El pasado 20 de enero, Alicia (nombre de protección) decidió visibilizar su lucha por justicia luego de ser violada por un sacerdote en San José de Chiquitos. Hoy sufre de amedrentamiento de parte de la Iglesia y otros sectores de poder político y económico, que pretenden dejar en impunidad un nuevo hecho de violencia machista. Frente a estos hechos, desde organizaciones y colectivos de mujeres e independientes se convoca a un mitín para el miércoles a las 10:30 en la Plaza de las Culturas.
Lunes 27 de enero de 2020
Foto: Redes Sociales
Los abusos de poder de la iglesia así como los alarmantes números de víctimas de violación y pedofilia (pederastia) han sido una constante en el transcurso de nuestra historia. La alianza Iglesia y Estado crea una coraza de protección e impunidad en favor de quienes cometen estos actos. A pesar de que Bolivia es constitucionalmente un Estado Laico, la Iglesia ha mantenido su poder y ha continuado gozando de impunidad, sirviendo como refugio a aquellos curas que tienen denuncias por situaciones de este calibre, permitiéndoles no solo ejercer su “vocación” de la forma más aceptada sino que evitando además a toda costa denuncias penales y “escándalos” públicos.
El caso de Alicia (nombre de protección) es un claro ejemplo de esto. El pasado 20 de enero, esta víctima de violación, acoso y hostigamiento comenzó a visibilizar su lucha por justicia. Alicia es misionera en la iglesia de San José de Chiquitos hace más de 8 años como parte del Instituto Verbo Encarnado. Esta institución, que tiene numerosas denuncias a nivel internacional tiene como integrante a José Paz, quien fue denunciado por violación hace dos años atrás por Alicia, momento en que comenzó un verdadero calvario para ella.
No solo ha visto cómo diversas irregularidades legales han empeñado el caso, negándole desde el básico derecho a buscar justicia, sino que ha sido revictimizada de formas solo brutales, por el agresor y grupos de poder vinculados a la Iglesia. Según ha denunciado, este sacerdote extorsiona a la víctima con fotos que le tomó estando ella en un estado de inconciencia al que la indujo de manera forzada. Señala además que la insistencia para que cese con la denuncia, llega al punto de amenazarla con hacer daño a quienes le brindan apoyo en el pueblo de San José, amigos y conocidos que por demandar justicia para la víctima son marcados y amedrentados en este pueblo.
A ello se suman las agresiones de grupos de poder económico y político muy cercanos a la Iglesia que no han cesado de desprestigiar a Alicia en favor de su agresor, con el fin de proteger con impunidad la imagen de una institución estructuralmente patriarcal. Instancias como las “damas del comité de San José de Chiquitos” hostigan a Alicia para que cese de hacer público el hecho, aludiendo al discurso de preservar la integridad e imagen turística que tiene el pueblo, deslegitimando su palabra puesto que se trata de la palabra de un sacerdote contra la de una mujer.
La familia de Alicia denuncia que acudieron al propio Cardenal, Toribio Ticona, quien al inicio habría dado su apoyo, pero posteriormente retrocede señalando que Paz se habría confesado y que fue absuelto por la Iglesia; según Ticona Dios habría perdonado al violador, entonces nada más importa para la víctima. No dejó de pronunciarse el obispo Robert Herman Flock en un comunicado público, nada más y nada menos que para acusar a la víctima por supuestas calumnias, mientras trata de tallar la imagen del violador como si se tratase de un mártir. El sacerdote José Paz habría sido enviado a Argentina tras la explosión del caso, lo que demuestra nuevamente el curso de impunidad que quiere sellar la institución eclesiástica sobre un caso más.
“Nunca me había imaginado que ser víctima de violación era tan terrible, pero no voy a parar hasta conseguir justicia por mí y por todas las Alicias”, señala la víctima. Alicia se atrevió a no callar, intentando sostener su denuncia pese a la terrible exposición que está implicando para ella.
Diversas organizaciones de mujeres hoy se encuentran apoyando a la víctima de esta brutal cadena de hechos. Ninguna confianza se puede depositar en un Estado que está casado con los intereses de la Iglesia, antes bajo el gobierno del MAS y ahora con especial peligro, con la autoproclamada presidenta Añez como miembro del grupo religioso retrógrada #ConMisHijosNoTeMetas y con el hecho bochornoso del retorno de la biblia al palacio de la mano de militares y policías. Se anuncia una movilización para el miércoles 29 del presente mes por justicia para este caso emblemático bajo la consigna #AliciaNoEstásSola, contra la violencia sexual, la impunidad, la revictimización y el matrimonio Estado-Iglesia que no permite encontrar justicia en este y otros casos.