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Red Internacional
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ESPECIAL ENTREVISTAS. Verónica Landa: “Hace falta una izquierda anticapitalista con independencia de los partidos del régimen”

Militante de la CRT y periodista de Izquierda Diario, fue denunciada en 2018 por el jefe superior de la Policía Nacional en Catalunya. Su visión del actual escenario político, las elecciones del 10N, la candidatura de la CUP y los retos de la izquierda anticapitalista.

Arsen Sabaté

Arsen Sabaté Barcelona | @ArsenSabate

Viernes 4 de octubre de 2019

ID: Este jueves fuiste parte del acto en conmemoración de la huelga del 3 de octubre. A dos años de aquella gran huelga, ¿cuál es tu visión sobre el actual escenario político y la lucha por el derecho a decidir?

Realmente fue un placer ser parte de un acto para recordar la jornada más importante del otoño de 2017 junto al 1 de octubre. Aquel día creo que quedaron claras muchas cosas. Por un lado, que la clase trabajadora no era ajena a la lucha por el derecho a decidir y contra la represión, que con su participación en el centro, con sus métodos de lucha, se podía poner en jaque al Régimen del 78. Tanto es así que el mismo Rey tuvo que salir a llamar a filas a todos los partidos e instituciones del régimen para lanzar de forma unánime la escalada represiva que aún perdura. Por el otro, que con la dirección procesista era imposible hacer efectivo el resultado del 1-O y mucho menos construir una república catalana de los trabajadores, trabajadoras y sectores populares. Trataron de transformarla en una “aturada de país” de acuerdo con la patronal para obstaculizar los procesos de autoorganización que se estaban dando en barrios y centros de trabajo. Y sobre todo en las semanas siguientes hicieron todo lo posible para desactivar la movilización, reducir todo a una desobediencia institucional impotente y evitar toda resistencia a la ofensiva del Estado. Si aquellas jornadas algo demostraron, es que con esos compañeros de viaje no vamos a conseguir nuestros objetivos, ni ejercer el derecho a decidir, ni poder decidirlo todo, incluido cómo resolvemos los grandes problemas sociales, afectando los intereses y privilegios de los grandes capitalistas.

Justamente esa escalada represiva que mencionas ocupó un espacio muy importante en el acto de ayer Se realizó a una semana del envío a prisión de los 7 miembros de los CDR y seguramente a días de que salga la sentencia del Supremo ¿Qué significado le das a toda esta ofensiva?

Así es, estamos ante un curso autoritario brutal, que tiene como punta de lanza la represión contra el independentismo catalán. Pero esto es solo la punta del iceberg. Llevamos años viendo casos en todo el Estado que son verdaderos montajes; operaciones como Pandora Araña o el caso de Alfon. Twiteros, periodistas o raperos a juicio o condenados por criticar al Rey, la represión o hacer chistes. A mí me denuncia después del 1-O el entonces Jefe Superior de la Policía Nacional en Catalunya, solo por escribir un artículo en el que mencionaba el caso de la muerte de un detenido de la que fue responsable en 1974 y de la que salió impune.

En este contexto, la sentencia hacia los presos políticos catalanes, que será dura, viene a marcar un precedente de peso para seguir y profundizar ese curso.

¿Cuál es la respuesta que desde la CRT consideráis que habría que dar?

Creo que hace falta una respuesta a la altura. En Catalunya se están organizando marchas en carreteras y hay una huelga convocada para el día 11 de octubre por la IAC y la CSC. Creemos que esta convocatoria debería ser tomada por toda la izquierda sindical, como pasó el 3O, y exigirles a las direcciones de los sindicatos mayoritarios que dejen de ser los bomberos del Régimen. Puede que así sectores de base, secciones sindicales o comités de empresa también se podrían sumar. Y para hacerla posible, que se convoquen reuniones y asambleas desde ahora mismo en los centros de trabajo, para que sea un éxito. En las universidades igual, creo que los sindicatos estudiantiles deberían ya empezar a preparar una respuesta contundente del movimiento estudiantil. Hay que poner en pie un fuerte movimiento antirrepresivo aquí, pero también en el resto del Estado. Si esto último hoy no existe con fuerza, es responsabilidad de Unidas Podemos, que deberían estar a la cabeza y no mirando para otro lado o incluso aceptando el liderazgo del PSOE en la cuestión catalana para entrar en el gobierno.

