solo pueden venir de una planificación racional de la economía mundial; o como diría Marx, mediante “la introducción de la razón en la esfera de las relaciones económicas”. Es necesario desplegar un programa transicional orientado hacia una completa reorganización racional y ecológica de la producción, la distribución y el consumo. Y esto se puede lograr comenzando con la organización desde abajo. Por ejemplo en Mendoza, la juventud, los trabajadores, el pueblo mendocino, las agrupaciones medioambientales que pusieron un freno a las reformas de la ley 7722 impulsada por el PJ y la UCR que permitía la megaminería de forma contaminante, mostraron que el camino es la organización desde abajo, en las calles, confiando en sus propias fuerzas y no en los gobiernos que solo defienden los intereses de las multinacionales extractivistas.

En este sistema, las demandas de la liberación animal solo podrán ser llevadas a cabo, si se analizan las condiciones históricamente especificas en la que tienen lugar la explotación de los animales y que cambios sociales son necesario para ponerle fin. La historia y la lucha de clases demuestra que la clase dominante para obtener ganancia explota a las clases oprimidas y también se beneficia de los animales y de la naturaleza. En el capitalismo, los animales son propiedad privada que se encuentra a disposición de la producción capitalista. La brutalidad y el sufrimiento de los animales es consecuencia de las ganancias de los empresarios. Para, terminar con ello, es necesario atacar las ganancias de este sector ya que el enemigo de los animales tanto como la clase trabajadora es el capitalismo.