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EXTRACTIVISMO. Alberto, Liz Solari y Paul McCartney: "aclaraciones" presidenciales sobre el acuerdo porcino

En su primera declaración sobre el tema, Fernández intentó explicar su foto con Liz Solari y hasta bromeó para embarrar la cancha sobre los severos cuestionamientos a las granjas industriales de cerdos que insiste en instalar en Argentina.

Valeria Foglia @valeriafgl

Miércoles 6 de enero de 2021 15:00

“Si me lo traés a Paul McCartney y me toca ‘Blackbird’ en el despacho, yo no como más carne”. Con una liviandad que roza la provocación, Alberto Fernández se permitió bromear en conversación con Ernesto Tenembaum en Radio con Vos sobre el contenido de su encuentro con Liz Solari y la Unión Vegana Argentina a fines de noviembre, cuando le llevaron medio millón de firmas contra el acuerdo con China para instalar megafactorías de cerdos en distintos puntos del país.

Desde mediados del año pasado distintos sectores de la población enumeran todas las objeciones sanitarias, económicas, sociales y ambientales de la instalación de megafactorías porcinas, lo que coloca al reclamo un paso más allá del respetable cuestionamiento de uno de los sectores que integran el espacio al consumo de carne.

Ante la pregunta de Gustavo Grabia, el presidente quiso aclarar “esa foto” para que ningún desprevenido interprete un apoyo a la lucha contra una de las formas de extractivismo que impulsa su Gobierno. “Cuando usted se saca una foto con la Unión Vegana Argentina”, atinó a decir el periodista, que fue rápidamente interrumpido por Fernández: “Ah, esa parte, esa parte… Sería muy bueno que, además de ver la foto, vieran el comunicado”.

El presidente intentó dar las explicaciones de rigor, pero desde el comienzo incurrió en una falsedad: la audiencia se la concedió a Liz Solari, no a la “ONG vegana” a la que hace mención. Fue la actriz y modelo, que impulsó una de las peticiones contra el acuerdo en la plataforma Change.org, quien decidió ir acompañada de Manuel Martí, presidente de la Unión Vegana Argentina. Almuerzo, urna con consigna contra el acuerdo porcino, comunicado semanas después y el resto es historia.

Aunque a poco de conocerse la foto y el revuelo en redes sociales, Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, ya había aclarado que las tratativas con China gozaban de buena salud, tras largos meses de esquivar el tema en público al presidente no le quedó otra que pronunciarse. “Colectaron quinientas mil firmas en contra de la producción porcina en Argentina y entendí que debía recibirlos”, expresó Fernández, falseando a su vez el contenido colectivo del reclamo y las principales objeciones al respecto, ligadas al potencial pandémico de los megaproyectos de industrialización animal, las toneladas de desechos diarios que producen miles de cerdos hacinados en feedlots, la contaminación del aire, el agua y el suelo, la proliferación de vectores de enfermedades, el consumo de millones de litros de agua por día en zonas de emergencia hídrica, además del perjuicio a los pequeños productores.

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“Ellos muy correctamente hacen un comunicado de prensa y en ningún momento dicen que yo haya dicho que no íbamos a hacer acuerdos de producción de carne porcina con China”, aclaró Fernández. “Sí les garanticé, y sí lo voy a hacer, es que cualquier proyecto de producción porcina va a respetar las condiciones medioambientales necesarias que garanticen una buena producción”, enfatizó el también impulsor de la “minería sustentable”, resistida en provincias emblemáticas de la lucha antiextractivista y en defensa del agua y los bienes comunes.

Su Gobierno nunca dijo cómo va a cuidar el aspecto ambiental (y mucho menos habló de efectos sanitarios y económicos de estos enormes complejos), no convocó a especialistas ni realizó estudios de impacto ambiental en torno a proyectos que involucran a decenas de miles de cerdos por cada granja (solo en Chaco, con el acuerdo firmado por Capitanich, se instalarán tres megacomplejos de cinco granjas cada uno).

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Recientemente, antes de asumir como nuevo embajador en China tras la salida poco decorosa de Luis María Kreckler, Sabino Vaca Narvaja se reunió con directivo de compañía china para avanzar en detalles sobre las “granjas inteligentes” de diez mil "madres", el eufemismo que encontraron para presentar el hacinamiento monstruoso de ganado porcino con técnicas intensivas como algo “moderno” y “ecofriendly”. En tanto, la defensa que ensayó Juan Cabandié, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, se basaba en que las megagranjas traen dólares al país.

“Era una urna, no un cartel”, aclaró Fernández ante el planteo de los periodistas a propósito de la inscripción que decía claramente “No al acuerdo porcino con China”, con la cual posó sonriente junto a Solari y Martí, despertando las más variadas críticas. “Y está bien, está bien… ¿Cuál es el problema?”.

Aunque este plan ha causado repudio en mucha más gente que las quinientas mil personas que habían firmado la petición online, Fernández contó en tono jocoso los entretelones de la charla en Casa Rosada: “El presidente de esta ONG, que son todos veganos, obviamente, ¿no?, me recomendó que yo deje de comer carne, cosa que a esta altura me cuesta…”. Inesperadamente, el ex-Beatle fue mencionado en la conversación: “El presidente de esta ONG me había comentado que Paul McCartney era vegano y que trabajaba mucho por el movimiento vegano. Y yo le dije: ‘Bueno, mirá. Si me lo traés a Paul McCartney en el despacho y me toca «Blackbird» en el despacho, yo no como más carne’”, lanzó el mandatario con tono canchero.

“Esa es mi máxima aproximación a los veganos. No pasó más que eso”, cerró Fernández. Lo cierto es que las objeciones provienen de ámbitos variados: la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones surgida de las movilizaciones contra el acuerdo porcino a nivel nacional reúne a centenares de organizaciones antiespecistas, veganas, culturales, socioambientales y de la izquierda que en forma inédita se unieron contra el avance extractivista de su Gobierno. Se realizaron festivales, movilizaciones, semaforazos, campañas publicitarias, charlas, debates y un grupo de especialistas y científicos publicó un libro que rebate diez mitos sobre el memorándum de entendimiento con China.

A diferencia de "Blackbird", no sabemos cómo suenan las megagranjas porcinas. Lo que sí es seguro es que huelen mal, muy mal. A la comunidad maya de Kinchil, en el estado de Yucatán, México, no le queda ninguna duda al respecto.

Este jueves se estrena Una laguna negra, sobre el desastre de las megagranjas porcinas en Yucatán