En este contexto político se van a producir las elecciones del 10N. Esta vez hay una novedad importante en el mapa catalán y de la izquierda, ya que la CUP ha decidido presentarse ¿Cómo lo valoráis?

Muy positivamente. Desde la CRT para el 28A nuestra posición fue que sería muy bueno que la CUP y otros sectores de la izquierda en el Estado, como Anticapitalistas, se propusieran empezar a construir un espacio a la izquierda de Podemos, más allá de las diferencias que podamos tener con ambas organizaciones. No estamos todavía en este punto, pero que la CUP se presente ya es auspicioso. Por un lado, porque lo hace sobre tres ejes que son progresivos y que compartimos: la defensa del derecho de autodeterminación, la amnistía y una defensa general de los derechos sociales. Pero sobre todo porque lo hace con el discurso de impugnar los intentos del PSOE de cerrar por arriba la crisis de Régimen. En este punto creo que es un cuestionamiento de hecho a lo que viene diciendo y haciendo la izquierda del resto del Estado. Unidas Podemos o los Comunes aquí han logrado que no quede casi nada del cuestionamiento al bipartidismo del que nació el 15M. Han restaurado al PSOE con su política de buscar el cogobierno o darle el apoyo en las Cortes para “frenar a la derecha”, como proponen los compañeros de Anticapitalistas. El PSOE ni es de izquierdas, ni progresista, y lo que hace falta es una izquierda que no caiga en la lógica del mal menor, mantenga una independencia política de todos los partidos del régimen y levante un programa anticapitalista. Ese es el reto que creo que tiene planteado la CUP y también la izquierda anticapitalista del resto del Estado. Desde la CRT seguiremos insistiendo en que es clave avanzar en construir un polo así, como el que por ejemplo existe en Argentina con el Frente de Izquierda y los Trabajadores.

Dices que esta candidatura implica un cuestionamiento a la izquierda que solo ve como horizonte ser subalterna del PSOE ¿Y en relación con las direcciones procesistas?

Respecto a la parte que está más dispuesta a aceptar el nuevo marco represivo también. Me refiero a ERC, que está entregada a darle el gobierno al PSOE, retomar un nuevo encaje autonomista y esperar a que con el tiempo la represión deje de golpearles a ellos, sin descartar posibles indultos. Pero también incluso a JxCat o Puigdemont, que mantienen un discurso más de sostener la tensión, pero en los hechos siguen administrando una autonomía recortada, usando los Mossos contra la izquierda independentista y aprobando leyes neoliberales como la Ley Aragonés.

La idea que está planteando la CUP, acerca de que es clave desarrollar fuerzas en las calles, los movimientos sociales y demás, y vincular la lucha democrática con la lucha social, creo que va también a favor de no reeditar alianzas como las que hubo en el pasado con la dirección soberanista. Partidos como JxCat y ERC que, a la vez que se preparaban para que no hubiera “desborde” y reconducir todo a lo institucional, seguían siendo el ariete de las políticas de ajuste y ataques en Catalunya. Aunque esto para nosotros es contradictorio con mantener la expectativa de recrear la unidad del bloque soberanista con los mismos partidos que hicieron lo que hicieron en 2017. Por otro lado, la idea de que hay una relación armoniosa entre la lucha por abajo y la desobediencia institucional demostró en 2017 que termina dejando la última palabra en esas instituciones, cuya desobediencia se desvanece cuando intervienen los jueces, la policía o el Senado del 155. Contra esas fuerzas materiales del Estado burgués, solo se pueden oponer otras fuerzas materiales, que de parte de los de abajo son las huelgas, movilizaciones y la autoorganización. Y éstas fuerzas solo pueden generarse desde la total independencia política de los partidos históricos de la burguesía y pequeñoburguesía catalana, que como hemos visto en otros momentos de la historia tienen mucho más miedo a una revolución por abajo que a sus propios verdugos o carceleros del Estado.

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